Promotoras comunitarias de vacunación, quienes trabajan diariamente en atender, acompañar e informar a los vecinos de los barrios populares del país, destacaron el reconocimiento que se hizo a su trabajo de estos meses, con la entrega de las certificaciones del ciclo de formación «Pensemos en Vacunas», realizada este miércoles en la Casa Rosada.
Seis promotoras de barrios populares recibieron, en representación de los más de 6.000 promotores egresantes, la certificación física del ciclo de formación en vacunación, «Pensemos en Vacunas», en el Salón Sur de la casa de Gobierno.
«Estamos muy contentas, es el primer paso para que se reconozca el laburo que hacemos día a día», expresó con evidente emoción Déborah Contreras, coordinadora del equipo de promotoras de salud del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) en Fiorito.
Las organizaciones sociales «cumplimos un rol fundamental para que las políticas públicas que lanza el Estado lleguen a los territorios”, aseguró Déborah.
Las organizaciones sociales «cumplimos un rol fundamental para que las políticas públicas que lanza el Estado lleguen a los territorios”,”
Déborah Contreras
En este sentido, Shirley Bricher de la organización Nuestramérica en el Bajo Flores, resaltó la importancia de que se trabaje junto a ellas a la hora de pensar un sistema de salud integral, considerando que son quienes conocen el territorio y en quienes los vecinos confían.
«Somos un termómetro del territorio y quienes garantizamos el acceso a la salud en nuestros barrios», manifestó Shirley.
El curso, que fue organizado por la Jefatura de Gabinete de Ministros, el Ministerio de Salud de la Nación, y la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), fue dictado de forma virtual entre abril y julio.
Esta capacitación habilita a los y las egresantes a difundir, concientizar y promover las campañas de vacunación de todo el territorio nacional, con el objetivo de potenciar su alcance en barrios populares y zonas vulnerables del país.
«Somos un termómetro del territorio y quienes garantizamos el acceso a la salud en nuestros barrios»”
Shirley Bricher
María Elena Bado y Lidia Coria, del Frente Darío Santillan (FPDS) en el barrio de Barracas, que viven en la Villa 21-24, narraron que su trabajo inició en la peor época del dengue, y desde el inicio de la pandemia se abocaron a asistir sanitariamente.
«Esta capacitación nos ayuda a orientarnos en cómo asistir cada caso y qué decirles para generar tranquilidad», dijo a Télam María Elena.
Al inicio de la pandemia, las agentes comunitarias de salud debían «informar y convencer a las personas de testearse, de cuidarse y de que se aíslen en hoteles, algo muy difícil por el miedo que generaba».
Durante los últimos meses, fueron las encargadas de gestionar la medicación de personas con patologías preexistentes, asistir a adultos mayores y llevarlos a los centros de salud.
«Esta capacitación nos ayuda a orientarnos en cómo asistir cada caso y qué decirles para generar tranquilidad»”
María Elena Bado
Ahora, desde el inicio del plan de vacunación en el país, expresaron que «los ayudamos en todo el procedimiento previo a la vacunación y los acompañamos a vacunarse», pero resaltaron que «costó mucho que se vacunaran» ya que había «mucha desinformación dando vuelta».
De allí la importancia de esta capacitación, para poder brindar «información certera, poder explicar los beneficios de la vacunación», aseguró Lidia.
En esta línea, Déborah recordó que «hay compañeros que no saben leer ni escribir o no tienen conexión a internet», por lo que es fundamental «transmitir seguridad respecto a la vacunación, que es la única forma de salvarnos».
«Esto es puro compromiso y solidaridad con nuestro territorio», agregó María Elena, quien conoce bien de cerca «cuán sacrificado es nuestro laburo en los barrios vulnerables».
«Esto es puro compromiso y solidaridad con nuestro territorio», agregó María Elena, quien conoce bien de cerca «cuán sacrificado es nuestro laburo en los barrios vulnerables»”
Ambas integrantes del FPDS resaltaron las particularidades de la gestión de la pandemia en los barrios populares, donde «muchas veces mueren esperando una ambulancia» o donde cotidianamente «se corta la luz o el agua, imposibilitando los cuidados».
«Realmente hay muchas necesidades primarias insatisfechas» y aún en ese contexto, el Gobierno porteño «no nos proveía nada y encima nos redujeron los bolsones de mercadería, que de 200 pasaron a 114», manifestó María Elena.
Dadas estas condiciones, las cuatro promotoras comunitarias, ahora certificadas en vacunación, celebraron con emoción este reconocimiento, que consideraron como “un gran paso”.
Déborah, quien coordina un grupo que supo estar conformado por cinco personas y del cual ahora participan 20, aseguró que las tareas en pandemia «se acrecentaron», y en paralelo comenzaron a «pensar en la salud de manera más integral».
De esta forma, además de todas las tareas de primeros auxilios que realizaban y la información que brindaban a sus compañeros cartoneros, principalmente, acerca de su derecho a una obra social, se vieron involucradas en tareas específicas del contexto de pandemia.
«Hemos acompañado situaciones que nunca imaginamos, como tener que asistir cuadros de ansiedad o depresión, especialmente en jóvenes, por falta de asistencia psicológica o psiquiátrica, y terminar lamentando pérdidas», narró por último María Elena, quien exigió «que el reconocimiento y la ayuda siga creciendo».
Fuente: Télam
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