La mujer policía que está siendo juzgada acusada de haber torturado y asesinado a balazos a un matrimonio hace dos años en el barrio porteño de Parque Avellaneda, para robarle entre 70.000 y 80.000 dólares con los que planeaba pagarle un viaje a Disney a su hija, tendrá el lunes la posibilidad de decir sus últimas palabras ante el tribunal y luego se dará a conocer el veredicto.
Fuentes judiciales informaron a Télam que a las 8 está previsto que se inicie la última audiencia de este juicio que empezó el 12 de mayo y que, por la pandemia del coronavirus, se realizó de manera remota a través de la plataforma Zoom y se trasmitió por el canal del Poder Judicial en YouTube.
Los jueces Alejandro Noceti Achaval, Gabriel Vega y Gustavo Rofrano primero le darán la oportunidad de decir sus últimas palabras a los dos imputados del debate.
La principal acusada es Sonia Rebeca Soloaga, quien llegó al juicio detenida como presunta autora material del doble crimen de Alberto Antonio Chirico y su esposa María Delia Speranza”
La principal acusada es Sonia Rebeca Soloaga (36), quien llegó al juicio detenida como presunta autora material del doble crimen de Alberto Antonio Chirico (71) y su esposa María Delia Speranza (63), mientras que el otro imputado es su expareja, Diego Alberto Pachilla (37), quien está libre pero acusado de «encubrimiento agravado».
Las fuentes indicaron que luego de escuchar a los imputados, el TOC 7 hará un cuarto intermedio hasta el mediodía o la tarde, cuando dará a conocer su veredicto y, en caso de ser condenatorio, la sentencia.
Ambos eran, para la época del hecho, pareja y efectivos de la comisaría vecinal 9C de la Policía de la Ciudad, fuerza de la que fueron separados desde que en 2019 fueron imputados en esta causa.
Incluso, al inicio del juicio, Pachilla le comentó al tribunal que en la actualidad visita a Soloaga en la cárcel y ella le comentó a los jueces que eso era cierto porque después de un año de estar presa, su ex «apareció de la nada», la empezó a llamar de vuelta y lo anotó en las visitas de pareja porque era «más rápido para el ingreso».
Soloaga, quien sigue el juicio frente a una computadora desde el Complejo Penitenciario Federal IV para mujeres de Ezeiza, enfrenta un pedido de pena de «prisión perpetua».
El otro imputado es la expareja de Soloaga, Diego Alberto Pachilla, quien está libre pero acusado de «encubrimiento agravado»”
En caso de recibir esa condena, Soloaga, quien está presa desde 2019, pasará al menos 35 años en prisión y recién podrá pedir libertad condicional en 2054, cuando tenga 69 años.
El fiscal de juicio, Oscar Ciruzzi, avaló la investigación de su colega de instrucción Estela Andrades, y pidió la máxima pena por el delito de «robo agravado por haber sido cometido con arma de fuego en concurso real con un homicidio triplemente agravado por criminis causa, por la alevosía y por haber sido cometido con un arma de fuego, en concurso con falsa denuncia».
En el caso de Pachilla, el representante del Ministerio Público Fiscal solicitó una pena de tres años de cárcel pero por el delito de «encubrimiento doblemente agravado», mientras que para a ambos acusados también requirió una inhabilitación por 10 años.
Ciruzzi reconoció que no tenía pruebas para acusar a Pachilla como partícipe en el doble crimen, pero sí para considerar que fue la persona que ayudó a Soloaga a hacer desaparecer el arma homicida que para el fiscal fue la pistola 9 milímetros que la acusada primero denunció como que le habían robado en un asalto y luego como perdida en un baño de una estación de servicio.
El abogado de Soloaga, Augusto Arena, pidió la absolución para su clienta al considerar que durante el juicio oral hubo «abrumadoras pruebas» para dejarla en libertad y defender la versión de la mujer policía respecto a que si mintió sobre el destino de su arma no fue porque cometió este doble crimen, sino porque temía ser despedida de la policía por extraviarla.
Soloaga declaró el primer día del juicio que era «totalmente inocente» y que el verdadero asesino «se debe estar riendo» de ella.
En aquella oportunidad, y tal como ya había confesado en la causa, la mujer policía reconoció que fue falsa la denuncia que hizo el día del crimen de los Chirico respecto a que la habían asaltado y robado el arma y 300.000 pesos en Flores, y que la realidad fue que se había «olvidado» la pistola y el dinero cuando fue al baño de una estación de servicio.
La fiscalía dio por probado que Soloaga cometió el crimen del matrimonio Chirico entre las 12 y las 14.30 del 11 de junio de 2019, en la casa de las víctimas ubicada de la calle Eugenio Garzón 3581, zona donde ella cubría servicio de parada.
«Al lugar ingresó la nombrada cuando le habilitaron el acceso. Primero ejerció violencia sobre ambas personas y con unos golpes consigue que le señalen dónde tenía guardada una suma importante de dinero, entre 70 y 80 mil dólares y entre 50 y 60 mil pesos», señaló.
El fiscal sostuvo que luego de conseguir el dinero, Soloaga ejecutó a cada uno de los miembros del matrimonio de «un disparo en la cabeza» y que para ello utilizó «un almohadón bordó» con el objetivo de «disminuir y amortiguar el ruido», y también «para no verle la cara a las víctimas».
Ciruzzi dio por probado que ella tenía una relación de confianza con el matrimonio por los dichos de las propias víctimas.
Recordó que la propia hija de las víctimas, María Florencia Chirico, declaró que su madre le dijo que la mujer policía solía entrar a la casa para usar el baño y no le gustaba porque «hacía preguntas raras» sobre cambio de dólares y que su padre le dijo que era «amiga» y que le solía convidar café con leche.
«El conocimiento previo que existía entre Soloaga y las víctimas es lo que lleva a que les quite la vida para evitar cualquier tipo de reconocimiento», señaló hoy el fiscal.
Como posible móvil del crimen, Ciruzzi sostuvo el robo del dinero y mencionó una deuda de más de 6.000 dólares que Soloaga tenía con la empresa «FunTime» para poder pagar un viaje a Disney que le quería regalar a su hija por su cumpleaños de 15.
Fuente: Télam
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