Primero fue el @, después la x, ahora la e. Una lengua fugitiva y expansiva se planta como antídoto a aquella que borró a la mitad de la población y rompe el binarismo del todos y todas: el lenguaje inclusivo. No es obligatorio, ni hay sanciones por no usarlo pero preguntate ¿por qué tanta resistencia a usar la palabra “presidenta” y tan poca a “sirvienta”?
Fuente: Télam
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