La planta cannabis despierta un creciente interés, dadas las propiedades benéficas del cannabidiol (CBD) como antioxidante, antiinflamatorio y antimicrobiano, destacándose también su efecto como ansiolítico y anticonvulsivo.
Argentina tiene innumerables proyectos de investigación sobre el uso medicinal de cannabis siendo uno de los más populares el aceite para lidiar, por ejemplo, con los casos de epilepsia refractaria. En tanto, hace un año, otra línea de trabajo busca oficiar de alternativa terapéutica: snack con cannabis.
El equipo interdisciplinario integrado por investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste (Unne), en Corrientes, y el Conicet comenzó a tejer los hilos de esta propuesta en febrero de 2022. Se trata del desarrollo de snack a base de pulpa de frutilla y mango adicionado con extracto enriquecido en cannabidiol (CBD).
El staff está compuesto por la doctora Sonia Sgroppo, investigadora responsable del proyecto, profesora del Área de Bromatología de la carrera de Bioquímica de la Unne y directora del Grupo de Investigación en Ciencia y Tecnología de Vegetales (GICYTV), la doctora Ana María Torres, co-directora del proyecto, profesora de Toxicología de la carrera de Bioquímica de la Unne y directora del Grupo de Investigación en Productos Naturales (LabProdNat) y el doctor en Química Mario Delfino, sub-director del proyecto y miembro del Grupo de Investigación de Unidad de Control de Fármacos y Tóxicos (UCFT).
“Hay varias etapas y en varias ya avanzamos. Está estipulado que dure cuatro años. No se trata solamente encontrar las formas de hacer las pruebas, sino también encontrar los efectos de los cannabinoides. Entonces, queremos ver si al juntar esto se produce una sinergia, lo beneficioso es que son productos naturales” explicó Delfino en diálogo con Télam-Confiar.
Mango criollo y frutilla son frutos típicos de la región NEA que tienen un buen sabor y contenido de azúcares y otros compuestos bioactivos, por lo que son apropiados para la elaboración de snacks dulces, se especifica en el proyecto.
“Estamos trabajando con una empresa privada, Brest y Brest S.R.L, a través de su línea Brecann, que es una empresa correntina que hace horticultura y ellos aprobaron un proyecto de cultivo de cannabis, y están en etapa de evaluación de sus semillas, que ya tienen inscriptas; entonces ellos son los que nos están donando el material vegetal a partir del cual nosotros hacemos las extracciones. A partir de eso también queremos empezar a ver si una vez hecha las extracciones podemos agregar el extracto crudo o tiene que ser el cannabidiol aislado”, sostuvo.
Y añadió: “Estamos en esa etapa de vinculación y a la vez hemos recibido donaciones de varios kilos por parte de ellos para hacer estos ensayos. También hemos logrado hacer todo lo que es aceitar todo los trámites administrativos para hacer los traslados y la custodia de de ese material”.
“Viendo la retrospectiva hemos logrado bastante, de a poquito, y eso realmente nos pone muy contentos. También nos alegra poder ayudar a difundir este tema en otros lugares” destacó y agregó un dato clave respecto a la incorporación de insumo y tecnología “el año pasado fuimos adjudicados para lo que se llama un cromatógrafo separativo que va a permitir separar los componentes de la muestra de los extractos y eso nos va a ayudar a poder tener mayores cantidades de cannabidiol aislado para poder ensayar en el agregado únicamente”.
“En nuestro caso el proyecto es sólo con CBD, porque buscamos hacerlo en principio como una vía alternativa a la administración del aceite; hoy en día los productos que están comercialmente disponibles son aceites y eso causa una relativa dificultad a la hora de dosificar e ingerir por el gusto que tienen. Es darle el uso terapéutico similar al del aceite de cannabis, como una vía de ingesta más amigable con el paciente”, subrayó el doctor en Química.
En cuanto a la importancia de extraer específicamente el CBD, Delfino argumentó la función de los componentes del cannabis.
“Básicamente hoy podemos distinguir los mayores efectos en dos componentes: el cannabidiol, del cual podemos hablar de efectos analgésicos; y el tetrahidrocannabinol (THC) del cual podemos hablar de un poco efectos psicoactivos y sumado también como regulador del apetito. Entonces depende la patología puede estar presente uno u otro en mayor y menor cantidad», sostuvo.
Y añadió: «Eso es algo que los médicos tienen que prescribir y hacer una evaluación del seguimiento del tratamiento para ver cómo responde. Pero fundamentalmente los dos componentes pueden llegar a ser importantes. En principio todo producto que contenga el THC no es recomendable para menores de 20 años. Porque al tener efectos psicoactivos pueden afectar la maduración entonces se deben evitar. De ahí que los productos para uso de epilepsia refractaria tengan que tener altos contenidos de CBD y prácticamente nada de THC”, desarrolló.
Los científicos de la Unne también forjaron lazos con la Asociación Correntina Cannábica para la Investigación Medicinal (Accim), donde Delfino se desempeña como consultor. Y en ese marco llevan a cabo un proyecto de extensión basado en la divulgación de todo lo referido a cannabis.
“Paralelamente estamos también trabajando con un grupo de médicos para acercar y hacer una mesa redonda sobre cómo encarar los tratamientos con cannabis”, comentó.
Respecto a si este proyecto de snack contempla alguna línea de producción a gran escala, esbozó que “eso es la parte final; estamos viendo si es transferible y si es rentable. Pero la idea, si esto avanza favorablemente, es hacer después todos los estudios que requieran las autoridades competentes; supongo que será la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para poder entregar un producto de calidad y con todos los resguardos que ellos requieren. Pero esa es un poco la perspectiva. Esperamos que se haga en los próximos cuatro años”.
Fuente: Télam
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