Un malentendido habitual reduce a los dibujos animados a un formato que sirve exclusivamente para el entretenimiento infantil. Quienes tienen algo más de información, también consideran a la animación como un lenguaje válido para ficciones dedicadas al público adulto. Lo que todavía se conoce menos es la potencia que tienen los documentales animados que en los últimos años vienen ganando terreno en los festivales y para el público general, en la huella de la película isrealí “Vals con Bashir” o de la afgana danesa “Huida”, obras cinematográficas que dan cuenta de realidades difíciles como la masacre de Sabra y Chatila, en el primer caso, o las peripecias de los refugiados que huyen de Afganistán. en el segundo.
En la Patagonia, más precisamente en San Carlos de Bariloche, está teniendo lugar el nacimiento de una serie documental animada, “El Futuro Imposible”, que resalta por su calidad y la profundidad de los temas que aborda. Cuenta con la dirección de Antonio “Toni” Balseiro y Martín Haas, quienes además hicieron los guiones junto con Fernando Salem.
En el trailer se puede ver un futuro donde una adulta mayor recuerda sus años de juventud, que ocurren en este presente. En sus memorias aparecen algunos elementos de ciencia ficción pero otros bien reales, en donde se nota el absurdo del consumo, la degradación medioambiental y la dominación de las corporaciones. No es todo distopía: también se ve la protesta y la toma de conciencia de la juventud que se plantea salvar el mundo y lograr un cambio político.
En otro de los adelantos, la activista india Vandana Shiva lee “Querida Tierra que oscurece”, un poema de Rainer Maria Rilke. En ambos casos, combinan imágenes generadas por computadora con fondos realistas.
“Si no podemos imaginar un futuro distinto, ese es el que haremos realidad, como en una profecía autocumplida. Y de ahí se desprende que si queremos crear un futuro distinto, primero tenemos que poder imaginarlo. Ahí es donde creemos que podemos aportar algo: aunque sea unos destellos de otro futuro improbable, pero posible”, explicó Haas en diálogo con Télam, al brindar detalles sobre la serie que pronto estará disponible.
-¿Cómo nació el proyecto?
-La idea surgió en 2011. Veníamos viendo documentales como “The Corporation”, “Fahrenheit 911”, “The Century of the Self”, “Money as Debt”, entre otros, y habíamos armado una web llamada estamosenhorno.com (que no existe más) para difundirlos gratuitamente. Preocupados por el estado del mundo, junto a Antonio Balseiro teníamos ganas de hacer un documental de animación sobre alguna de estas temáticas, para denunciar el grave estado en que nos veíamos.
Pero en 2011 me apunté a un un curso de diseño de ecoaldeas de Gaia Education que cambió mi (y nuestra) forma de ver el mundo. Descubrimos que había muchísimas soluciones a nuestros principales problemas ecológicos, económicos, sociales y de visión del mundo, y una creciente red de movimientos en todo el mundo trabajando a diario para crear un futuro mejor. Eso nos llevó a cambiar el foco de nuestro proyecto de película de animación, dejando el tono puramente pesimista para enfocarnos en las soluciones, en ofrecer una visión de un futuro distinto (y mejor). Y entonces surgió la idea de “El Futuro imposible”, cuyo estuvimos trabajando varios años con el asesoramiento de Daniel Wahl, autor del libro «Diseñando culturas regenerativas»). Hasta 2018 estuvimos trabajando parcialmente en ello mientras continuábamos con otros trabajos, más vinculados a la publicidad.
-¿Cómo fue encarar una producción colectiva sin fines de lucro?
-A lo largo de los años el proyecto pasó por distintas etapas, con distintos objetivos y distintas formas. Al principio queríamos hacerlo en forma de película, y creamos un video-teaser para conseguir fondos para ello. Y parecía que estábamos por lograrlo, cuando, de golpe, apareció la pandemia. En esas primeras semanas de calles vacías, parecía casi el fin del mundo, y las puntas que teníamos para desarrollar la película por vía comercial nos dijeron que volvamos a hablar en seis meses, lo cual en el momento nos parecía como que nos digan que en la próxima vida…
Entonces decidimos que no podíamos guardarnos más toda esa información, y que íbamos a hacer la película de manera colaborativa por internet, convocando a ilustradores, animadores y cualquier persona que quisiera colaborar a ayudarnos a hacerlo realidad, creando cortometrajes animadores que luego se unirían en una película. Esa etapa duró hasta fin de 2021, hasta cuando junto a Martin Domínguez, director de la agencia Piensa, también de Bariloche como Antonio y yo, decidimos asociarnos para producir “El Futuro Imposible” en formato serie. Entre 600 proyectos que se presentaron en todo el país, ganamos en categoría Serie de Animación para la región Patagonia.
-¿Cómo y cuándo se podrán ver los capítulos de la serie?
-Estimamos terminar la serie antes de octubre. Al ser financiada por el Ministerio de Cultura, se estrenará primero en los medios oficiales de Argentina, creemos que en canal Encuentro y Cine.ar. Luego depende de los acuerdos de distribución que consigamos cómo difunde en el resto del mundo.
-¿Cómo fue su experiencia en festivales, como en el de Annecy, en Francia?
-A Annecy llegamos de la mano de Ventana Sur, tras ganar con Piensa las Animation Pitching Sessions de 2021, donde contamos nuestro proyecto y pedimos asesoramiento sobre cómo terminar de financiar la serie y distribuirla internacionalmente. Fue un lugar donde nos encontramos con personas muy talentosas y generamos contactos para la futura distribución, que aún no rindieron sus frutos ya que esperan ver la serie terminada, ya que no pedimos dinero para la producción sino para la distribución.
-¿Quiénes se sumaron a colaborar?
-Más de cien personas se incorporaron al proyecto, la mayoría de Argentina, pero también de varios países de Latinoamérica y alguno que otro del mundo no hispano. Varias personas contaban con gran experiencia en el mundo audiovisual, pero la mayoría recién comenzaban a estudiar algo relacionado, y muchas otras no tenían experiencia pero muchas granas de aprender y ayudar como se pudiera. Por eso decidimos hacer clases gratuitas online de ilustración y animación, para que cualquiera pudiera empezar a producir imágenes para el proyecto.
-¿Por qué apostaron al lenguaje de la animación?
-En primer lugar porque llevamos décadas trabajando con animación, con lo cual para nosotros la decisión no era si usar o no animación, sino qué podíamos hacer con la animación que el mundo necesitara. Qué podíamos aportar a la causa…
Más allá de eso, en general veíamos que si bien había muchos documentales con un montón de información copada, la mayoría tenía un tono y una forma que los volvían algo «de nicho», para gente copada en documentales de ese tipo.
En la animación veíamos la oportunidad de llevar esas ideas y mensajes a un público más amplio, apelando al entretenimiento y entrando más «por los ojos». Nos imaginábamos una especie de “Baraka” (el documental del estadounidense de Ron Fricke) combinado con “Mind Game” (la película de animación japonesa de 2004 dirigida por Masaaki Yuasa y Kôji Morimoto).
La estética de “El Futuro Imposible” se basa en la combinación de fondos en foto o video con personajes ilustrados y animados. Más allá del impacto visual, lo que buscamos es que los fondos reales o foto-realistas nos ayuden a mostrar las texturas y particularidades tanto de las cosas “malas”, como la explosión en una mina a cielo abierto, como de las “buenas”, como un cultivo con técnicas de permacultura. Es decir que se vea la “realidad” y no quede en algo más abstracto o simbólico, que tenga ese aspecto documental. Por otra parte los personajes, tanto humanos como animales o robots, complementan ese lado documental dándole un toque más «anime» que buscamos para acercarnos a públicos más jóvenes que no suelen ser tan fans del género documental.
-En su manifiesto hablan de “crisis de imaginación”, me gustaría que amplíen el concepto.
-Este es el concepto central de nuestro proyecto. Como dice (Slavoj) Žižek «nos resulta más fácil imaginar el fin de toda la vida en la Tierra que un mucho más modesto cambio radical en el capitalismo». Nos imaginamos un futuro distópico como nuestras películas y series de ciencia ficción, un mundo totalmente contaminado y sin naturaleza, un totalitarismo tecnológico despiadado… y la verdad es que mirando los noticieros parece evidente que vamos hacia ahí. Pero realmente sólo estamos perdidos si lo damos por sentado, si lo asumimos como el único futuro posible, porque sólo podemos crear un futuro que podemos imaginar.
Por lo tanto si no podemos imaginar un futuro distinto, ese es el que haremos realidad, como en una profecía autocumplida. Y de ahí se desprende que si queremos crear un futuro distinto, primero tenemos que poder imaginarlo. Ahí es donde creemos que podemos aportar algo: aunque sea unos destellos de otro futuro improbable, pero posible.
-También plantean que actúan “con el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad”, como decía Antonio Gramsci.
-«Con el pesimismo de la razón»: si vemos los datos sobre el estado del mundo. como cambio climático, contaminación, panorama político, preocupaciones de la gente, etcétera, o simplemente vemos los noticieros y las tapas de los diarios, la conclusión lógica es que «estamos en el horno». No parece haber salida a un modelo que nos lleva inevitablemente al colapso de nuestra civilización. Nos lo advierten los científicos hace décadas, nos dan ultimatums, y los líderes mundiales se reúnen para hablar de ello, pero no hacen nada realmente contundente para cambiar de rumbo, nada a la altura de las circunstancias. Incluso todo lo contrario.
Con la pandemia vimos que cuando queremos, podemos cambiar de modo de vida drástica y rápidamente. Necesitaríamos un cambio como mínimo de esas dimensiones y de esa velocidad, y como todos podemos apreciar, estamos lejísimos de que eso suceda. ¿Pero eso significa que debemos rendirnos? No. Debemos actuar «con el optimismo de la voluntad», con la confianza en que si no nos damos por vencidos, todavía tenemos chances, todavía podemos actuar. ¿Cuántos partidos parecían perdidos y se dieron vuelta en el último minuto? En muchas de las mejores historias hay un momento en que todo parece perdido. que en teoría del guión ese momento se llama «all is lost» (todo está perdido), pero por el extraordinario coraje y la tozudez de sus protagonistas, la historia cambió su rumbo, ¿o no? Y así como el aleteo de una mariposa puede causar un huracán, hasta el más «pequeño» de nosotros y nosotras puede generar un cambio de grandes dimensiones. Solo hace falta una cosa: no rendirse.
-Pareciera que el presente supera las distopías…
-Sin lugar a dudas cada día que pasa el noticiero nos muestra imágenes más parecidas a nuestros libros, películas y series de ciencia ficción distópicas. Las cárceles de (Nayib) Bukele, los robots asesinos en desarrollo, la vigilancia tecnológica en China… Según (Yuval Noah) Harari , la desigualdad aumentará tanto que pronto la humanidad se dividirá en especies distintas, con la mayoría de los humanos «antiguos» en la miseria, sin servir ni siquiera para ser explotados, mientras una nueva especie de super-humanos con implantes tecnológicos podrá vivir 200 o 500 años, con un poder y una riqueza nunca vistos en la historia. O sea… ¿Qué va a ser de la ciencia ficción distópica? Será difícil diferenciarse del realismo futurista.
-¿Qué sienten al escuchar a candidatos que directamente niegan el cambio climático?
-Es desesperante ver que el cambio climático ni siquiera está entre las principales preocupaciones de la población, al menos acá en Argentina, pero al mismo tiempo es lógico que si tenés hambre te preocupe más el día a día que el futuro a largo plazo. Y eso que los efectos del cambio climático ya se ven en el noticiero, entre otras cosas con una sequía que como dicen privó a las arcas públicas de 20.000 millones de dólares, lo cuál hubiera cambiado la economía y la política, y sin embargo ningún candidato habla de las causas del tema. Y ni hablar de la negación del cambio climático de algunos candidatos…
Una de las cuestiones centrales que buscamos encarar en nuestra serie es la relación entre economía y ecología, sobre todo el buscar una nueva relación entre ambos, porque actualmente pareciera que es elegir una cosa o la otra: o buscamos proteger la naturaleza y entonces parece que estamos en contra del desarrollo económico y queremos condenar a la gente a la pobreza, o parece que queremos sacar de la gente de la pobreza y entonces el precio es destruir la naturaleza. Superar esa dicotomía, con una economía alineada con los principios de la ecología y de la vida en general, nos parece una de las claves a explorar.
Fuente: Télam
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