El realizador Matías Riccardi, quien estrenó esta semana en el Cine Gaumont su ópera prima «Leopoldo Jacinto, vida de campeón», un proyecto que nació con la idea de retratar a los campeones del Mundial ’78 pero que luego se transformó en un documental sobre el jugador Leopoldo Jacinto Luque, lo definió en charla con Télam como «una especie de antihéroe por su perfil bajo y sencillo, pero a su vez un ejemplo de lucha y valentía».
Estrenado el año pasado en la plataforma Cine.Ar dentro del ciclo «Personajes inolvidables» y llegado ahora a la pantalla grande, el relato de Riccardi es un documental con elementos de ficción que narra la vida del campeón del Mundial de 1978 e ídolo de River, que falleció el 15 de febrero pasado en la ciudad de Mendoza como consecuencia del coronavirus.
Con testimonios de jugadores que fueron parte del plantel mundialista como Ubaldo Matildo Fillol, Mario Alberto Kempes y Jorge Olguín; periodistas deportivos como Enrique Macaya Márquez y Alejandro Fabbri; familiares y amigos de Luque, la película apela a recrear desde la ficción momentos claves de la infancia y juventud del delantero, cuyo padre soñaba con que se convirtiera en un campeón del ciclismo.
Télam: ¿Por qué decidiste hacer un documental sobre Leopoldo Luque, teniendo en cuenta que hay muchísimos ídolos futbolísticos que también fueron muy populares?
Matias Riccardi: Yo quería en realidad contar una historia relacionada con el logro deportivo del Mundial ’78; me parecía que era un título que no fue suficientemente reconocido. Cuando decidí que fuera solamente un protagonista que contara cómo fueron sus inicios y sus sacrificios hasta llegar a esa gloria, el elegido fue Luque. Podría haberme quedado en figuras más conocidas como por ejemplo Ubaldo Fillol o Mario Kempes, pero me acordé de todo lo que tuvo que vivir Luque en plena competencia, y además fue uno de mis ídolos de mi niñez porque soy de River. Además, me gustaba porque fue una especie de antihéroe por su perfil bajo y sencillo, pero a su vez un ejemplo de lucha y valentía. Tenía esa imagen de Leopoldo con el ojo morado, el brazo roto y esa camiseta ensangrentada en la final contra Holanda.
T: La puesta tiene un hilo conductor que es el propio Luque, que lleva el relato intercalado con testimonios de amigos, futbolistas, familiares y también, elementos de ficción. ¿Cómo te decidiste por ese formato?
MR: Siempre tuve claro que teniendo a Luque totalmente predispuesto y comprometido con el proyecto, iba a ser él quien contaría en primera persona su historia, me gustaba cómo narraba y quería aprovecharlo. Y en estos tiempos, de tanto mensaje de texto, audio, charlas breves y sin mirarse, me gustaba la idea de recuperar esos relatos que nos gustaba escuchar de nuestros abuelos o la gente mayor.
En cuanto a los testimonios, iban a estar Fillol, Kempes y Olguín, luego quise completar la delantera titular de la final y convoqué a Bertoni y a Ortiz. Y con los periodistas quería que fueran de tres generaciones distintas, por eso elegí a Enrique Macaya Márquez, Alejandro Fabbri y Román Iuch. Y la dramatización es un recurso que me gusta pero no como parche, sino para acompañar o enriquecer la narración, por eso cuando Leopoldo me contó lo de las bicicletadas en la costanera, sus escapadas para jugar al fútbol, el barrio, sus padres, todo eso me parecía muy cinematográfico y ya desde el guion pensé en dramatizarlo.
T: ¿Cómo contextualizaste el Mundial ’78 en el marco de la dictadura militar?
MR: La selección del ’78 lamentablemente quedó encasillada con ese momento trágico que fue la dictadura. Pero hay mucha información errónea, por eso en la película se aclara que la decisión de que Argentina sea sede del Mundial se decidió en 1966. Yo tengo mi propia opinión, que es separar lo deportivo de lo político, pero la película no intenta bajar línea ni mucho menos; para eso están los jugadores con su versión y los periodistas con la suya. Nadie puede negar esa parte trágica de nuestra historia, pero tampoco ese inmenso logro, nuestra primera y legítima Copa del Mundo.
T: ¿Qué fue lo que estaba en el proyecto y luego te sorprendió de Luque y su historia al hacer finalmente la película?
MR: El guion lo hice una vez que le hice una entrevista de dos horas y media al día siguiente de conocerlo. Eso habla de sus ganas de hacer la película a pesar de que en aquel momento no contábamos con recursos; era Leopoldo, mi cámara y yo. Por lo tanto, en el rodaje no me sorprendió nada, porque pasó casi un año desde esa entrevista hasta que filmamos y ya nos habíamos hecho amigos. Un ejemplo es que dos meses después de conocernos me invitó al reconocimiento que se les hizo a los campeones del Mundial en el Senado de la Nación. En la cuarentena hablamos casi todas las semanas esperando el estreno en Buenos Aires luego de pasar por Mendoza y Santa Fe con su presencia en 2019. Eso es lo que quería, que yo tuviera este evento en mi ciudad. Por eso siempre digo que más allá de lo profesional y la bendición de hacer mi primera película, lo mejor que me dio esta experiencia es haber sido amigo de Leo, a quien extraño mucho.
Fuente: Télam
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