Las mujeres y disidencias en el fútbol pueden construir «un espacio seguro e inclusivo libre de violencias», sostuvo Emma Kiernan, entrenadora del equipo de fútbol El Semillero, y remarcó que a la desigualdad presente en este deporte «hay que enfrentarla desde todos los frentes, de modo profesional o recreativo».
Kiernan (22) es la entrenadora del equipo de fútbol recreativo de Capital Federal «El Semillero», y desde los cinco años está ligada al deporte. Además de jugar al fútbol, fue tenista de alto rendimiento hasta los 20 -estuvo ranqueada número dos dentro de Argentina- cuando decidió dedicarse a su formación académica.
«Siempre estuve muy vinculada al deporte, pero durante mi niñez era otro el escenario en torno al fútbol femenino, ya que no existía, al menos en mi ambiente, la posibilidad de ser jugadora de fútbol. Entonces se me abrió el camino del tenis, que me gustaba por igual y con la misma pasión», relató la joven durante una visita de Télam al club donde da clases de fútbol en el barrio de Núñez.
En este espacio, alrededor de 15 jóvenes se calzan los botines semanalmente para compartir un entrenamiento que calificaron como «cariñoso y contenedor», pero que también busca desarrollar el aspecto deportivo promoviendo la «competencia sana».
«El principal objetivo del proyecto es crear un espacio seguro, inclusivo y libre de violencias para que las mujeres jóvenes y disidencias conozcan el fútbol y puedan practicarlo de forma recreativa», aseguró Kiernan sobre su proyecto que comenzó en el año 2021.
A su vez, destacó la «sensación de colectivo y de equipo» que se construye entre las jugadoras, lo que convierte a El Semillero «un refugio» cotidiano a través de la aspectos como la escucha.
«Para mí siempre fue muy claro esto de que el deporte es una herramienta de transformación social y el desafío para mí fue aprender realmente cómo crear proyectos con estructuras sostenibles y que tener un impacto a gran escala a través del deporte», destacó la joven, que también estudia una licenciatura en Ciencias Sociales.
Durante la clase que presenció Télam, una parte central del entrenamiento consistió en hacer pases con la pelota y rematar al arco con la zurda, algo que si bien a algunas de las jugadoras les resultó dificultoso al principio, fueron perfeccionando a base de instrucciones de Kiernan y arengas de sus compañeras.
En este sentido, Lena (28) y Delfina (22) conversaron sobre el folclore del fútbol y las diferencias pedagógicas por las cuales decidieron jugar en El Semillero.
«Entrenar me cambió la vida, aprendí a conectar con mi cuerpo», contó Lena, quien señaló que nunca había realizado actividades deportivas, pero descubrió que en este equipo «podemos ser competitivas y jugar duro, pero desde otro lugar».
«Esto forma un grupo y comunidad increíble», dijo y comparó la situación con «el fútbol tradicional, donde por ahí no está tan aceptado el reconocer al otro algo positivo y tener paciencia con el error».
En tanto, para Delfina, al existir una diferencia de «trayectoria de 100 años del fútbol masculino con el femenino, es obvio que el nivel va a ser otro».
Por esta razón, sostuvo que «es clave arrancar en un espacio donde el que te enseña te entiende. Siento que con la mujer aprendés de otra forma y se crean espacios mucho más lindos para después crecer y seguir aprendiendo».
El Semillero también participa de torneos y actividades deportivas y culturales sin descuidar el modo de vincularse con el deporte y con la intención de «alejarse de estereotipos deportivos», remarcó su entrenadora.
Kiernan también señaló que el gran desafío para el fútbol femenino «es incluir a todo el mundo en ese folclore», que en Argentina calificó como «místico, brillante y deportivo», y que por este motivo no debe «incluir más machismo, homofobia, racismo, ni ningún tipo de violencia».
«Noto, más que nada entre los varones, mucho miedo a equivocarse, a ser considerados malos jugadores. Hay que proponer una competencia sana, donde el error sea parte del juego», apuntó.
A su vez, la joven también formó parte de la Comisión de Género de la Asociación Argentina de Tenis, lo que le permitió vivenciar situaciones de desigualdad que funcionaron, en parte, como impulso para la creación de su escuela de fútbol.
«Para mí fue muy claro que existía muchísima desigualdad y considero que una vez que uno es consciente de la desigualdad, es muy difícil no involucrarse», apuntó.
En este sentido, sostuvo que a la desigualdad en el deporte «hay que enfrentarla desde todos los frentes», lo que incluye «el deporte profesional, que haya mujeres en puestos de liderazgo y que realmente sea una salida laboral para las mujeres ser deportistas».
«Incluso en el deporte infantil y el deporte recreativo, como hacemos acá en El Semillero y hasta la cobertura mediática de los hechos deportivos», continuó.
Finalmente, para Kiernan actualmente «hay muchísimo talento por potenciar, muchísimas deportistas mujeres que pueden brillar internacionalmente y muchísimas mujeres también que quieren vivir el deporte de forma recreativa».
«Lo que falta son oportunidades y espacios seguros liderados por mujeres», concluyó.
Fuente: Télam
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