El sangriento ataque terrorista de este lunes sorprendió al argentino Lucas Sparvieri en Bruselas, y lo convirtió en un espectador inesperado de la tragedia. “La gente estaba en shock, vi gente grande llorando, personas cubierta de sangre, cuerpos en la puerta del hotel, era una locura”, le cuenta a Clarín a modo de síntesis de lo vivido.
Lucas se crió en Florida, Vicente López, y se especializa en Sistemas. Desde hace un año y medio vive en Alemania junto a su esposa y sus dos hijos (3 y 6 años). Viajó el lunes pasado a Bruselas para participar de una conferencia y se alojó en el Sheraton que se encuentra, justamente, en el aeropuerto internacional de la capital belga.
“Me levanté temprano y bajé a desayunar, pero cuando estaba caminando por el pasillo escuché un estruendo fuerte. Ni me imaginé que era una bomba. Pero cuando llegué al lobby del hotel un hombre de seguridad me agarra de la camisa y me mete de nuevo al ascensor. ‘Está pasando algo y mejor que todos se queden en sus habitaciones’, me dijo. Yo me asusté, pero no entendía qué estaba pasaba”, explica.
Lo primero que hizo Lucas cuando llegó a su cuarto fue asomarse a la ventana, que daba directamente al hall del aeropuerto. “Empecé a ver que estaba todo roto –relata–, había humo, gente que salía sangrando, que caminaba con dificultad, shoqueada, pálida. Corrían los bomberos, la policía. Entonces bajé al lobby otra vez, y ahí me enteré de todo. A partir de ese momento fue una locura. Improvisaron un hospital de emergencia en el mismo hotel para poder atender a los heridos que iban trayendo”.
Después de llamar a su esposa para que decirle que estaba bien y que se quedara tranquila, Lucas pasó todo el día subiendo y bajando su habitación para saber qué estaba pasando, en medio de un enorme operativo de seguridad: “Al hotel lo clausuraron y dijeron que nadie podía entrar o salir”.
Pero cuando la situación parecía tranquilizarse, se desató nuevamente el pánico. “El momento de mayor susto fue cuando encontraron otro cinturón con bombas que no habían estallado. Alguien pegó un grito y la policía vino corriendo. Había militares, policías por todos lados. Entraron cuarto por cuarto pidiendo documentos y preguntándonos de dónde veníamos, qué hacíamos. Después nos metieron a todos en un cuarto grande. Eramos como 150 personas. Fue tremendo”.
El brutal ataque generó un estado de temor y confusión general entre la gente que se encontraba en el aeropuerto y sus alrededores. Inclusive los equipos de seguridad que se habían desplegado en el lugar, y que pertenecían a varias fuerzas, no tenían claro cómo ordenar ese estado de anarquía general.
“Nadie sabía bien qué hacer. Se dijeron un montón de cosas diferentes. Se hablaba de otras bombas, de explosivos colocados en otros lugares. Los policías y los militares nos decían vengan para aquí, y después nos llevaban a otro lado. Era un caos total”, recuerda Lucas, aún conmocionado por la situación de tensión que vivió.
Fuente: Daniel Vittar – Clarín
Déjanos tu Comentario!