Nancy Dupláa interpreta a una mujer en sus 50 que no encuentra el amor y Camila Azul Sosa a una adolescente que descree de él en «Unicornio», filme coral de Natural Arpajou, que se estrena este jueves en salas y en el que comparten elenco con Sofía Dieguez y Carolina Ramírez.
«En la película mostré mi lado más espantoso; que lo tengo, como todos, pero no a todos les gusta mostrarlo. Poder poner en funcionamiento de la actuación toda esa esa miseria, esa basura y todo eso roto que está adentro también es exorcizarlo y sacarlo de uno», dijo Dupláa en una entrevista con Télam.
«La historia de Lila -explicó Sosa sobre su personaje-, esta violencia intrafamiliar que tiene, se cuenta muchas veces dentro de la película. Pero lo que me resulta lindo y como de cuento es que ella termina encontrando una familia por fuera de lo que conocía. Termina dándose cuenta que quizá la vida no siempre tiene que ser tan rígida como se muestra dentro de los primeros minutos de la película, como ese vínculo casi maternal que termina teniendo con Grace (Dupláa)».
La historia está centrada en Grace, Lila, Amanda (Ramírez) y Diana (Dieguez), cuatro vecinas de un barrio que pese a sus diferencias laborales y etarias se convierten en íntimas amigas que se apoyan y acompañan para transitar los males que las aquejan. A los dos mencionados personajes de Dupláa y Sosa, se le suman el de Dieguez y su novio (Nicolás Pauls) que no termina de aceptar que ella es una mujer trans y el de Ramírez, quien se sobrepuso a un abuso intrafamiliar y que le escapa al amor que le propone el dueño de un restaurant vecino.
«La verdad es que una nunca se sabe muy bien dónde nace una peli, supongo que siempre viene de experiencias de una, cosas que le pasaron; pero en esta puntualmente yo estaba escuchando una canción y bailando. Vi mi sombra en el piso y empecé a escribir sobre esa chica que estaba cantando una canción medio dramática. Me puse a escribir un personaje que terminó derivando en Grace. El personaje de Camila surgió de una imagen de un lavadero de ropa, donde había una chica que siempre estaba en la misma posición y el local vacío», señaló la directora sobre el germen del filme.
Las historias entre los cuatro personajes se entrecruzan en tertulias en las que se pasan parte de los dramas acontecidos, mientras el resto aconseja y apoya sobre el porvenir. Así, Grace cuenta las penurias que vive desde hace tres años con un hombre casado; Lila sobre la violencia verbal por parte de su madre; Amanda sobre la desconsideración de su novio y Diana acerca del rechazo que a capa y espada siente por el amor.
«La película nace de una canción y termina en una canción -señaló Arpajou-. La música tiene que ver con expresarse un poco más allá del cine. A ellas les pedí cosas muy diferentes, porque son realmente muy diferentes entre si. Lo que sí fue igual para las cuatro fue la entrega y ahí hubo mucha confianza. Ellas no se podían maquillar porque tenían que mostrar mucha vulnerabilidad, además de verse fuera de un estereotipo».
La canción que sirvió como musa fue “Invéntame”, de Mon Laferte, pero la original de la película es de Julieta Venegas. La cinta, además, cuenta con composiciones de Lucy Patané, en una nueva incursión en cine (la semana pasada le puso música a «Lejos de los hombres», documental del francés Mathieu Orcel). Arpajou eligió a Venegas porque, en su opinión, la película y la intérprete tiene su lado luminoso y naif, como también su parte más densa y oscura.
«El amigo es alguien que vos elegís para compartir tus más tremendos secretos, por ahí más que a la pareja. Por ahí uno se muestra más roto frente a un amiga. Es un vínculo extremadamente genuino, el verdadero amigo es el que está en la mala sosteniéndote, pero se pone recontra feliz cuando estás contenta», dijo Dupláa extendiendo ese claro-oscuro a la trama de la película.
«Hay un poco de eso -agregó la ex «Montaña Rusa»–, más allá de que el personaje mío y el de Caro también se enfrentan y somos los dos extremos de una polaridad muy fuerte en lo que creemos que es el amor. Pero en el momento en que yo estoy mal la que está ahí es Amanda, el personaje de Caro, levantándola y limpiándole el vómito. Así que fue una construcción que también conocemos como mujeres».
Por su parte, Sosa recordó la utilidad de los ensayos en la casa de la directora en el barrio porteño de Nueva Pompeya, que sirvieron para que el vínculo de los personajes se extendiera un poco hasta el detrás de cámara: «Los primeros ensayos los tuvimos dentro del departamento de Natu, como para conocernos y generar lo necesario entre los cuatro personajes. Me parece que esos dos meses que tuvimos de ensayos previos a empezar a grabar hicieron la diferencia y a mí me encantó».
«Había un lugar al cual la producción me pedía que vaya para ensayar, pero yo quería que vinieran a mi casa, porque ahí se iban a sacar los zapatos y a terminar chusmeando de algo. Nancy llegaba y, por ahí, la hija tuvo fiebre, venía y lo contaba. Entonces, ese vínculo era más importante y yo creo que al final de la película se ve. Cuando se tocan, cuando se cuidan, cuando se ayudan hay una cosa como de un vínculo», dijo la directora sobre su tercer largometraje.
Dupláa se mostró de acuerdo y agregó: «En esa atmósfera empezamos a leer los personajes, conocernos entre nosotras, que no nos conocíamos. Ahí despuntamos un poco lo que le iba pasando a cada una. Y ya era distinta la cosa, ya éramos una comunidad trabajando en pos de un objetivo y era muy lúdico. Un poco así fue la película, que es muy colorida más allá de la atmósfera, que es re pesada y oscura».
Fuente: Télam
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