El titular del Juzgado de Garantías 2 de San Isidro, Orlando Abel Díaz, resolvió convertir en prisión preventiva la detención de Agustín Iván Pérez (38), por el femicidio de su concubina Magalí Noelia Gómez (27), ocurrido el 11 de octubre pasado en la mencionada localidad del partido de Tigre.
El magistrado el mismo que interviene en la causa por la muerte de Diego Armando Maradona- avaló la investigación del fiscal Pablo Menteguiaga, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Violencia de Género de Tigre, y dejó detenido al vigilador por el delito de homicidio calificado por el vínculo y por mediar violencia de género, que prevé como única penal la prisión perpetua.
En la resolución a la que accedió Télam-, Díaz fundamentó la prisión preventiva en que se verifican en autos los peligros procesales de fuga o entorpecimiento de la investigación y mencionó la altísima pena que pudiera esperarse como resultado del proceso y la gravedad y violencia del hecho atribuido.
Al presentar las pruebas en su contra, el fiscal Menteguiaga hizo especial mención a la apertura del teléfono celular del imputado y al chat de WhatsApp que encontró con la víctima, a quien tenía agendada como «Amor Maguii» y quien trabajaba como empleada en el Parque de la Costa.
Menteguiaga señaló que a las 8.44 del pasado 11 de octubre -es decir cuando Gómez ya había sido asesinada al menos casi dos horas antes-, Pérez le envió desde su celular un mensaje que decía: «Buen día amor», y que siendo las 9.49 volvió a escribirle «Amor. ¿Cómo vas? Cuando puedas o estés de break, hablame».
Para el fiscal, esto fue un «montaje» que el vigilador quiso llevar a cabo «luego de haberse descartado del cuerpo sin vida de su mujer».
Siempre según el dictamen fiscal, esta maniobra «señala a Pérez como un hombre orientado en tiempo y espacio, frío y calculador, en control de sus actos y en conocimiento de la criminalidad del suceso que acababa de cometer».
Al describir el hecho que le imputa, y en base a la franja horario de la data de muerte estimada en la autopsia, el fiscal sostiene que entre las 2 y las 7 del 11 de octubre pasado Pérez «valiéndose de su condición de género, la agredió físicamente, tomándola del cuello para estrangularla manualmente hasta asfixiarla» en el domicilio en el que convivían con su hija de 4 años, en la calle El Pensamiento 1789 de la localidad de El Talar, partido de Tigre.
Luego, el fiscal señala que el imputado trasladó el cuerpo de su pareja en su auto Fiat Siena de color azul hasta la intersección de las calles 25 de Mayo y Las Violetas de la localidad de El Talar, donde se deshizo del mismo en un desagüe fluvial a metros de la parada de colectivos que tomaba para ir al trabajo, y con el faltante de sus zapatillas y su celular.
Para el fiscal, pretendió montar un escenario similar al de un hecho de robo; ello con el único objetivo de desviar el avance de la investigación».
Menteguiaga cuenta con otra evidencia que compromete a Pérez: un video de una cámara de seguridad de una vivienda ubicada a 50 metros del sitio donde se descartó el cuerpo, en el que se ve pasar el Fiat Siena azul del vigilador a las 6.58 y que a las 7.01 regresa por el mismo camino.
Para los investigadores, ese fue el momento en el que Pérez fue a descartar el cadáver.
De acuerdo a la línea de tiempo trazada por el fiscal en su hipótesis, luego del descarte del cadáver, Pérez mandó a las 8.44 los mensajes a la propia víctima, a las 10.15 los vecinos lo observaron lavando su auto y a las 10.55 el acusado llega a la escena del hallazgo y la policía nota sobreactuación y lesiones compatibles con posibles arañazos de la víctima en su cuello.
Si bien no existían denuncias formales previas por parte de Gómez a Pérez, familiares y allegados a la víctima declararon en la causa que había antecedentes de violencia de género.
Incluso, se agregó al expediente una denuncia penal contra Pérez por amenazas de una exmujer del vigilador, en la que presuntamente le dijo «vas a dejar de respirar» y «te voy a quebrar el cuello».
Incluso, varios compañeros de trabajo de Gómez en el Parque de la Costa declararon en la causa que el día previo al crimen, Pérez fue a la puerta del trabajo de su mujer a controlarla y para pedir que la dejaran finalizar su jornada laboral antes de lo previsto, algo que generó una serie de discusiones en el lugar. Télam
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