La muerte de Jim Morrison, ocurrida el 3 de julio de 1971, fue el innecesario y tardío último acto de un proceso iniciado exactamente dos años antes, con el fatídico deceso del miembro fundador de The Rolling Stones Brian Jones que, junto a otra serie de eventos desafortunados, sellaron el derrumbe total del “sueño hippie”.
En ese lapso exacto de dos años también se produjeron los fallecimientos de Jimi Hendrix y Janis Joplin –todos ellos además a los 27 años, lo que dio origen a una infausta leyenda que aún hoy misteriosamente sigue sumando nombres-, y la disolución de The Beatles, el grupo que había definido a la revolucionaria década del `60.
Hacia 1971, los jóvenes que habían abandonado sus hogares para sumarse a la vida en comunidad deambulaban perdidos por San Francisco”
También se había producido el asesinato de una puñalada a un joven negro durante un concierto gratuito de The Rolling Stones en Altamont, en diciembre de 1969, a manos de la pandilla “Hell´s Angels”, contratados paradójicamente para brindar seguridad al público; en un hecho que marcó el ingreso de la violencia explícita a los recitales de rock.
Hacia 1971, además, los jóvenes que habían abandonado sus hogares para sumarse a la vida en comunidad deambulaban perdidos por San Francisco y otras zonas de California producto de excesos en el consumo de drogas -y en muchos casos desarrollaban patologías peligrosas para el resto de la sociedad-, o habían optado por una vida más convencional.
La noticia de la muerte de Morrison fue una especie de fantasma que regresó cuando “el verano del amor y las flores” era solo un breve y agridulce recuerdo”
Led Zeppelin se ocupó de graficar bien esta realidad en su canción “Gone to California”, editada ese mismo año en su disco “Led Zeppelin IV”.
Pero si esta composición daba cuenta de las ruinas, el final del “sueño hippie” había sido anunciado sin querer por John Lennon, cuando pronunció la frase “El sueño se terminó” en su tema “God”, del año anterior; a pesar de que en realidad intentaba referirse con eso a la separación de su antigua banda.
Por eso, la noticia de la muerte de Jim Morrison fue una especie de fantasma que regresó cuando “el verano del amor y las flores” era solo un breve y agridulce recuerdo, para agitar una vez más la sensación de decepción por haber perdido una oportunidad única e irrepetible de una vida mejor para toda la humanidad.
Tan desajustada a su tiempo fue esa muerte como la imagen pública proyectada por Morrison durante su reinado en pleno apogeo hippie.
Fuente: Télam
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