Más de cien cubistas de diferentes países de Latinoamérica participaron este domingo en la sede de la Universidad Torcuato Di Tella en el barrio porteño de Núñez del campeonato argentino de Cubo Mágico, considerado el juguete más vendido de la historia.
El torneo fue organizado por la Agrupación Speedcubing Argentina que se encarga de la planificación de las competiciones de esta actividad en todo el país y que se encuentra bajo la órbita de la Asociación Mundial del Cubo (WCA), responsable de organizar los campeonatos a nivel mundial y de registrar los récords que se desarrollan en las diferentes categorías.
Personas de todas las edades se acercaron hasta la Torcuato Di Tella para desafiar, no sólo a otros competidores, sino también para lograr récords personales.
Gael Lepeyre, cubista y dueño de varios récords a nivel latinoamericano y mundial en esta actividad, contó a Télam que «el nivel de esta competición es realmente increíble, porque vinieron los competidores más importantes de Latinoamérica, lo cual eleva la exigencia del torneo».
En este certamen, que se desarrolló durante este fin de semana, participaron competidores de Colombia, Perú, Uruguay, Brasil y Venezuela.
Según Leandro López, dueño de varios récords en la categoría Megaminx, un rompecabezas tridimensional de tipo mecánico similar al cubo mágico, pero con forma de dodecaedro regular, «la principal dificultad que tiene un cubista es la impaciencia, aunque esto se reduce después de respirar profundamente”.
«Armar un Cubo Rubik te genera una satisfacción muy grande, aunque inmediatamente uno tiene el reto interno de volver a armarlo rápidamente», dijo Lepeyre, quien tiene 15 años y fue uno de los organizadores del torneo.
En la competición, cada mesa estaba integrada por dos jugadores, que eran controlados por dos árbitros que cronometraban los tiempos de armado que luego quedaban registrados en una planilla.
En el torneo se disputaron competencias de las modalidades 3x3x3, Pyraminx (rompecabezas mecánico con forma de tetraedro), Clock (rompecabezas de dos caras, cada una de las cuales consta de nueve relojes), Skewb (rompecabezas mecánico tridimensional) y Megaminx.
«Conocí al Cubo Rubik en 1981 y en ese momento era un furor entre los jóvenes que se vieron atraídos por ese objeto de colores que se movía de un lado a otro», rememoró Javier Rossi, cubista de 56 años y uno de los más experimentados del torneo.
De acuerdo a lo admitido por varios competidores de esta disciplina, hay varios factores que inciden en el armado de un Cubo Rubik: la memoria, la velocidad y la técnica, la concentración, la relajación y la paciencia.
«El principal atractivo del Speedcubing reside en que uno no solo compite con una persona, sino también con uno mismo porque uno está concentrado en superarse a sí mismo y armar el cubo en el menor tiempo posible», afirmó Federico Da Fonseca, cubista de 20 años de la localidad matancera de Lomas del Mirador y campeón sudamericano de Speedcubing en la categoría Skewb.
Y destacó: «Antes de empezar con el Speedcubing, me costaba concentrarme y estudiar para los parciales, aunque casualmente, después de comenzar a practicar esta disciplina, me di cuenta de que con solo prestar atención en una clase y repasar un poco los textos podía estudiar bien para los exámenes».
El original rompecabezas fue inventado en 1974 por Erno Rubik, un escultor y profesor de arquitectura de la Universidad de Budapest, Hungría.
Es el juguete más comercializado de la historia, con más de 350 millones de ventas.
Fuente: Télam
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