«Pompidú», obra escrita y dirigida por Catalina Piotti, tiene por hilo conductor a la esquizofrenia pero también al amor. Protagonizada por José “El Purre” Giménez Zapiola y Malena Ratner, más la participación estelar de Eugenia Bonel, arriba este jueves 9 al escenario del Teatro General San Martín.
«Pompidú» es una historia de un amor nacido de las alucinaciones que padece Érica -Malena Retner- una talentosa artista plástica que padece esquizofrenia, enfermedad que la llevará a lugares donde la realidad y la ficción darán lugar a la aparición de Inti, un personaje inexistente que es fruto de su enfermedad mental.
Al cuidado de su tía Susana, encarnada Eugenia Bonel, Érica irá atravesando diferentes situaciones acompañada de este curioso personaje «Inti» interpretado por José “El Purre” Giménez Zapiola, su pareja en la vida real.
La obra ofrece un universo único, donde estos tres personajes irán transitando situaciones límites, y mostrando una de las aristas que presentan las enfermedades mentales y cómo éstas insiden en el entorno cotidiano del enfermo y sus relaciones más cercanas.
A los 24 años, «El Purre» tiene una vasta trayectoria en teatro, televisión y cine para jóvenes. Ha participado en las series “Kally’s Mashup” ,de Nickelodeon, “Once” y “Go! Vive a tu Manera. En cine partició en “Barrefondo”, dirigido por Jorge Leandro Colas, y «Tú», de Amin Yoma. En teatro se destaca su trabajo en «La Reina del pabellón», «Entrevistas 2.0», «Orguyo», «Ludo» y «El regreso del joven príncipe».
En diálogo con Télam, José “El Purre” Giménez Zapiola comentó el desafío de ser parte de una obra compleja, desafiante tanto para los actores como para el público.
– ¿Qué es «Pompidú»?
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-«Pomipdú» es una obra donde Érica (Malena Retner), la protogonista, padece de esquizofrenia, y está al cuidado de su tía Susana (Eugenia Bonel). Abordamos esta patología y cómo la sociedad la entiende a veces como «locura»; entonces se nos presenta un abanico enorme de posibilidades. La locura es muy personal y cada paciente la transita por diferentes caminos.
Tuvimos la posibilidad de hablar con una psiquiatra, algo fundamental, en especial para Malena, quien está frente al desafío más grande de su carrera actoral.
-Tu personaje, Inti, es parte de una alucinación de Érica, ¿Qué vamos a ver en él?
-Mi personaje viene a desafiar al público, y también a la sociedad porque plantea verdades. Todavía hoy, después de tres meses de ensayo, me siguen cayendo fichas. El otro día me pasó que en una escena en la que no estoy tan presente, me quedé mirando a las chicas y el texto me seguía interpelando. Es muy fuerte como actor cuando te pasa eso.
-Estamos hablando de un personaje muy complejo…
-La complejidad de Inti es que tiene dos matices muy marcados, cuando ensayábamos la directora me decía: «Tenés que ser un dulce de leche para que la protagonista compre eso'». Érica y la gente tienen que sentir eso, no se puede ver el lado oscuro en ciertos momentos. Aunque a veces hay que pivotear hacia el otro lado y mostrar la otra cara, que llega a poner en riesgo a Érica.
Para uno como actor está buenísimo poder encarar un personaje así. Inti solo existe en la imaginación de Erica, entonces cuando hay escenas en la que están Erica y Susana, yo solo existo para ella, sobrevuelo, soy esa rebeldía que le habla al oído a Erica todo el tiempo, producto de sus alucinaciones, Inti no es una elección, es parte de su enfermedad mental, no podés darle un corte abrupto, sucede. Erica, por momentos, es conciente de esto. Muchas veces ella deja de lado su medicación para aferrarse a esa alucinación que es Inti, lo que muestra que a veces no nos queremos hacer cargo de lo que nos pasa, nos ponernos en peligro, nos lastimamos.
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-El tema de la salud mental y las tantas maneras de abordarla es central en la obra.
-El personaje de la tía Susana representa cómo las personas asumimos los miedos en la vida -en este caso una enfermendad mental- o las anestesias que los propios humanos consumimos para tapar o los miedos o el pasado- A todos nos pasa alguna vez, todos negamos algo que nos toca vivir.
En la obra se demuestra cómo una persona que sufre esquizofrenia puede reinsertarse en la sociedad y no quedarse afuera o en los márgenes, como suele suceder.
Fuente: Télam
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