La canción «Imagine» abre el disco homónimo -segunda placa solista de John Lennon tras la traumática separación de Los Beatles en 1970 y algunos álbumes experimentales realizados junto a su esposa Yoko Ono- que, más allá del impacto de su principal corte de difusión, se convirtió en la obra maestra del músico a partir de la confluencia de los diversos intereses manifestados allí, tanto en la música como en sus líricas, y de la presencia de gran parte de los rasgos que conformaban su compleja personalidad.
Esta producción además fue el gran puente que dividió la existencia de Lennon entre su vida en Gran Bretaña, marcada entre otras cosas por su difícil infancia y su pasado beatle; y su futuro inmediato en Nueva York, en donde iba a constituir su lugar de residencia junto a Yoko y su etapa más radicalizada a nivel político.
Tras un período en que el artista y su esposa se sometieron a la terapia del «grito primal», difundida por el psicólogo Arthur Janov, para superar traumas de la infancia y situaciones derivadas de su paso por Los Beatles, que decantó en «Plastic Ono Band», un primer disco solista de profundo corte personal, Lennon encaró esta segunda obra con otro temple.
Desde el estudio montado en su residencia en Tittenhurst Park, en las afueras de Londres, el exbeatle convocó al bajista Klaus Voormann, el pianista NIcky Hopkins, los bateristas Alan White y Jim Keltner, y su ex compañero George Harrison, entre otros, y al productor Phil Spector, para esta misión.
«Venía de un disco en donde había hecho una terapia descarnada en la que sacó todos sus demonios y, por otro lado, estaba en un momento sociopolítico en el que se estaba identificando con sectores de la izquierda, lo que concretaría al año siguiente yendo a Estados Unidos», puntualizó Fernando Blanco.
Así encaró lo que el líder de Nube 9 define como «un disco beatle, por tener esa fórmula que se caracteriza por lo variado de su propuesta».
«`Plastic Ono Band´ es un disco más difícil para el mainstream. Es un viaje personal maravilloso si te metes, pero `Imagine´ tiene una faceta más comercial, más digerible. Aún así conserva el toque agudo `lennoniano´, esa visión cínica y lúcida que nos gusta», sentenció Blanco.
Efectivamente, el himno pacifista «Imagine» convive en la placa con la furia política de «Gimme Some Truth» o «I Don´t Wanna Be a Soldier», la dura crítica existencial de «Crippled Inside» e «It´s So Hard», la introspección de «How?», las románticas y confesionales «Oh, My Love» y «Jealous Guy», la festiva «Oh, Yoko», y la rabiosa diatriba contra Paul McCartney de «How Do You Sleep?». Esta última, prueba cabal de que John podía ser no tan pacífico cuando se trataba de cuestiones personales.
Lo mismo ocurre con la música, que transita entre las baladas, los aires de vodevil, el rock bluseado y algunos ritmos con bajo tempo pero no por eso carentes de intensidad y fuerza sonora.
En esa amalgama apareció la canción «Imagine», tan en contraste con algunas piezas del mismo disco como con el futuro radicalizado que esperaba a John en Nueva York.
De lo que pareciera no haber dudas es de la certeza que tenía el exbeatle de tener entre manos una obra que trascendería en el tiempo, si se tiene en cuenta que se ocupó de que todo fuera documentado por cámaras para una futura película.
Es por eso que el proceso creativo de este disco puede verse en detalle en documentales como «Above Us Only Sky», disponible en Netflix; del mismo modo que se explica la existencia del famoso proto-videoclip de la canción insignia, en la que el músico realiza su interpretación desde un piano blanco, en una sala toda del mismo color, mientras Yoko Ono abre unos ventanales que permiten la entrada de luz natural.
Fuente: Télam
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