La 17ma. edición del Santiago Festival Internacional de Cine, Sanfic, que se realizará en la capital chilena entre el 15 y el 22 de agosto, dedicará una retrospectiva a la obra de la argentina Ana Katz, quien en diálogo con Télam adelantó que el foco “me genera mucho agradecimiento y es un honor que me da mucha alegría”.
La cineasta, además, será parte del jurado de la Competencia Internacional de la muestra, que este año se realizará de manera online y gratuita.
Las seis películas que forman parte de “Retro Ana Katz” son la inédita “El perro que no calla” (2021) exhibida en los festivales de Sundance y Rotterdam donde obtuvo el premio Big Screen Award y que la directora espera “con muchas ansias y mucha ilusión el momento en que se pueda presentar en Argentina”; a las que se suman “Sueño Florianópolis” (2018); “Mi amiga del parque” (2015), exhibida en los festivales de Málaga y Sundance donde fue premiado el guion; “Los Marziano” (2011); “Una novia errante” (2007), ganadora del Premio Cine en Construcción del Festival de Cannes; y “El juego de la silla» (2002).
Cabe destacar que esta edición del Sanfic, que tendrá como invitado destacado al actor español de origen alemán Daniel Brühl con su opera prima “Nebenan”, además de Katz muestra una importante presencia argentina en casi todas las secciones.
«Ver películas en este festival online es agridulce porque me llevo bien con la tecnología, me gusta lo que veo, me emociono, pero de todas maneras la experiencia de ir al cine es incomparable».”
Ana Katz
Se verán “Retiros (in)voluntarios”, de Sandra Gugliotta (Directoras en Foco); “Implosión”, de Javier Van de Couter y “El cuento del tío”, de Nacho Guggiari (Visiones del Mundo); “El universo de Clarita”, de Tomas Lipgot y “Primero enero”, de Darío Mascambroni (Sanfic Educa); y la participación en coproducciones como “Un lugar llamado dignidad”, de Matías Rojas Valencia, y “Karnawal”, de Juan Pablo Félix, ambas de la Competencia Internacional.
Télam: ¿Una retrospectiva con tus películas en el Sanfic te hace reflexionar sobre a dirección que fue tomando tu obra a través de los años?
Ana Katz: Que el Sanfic haga un foco sobre mi trabajo me genera mucho agradecimiento y es un honor. Y cuando sucede que se hacen retrospectivas de mis películas quizás lo que más me asombra es cuando escucho a los espectadores que hacen dialogar a las películas entre sí, eso me conmueve y me sorprende, porque aparece un universo de comparaciones, de tonos, de colores de los cuales no soy muy consiente porque acompañan el devenir de mi crecimiento y de mi vida, por lo cual es como poder tener una imagen en donde se ve todo a la vez, el pasado, el presente y el futuro.
T: El foco en tus películas incluye “El perro que no calla”, que viene recorriendo el mundo. ¿Cuál es el eje del relato y cuáles son tus expectativas para cuando se estrene en Argentina?
AK: Espero con muchas ansias y con mucha ilusión el momento en que la película se pueda presentar aquí, es una película que me conmueve mucho que fue hecha por todo el equipo con mucho amor y dedicación. Viene realizando un periplo impensado y enorme por muchos festivales como el Sundance y Roterdam, con varios premios muy lindos.
“El perro que no calla” es sobre la historia de Sebastián, que está interpretado por mi hermano Daniel Katz, un hombre muy especial dentro del contexto de lo que pide la sociedad, y el puntapié de la historia tiene que ver con que tiene que ir a trabajar y la perra que se queda en la casa llora. Eso es un problema para el entorno, un problema que Sebastián tiene que enfrentar. A raíz de eso se desarrollan muchas preguntas, que es con lo que más me gusta jugar, preguntas que tienen que ver con el espacio de la vulnerabilidad de los varones, el espacio para la posibilidad de cuidar a otros o a otras, ya sea a personas o a un animal. Fue filmada en blanco y negro con actores que admiro muchísimo, como Valeria Lois, Julieta Zylberberg, Carlos Portaluppi y para mi es muy especial que la música haya sido compuesta por Nicolás Villamil, que fue le músico de la mayoría de mis películas y obras de teatro y que ya no está, es su último trabajo y es de una belleza enorme.
La verdad es que la película viaja solita y me parece que le da cierto encanto que aún en la enorme dificultad en que esté enmarcada por la pandemia esté pudiendo hacer este camino, más allá que yo espero con mucha ilusión poder compartirla con el público argentino.
T: ¿Te incomoda o condiciona ocupar el rol de jurado de la obra de otros cineastas?
AK: Nuevamente, me siento agradecida porque me da la posibilidad de acercarme a cinematografías que a veces son muy complejas de ver. Me interesa, descubro cosas que me dejan encantada y perturbada y me ha pasado en varios festivales que cuando fui invitada a participar en ese rol, me entero, conozco y me hago amiga de gente del cine. Creo que una de las cosas más hermosas que tiene esta actividad es el encuentro con otra miradas y ser jurado es un poco eso. Lo de juzgar lo veo imposible en el sentido que el cine es una expresión que coquetea mucho con lo onírico con lo cual establecer una categoría tipo ranking es imposible, así que lo que trato siempre es compartir mi mirada y desde ahí aparece una elección que no se traduce en una mejor o peor calidad, sino simplemente el momento de un colectivo de personas y la empatía de ese grupo por una película en particular.
T: Esta edición del Sanfic es online, como tantos otros que adoptaron esa modalidad por el coronavirus. ¿Cuál es el futuro del cine en tiempos de streaming?
AK: Ver películas en este festival online es agridulce porque me llevo bien con la tecnología, me gusta lo que veo, me emociono, pero de todas maneras la experiencia de ir al cine es incomparable y cuando hablo de eso es sobre ese tiempo que aparece con el después, con esa reunión de un grupo de personas que por un momento hablan de una película y se interrumpe brevemente la realidad de todos para vincularse con ese relato en esa especie de pausa para pensar otra cosa. Creo que es lo que más me gusta del cine. Lo que noto que al ver las películas y el cine a través de la computadora lo que más desapareció es que el tiempo de la conversación posterior, que a mi me encanta.
Fuente: Télam
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