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Vicente López
domingo 24 noviembre, 2024

Alvear y Olivos: Un vínculo histórico

Alvear fue el Libertador de la Banda Oriental. En Olivos estaba estacionado el Regimiento número 2 de Caballería, del que Alvear, fundador del Regimiento de Granaderos a caballo y precursor de nuestra armada, había sido desde siempre el Jefe nato.

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No solo Ángel y Marcelo de Alvear están unidos a la memoria de la creación de nuestro partido y a la inauguración de la estatua de Vicente López frente a la iglesia de Jesús en el Huerto de los Olivos. Su abuelo, el Libertador, tenía sus derechos adquiridos para ser recordado en la zona.

Desde Olivos habían partido parte de las tropas que lo acompañaron a la conquista de Montevideo, en 1814. Y en 1827 regresó a Olivos un contingente de los regimientos que lo convirtieron a Alvear, en el imperio del Brasil, Portugal y Algarves, en el Libertador de la Banda Oriental y en el creador de nuestro ejército nacional. Además, en Olivos, estaba estacionado el Regimiento número 2 de Caballería, del que Alvear, fundador del Regimiento de Granaderos a caballo y precursor de nuestra armada, había sido desde siempre el Jefe nato.

Los efectivos del ejército, que regresó de la Banda Oriental en 1815, acantonados en Olivos, se calculaban entre 6 a 8 mil hombres, que eran fidelísimos a Alvear.

Entre las unidades acampadas en Olivos estaba el batallón de Libertos, creado el 9 de noviembre de 1813, que sentía una absoluta adhesión por Alvear, considerado, como Lincoln, el emancipador de las razas africanas en América. Cuando la rebelión de fontezuelas fueron los últimos en rendirse. Siempre fueron fieles a Alvear y a sus descendientes.

La prueba está en que en pleno siglo XX, cien años después de Ituzaingó, cada 20 de febrero, aniversario de la batalla más sangrienta y grande de la América del Sur, los afroamericanos de nuestra patria, se congregaban, vestidos de gala, frente a las puertas del Palacio de 40 habitaciones, situado en la calle Larga de la Recoleta, después Avenida Presidente Quintana 439, donde vivía doña Virginia de Alvear con su esposo, Henry Tomkinson, para que la hija del General, recibiera sus muestras de gratitud y cariño. Era el saludo que los herederos de los libertos de 1813 le hacían a su padre glorioso, y padre de dos naciones americanas, y le rendían honores a los de la marcha de Ituzaingó.

Bibliografía: Del libro “En torno a Vicente López, el hombre y el municipio», por Ricardo Federico Thomsen Hall, presentado en las XX jornadas de historia en Vicente López, 11 de noviembre de 2006, organizado por el Instituto Municipal de Investigaciones Históricas de Vicente López, serie historias de la historia, publicado por ediciones AQL.

 

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