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Vicente López
jueves 28 noviembre, 2024

‘Sólo sé que algunos no saben nada’

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«Sólo sé que algunos no saben nada»

¿Cuántas cosas que no sabemos nos gustaría saber? Porque lo que ya sabemos, o lo que creemos saber, ya está, ya lo tenemos (siempre y cuando nos acordemos).

Es más: en este momento ni usted ni yo sabemos qué cosa nos gustaría saber. Eso lo sabremos en el preciso momento en que manchemos la ropa con tinta indeleble y necesitemos saber cómo limpiarla, o cuando el mecánico nos diga “el problema es el catalizador interno del precursor dinámico del motor turbo de la bomba de inyección”, o cuando, simplemente, un hijo nos pregunte algo de historia de cuarto grado.

Ahora bien: todos creemos que sabemos algo. Pero basta que aparezca alguno que sabe más que nosotros, para darnos cuenta que sabemos menos que un terraplanista con un globo terráqueo en la mano mirando un eclipse.

Más inconvenientes: No necesariamente el otro sabe más que uno. Es posible que nos parezca que el otro sabe más, simplemente porque aparenta saber y tiene buena labia o escribe bonito. Pero como no tenemos ni idea, solo nos resta creer en lo que nos dice y como mucho asentir con un “mirá vos”.

Si el tema en cuestión es “repetible y transmisible” (es decir, no se trata de física cuántica, ni de ecuaciones de Euler ni de multiplicaciones que involucren la tabla del 7 y que ni vos ni yo podemos repetir), uno tiene la posibilidad de chequear si el otro sabía o no, diciéndole lo que dijo a otra persona.

Pero si esta otra persona no sabe nada y te dice que lo que dijo el sabihondo “es así”, ya estás en poder de una fake news. Incluso puede pasar que esta otra persona a la que usás de chequeador, tampoco sepa nada pero desautorice al que parecía saber con un simple “Ese no sabe lo que dice”. Y ahora no sabés si el que sabía más que vos sabé, efectivamente, más que vos, o no sabe nada, en cuyo caso están igual. No. Vos estás peor. Porque además de no saber nada, tampoco sabés si el otro sabe o no sabe.

Dicen que el que “sabe, sabe, y el que no es jefe”. Que es un dicho en el que yo no creo mucho, porque si fuese así, las grandes empresas, los grandes millonarios, vivirían perdiendo plata permanentemente. Y acá los únicos que perdemos plata somos los que “supuestamente sabemos lo que no sabe el jefe”.

Otra teoría para avalar la frase “el que sabe sabe, y el que no es jefe”, es que tal vez el jefe aparente no saber, para no tener que compartir su conocimiento. O para tratar de sacártelo a vos, ya que sabés tanto y no sos jefe.

Para agregar más confusión, debemos decir que los seres humanos somos medio nabos: “naaa… ¿para qué quiero saber eso yo?” que es casi lo que decíamos todos en el secundario, durante la adolescencia, esa edad de la vida en la que uno cree que lo sabe todo. Con el tiempo descubrís una de dos cosas: que no sabías tanto como creías, y que tu hijo adolescente es tan nabo como vos porque se cree que se las sabe todas.

El tema es que a veces confundimos el saber con el para qué lo querés saber. Y como vivimos una época de practicidad, si lo que sabés no te paga las expensas, no te sirve de mucho.

El saber también depende de la convicción con la que decís algo: “El capitalismo está en decadencia”, “El dólar va a bajar el mes que viene”, “es muy fácil derrotar la inflación”, “no se inunda más”… son todas frases que demuestran que con la convicción no alcanza: a veces hay que saber. 

Y para colmo, la ciencia que se encarga del saber es la filosofía. Que ya te da como cosita escuchar la palabra. Que suena, definitivamente, aburrida. “Filosofía” suena a tener que leer muchos libros, a muchas horas de estudio, a perderse muchos programas de Gran Hermano…

En realidad, y de acuerdo a su nombre, la filosofía es el amor al conocimiento. Tal vez por eso, filosofía suena a aburrido, pero “filo”, ya suena un poco más divertido. No importa que no tengas una filosofía de vida, porque si te conseguís un filo, o un filito incluso, te alcanza y sobra.

Y como si no fuese suficiente, uno de los supuestos sabelotodo de la historia, un filósofo, un tal Sócrates, dijo su famosa frase “sólo se que no se nada”. Y después vino uno que dijo que leyó las obras completas de Sócrates, siendo que no escribió nada. Pero si no sabía nada, y no escribió nada, ¿Cómo se sabe que dijo eso? ¿Adónde está escrito?

¿Adónde quiero llegar con todo esto? La verdad… eso es lo que me gustaría saber…


Fuente: Télam

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