Vicente López y Planes, patrono de nuestro municipio, nació el 9 de mayo de 1784. Fue bautizado de 5 ó 6 días por el Presbítero Juan Nepomuceno Solá, cura rector de Nuestra Señora de la Merced (L.B. fs. 306 vta.), como Alexandro Vicente, siendo sus padrinos Lucas de Mora y Francisca de Espinosa, abuela materna. Estudió en el convento de San Francisco y en las aulas del real colegio de San Carlos, donde fue discípulo de Pedro Fernandez y Valentin Gómez. Combatió en las filas del Regimiento de Patricios durante las invasiones inglesas en 1806-07, episodio que luego versifico en el poema “el triunfo argentino”, en 1808.
Escribió además una oda a la “Victoria de Suipacha”, otra al soberano Congreso de la Patria y otra a la batalla de Maipú. Escribió sonetos dedicados al General Belgrano y una Elegía con motivo de la muerte del creador de la Bandera (nuestro verdadero Padre de la Patria). Sus otras producciones poéticas aparecieron en “La lira argentina”, en 1824. Estudió filosofía con Valentín Gómez. Estudió en la Universidad de Charcas, donde se doctoro en jurisprudencia. Participo del Cabildo abierto de 1810, autor del “Himno Nacional”. Presidente provisorio de la República, magistrado. Fue un gran latinista, hombre público, de trayectoria bien conocida, gran conocedor de las lenguas clásicas, latín y griego.
Enrolado en las filas del ejército auxiliar del Perú, Secretario del auditor de guerra, Secretario de Hacienda del primer triunvirato de 1811, sindico y secretario procurador del Cabildo de 1812, Diputado por la provincia de Buenos Aires a la Asamblea General Constituyente de 1813, cuyo Presidente, el libertador d. Carlos María de Alvear, era su amigo. Miembro de la Sociedad Patriótica y de la Logia Lautaro. Escribió, como dijimos, el Himno Nacional, aceptado por la asamblea del año XIII. Miembro del senado consultivo del Gobernador Viamonte, Presidente de la comisión de la reforma de la enseñanza pública, Secretario de Gobierno en 1816, Diputado al Congreso en 1817, Presidente de la Comisión Topográfica en 1824.
Designado catedrático de economía política de la Universidad de Buenos Aires en 1821, aunque no se hizo cargo de la cátedra. Diputado al Congreso General constituyente de 1824, Presidente de la República por renuncia de Rivadavia, cargo que declinó. Secretario de relaciones exteriores después de firmada la paz con el imperio del Brasil en 1827, y durante la gobernación de don Juan Manuel de Rosas. Durante la época de Rosas fue Presidente del Superior Tribunal de Justicia. Gobernador de la provincia de Buenos Aires, después de Caseros, renunció a su cargo pues la sala de representantes de Buenos Aires había rechazado el acuerdo de San Nicolás. Otra vez, con Urquiza, Ministro de Relaciones Exteriores.
Organizó la biblioteca y el cuerpo de preceptores del colegio de Concepción del Uruguay, y la Escuela Normal de Enseñanza Elemental, junto con Marcos Sastre. Intervino en la política universitaria, siendo uno de los creadores de la Facultad de Medicina. Nombró a Marcos Sastre director de la biblioteca pública. Reorganizó la Justicia, dio participación a los religiosos en la difusión de la doctrina cristiana, y derogó las trabas al comercio. A la caída de Rosas, López, que presidia el alto tribunal, fue elegido Gobernador de la Provincia por Urquiza. El 15 de mayo fue invitado por Urquiza a la reunión de gobernadores de San Nicolás, delegó el mando en el Presidente de la Legislatura, General Pinto. De regreso a Buenos Aires, reasume el Gobierno, pero presenta su renuncia por la oposición que halla en la legislatura. Designado por Urquiza nuevamente, renuncia por segunda vez pues como se sabe la sala de representantes había rechazado el acuerdo de San Nicolás.
Falleció en Buenos Aires el 10 de octubre de 1856 en la casa de la calle Perú 533, donde había nacido y vivió toda su vida. Su nieto, Lucio Vicente López contó que su abuelo murió entonando, en voz baja pero audible, versos de Ovidio. Vicente López supo perpetuarse en el poder y mantenerse en la cresta de la ola durante toda su vida, a pesar de los terremotos políticos que sacudieron a nuestro país durante más de 50 años. Se había casado con doña Lucía Riera. Vicente López tuvo la buena idea de redactar de puño y letra 3 o 4 originales del Himno Nacional, uno de los cuales está en la sede del Jockey Club de Buenos Aires. El original, perteneció al Dr. Juan Farini – recuerda Enrique Pinedo -, que era muy amigo de Federico Pinedo, amigo de Marcelino Ugarte – fundador del Partido de Vicente López-, quien se la cedió a su amigo, don Antonio Santamarina, quien a su vez lo donó al Jockey Club.
La familia de Enrique Pinedo donó a la Presidencia de la Nación varios objetos pertenecientes a Vicente López y Planes (su escritorio, su sillón, el cuadro al oleo del francés Goulu, y otro ejemplar del Himno). Vicente López y Planes estuvo adornado de tres cualidades: honestidad acrisolada, bondad ingénita y una armonía apolínea singular. Su característica principal fue la serenidad que concilia y la falta absoluta de vanidad. Su vida fue esencialmente felíz. Gozó con su familia, con su esposa, y su único hijo, y sus nietos, de los que se sentía verdaderamente orgulloso.
Esta es la vida ejemplar del hombre cuyo nombre inmortal hemos querido evocar en este día, casi a 160 años de su muerte.
Del libro «En torno a Vicente López: El hombre y el Municipio» del autor Ricardo Thomsen Hall, presentado en las XX Jornadas de Historia en Vicente López, ediciones AQL 2006.
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