Hay 17 edificios en obra. Los emprendimientos se concentran en Libertador, Maipú y en calles internas como Anchorena y Rawson. Los edificios apuntan a viviendas familiares. Ofrecen amenities que van desde pileta y SUM hasta spa con sauna y áreas de relax.
«Nosotros tenemos cuatro prendimientos en Maipú y dos en las adyacencias. La Lucila es un lugar de atracción, fundamentalmente residencial, muy exclusivo y buscado. Hay tanto en Maipú como Libertador y en la parte residencial en las calles internas donde está permitido construir, como Anchorena o Rawson», explica Horacio Igarzabal, de la inmobiliaria Dic a Clarín.
A diferencia del bajo de Olivos, donde crecen las oficinas, en la Lucila se proyectan viviendas familiares. Dos, tres y cuatro ambientes o loft con vista al rio. En las calles internas el limite son 4 pisos y en las avenidas, hasta 15.
Con la posibilidad de la extensión del Metrobus Norte hasta San Isidro sumado a la cantidad de gente que se instala en La Lucila, los vecinos se preguntan si no tendrán inconvenientes para dejar los coches.
Un dos ambientes sobre Anchorena tiene un valor de U$S 230 mil. Un tres ambientes sobre la avenida, U$S 340.
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