Juegos con el tiempo, el azar, pinturas, diversos hongos y sus aplicaciones, muestra de fósiles y muchos experimentos fueron algunas de las actividades que un grupo de unos 60 estudiantes de distintas universidades nacionales de carreras científicas, tecnológicas y de arte ofrecieron en la tarde de este sábado en el Parque de la Ciencia, para reclamar por la apertura de la programación de verano del Centro Cultural de la Ciencia (C3) que fue cancelado por las autoridades.
Como modalidad de protesta, los «copilotos» de la ciencia, tradicionalmente llamados guías, llevaron a cabo una serie de actividades por ejes temáticos para que los más chicos y sus familias disfruten en la plaza del Polo Científico-Tecnológico ubicado en Godoy Cruz al 2320 en el barrio porteño de Palermo.
Las actividades se dividieron por ejes temáticas tales como Azar, Información, Intervenciones y Tiempo, esta última, se encargaba de realizar «viajes al pasado» a diversas culturas, para conocer sus diferentes formas de concebir y medir el tiempo.
La muestra
En uno de los espacios, denominado Zoom, podía encontrarse mesas con diversas temáticas, tales como hongos, minerales, densidades y fósiles, donde los más pequeños podían interactuar con los distintos elementos, como los minerales magnéticos que Isabella, de 10, se encontraba manipulando junto a su abuela, que la observaba expectante mientras le tomaba fotos.
Por su parte, Verónica (48) se encontraba acompañando a su hija Lucila (19), una de los «copilotos» que les enseñaba a los interesados a través de diversos tubos de ensayos, líquidos de colores, globos y levadura, la densidad de los líquidos y cómo esta última, por ejemplo, tenía la capacidad de inflar pequeños globos que colocaban sobre los tubos de ensayos ante la mirada atenta de las distintas familias que se acercaron ante la convocatoria.
«La idea es acercarle la ciencia a los más chicos, pero también a los adultos. De hecho ella (Lucila) me invitó a venir y sirve mucho para explorar, investigar y aprender. De hecho, ahora voy a escuchar la charla que van a realizar sobre el tiempo. Estoy un poco tímida, pero de a poco me voy a acercar a todos los stands», dijo entre risas a esta agencia.
«Nosotros siempre venimos al C3. A mis hijas les encanta venir al museo», expresó a Télam Mariana, que junto a sus hijas Sofía (10) y Paz (7) se acercaron a participar de la actividad ya que «hace cinco años nos mudamos a la provincia de Santa Fe y nos acercamos al centro cada vez que tenemos la oportunidad».
«Mi hija más grande dice que quiere ser ‘escritora científica’. Todavía no sabemos cómo lo va a lograr. Está muy interesada por los atlas de la naturaleza y libros reescritos sobre el libro de Darwin», añadió su madre entusiasmada y expresó que «siempre está con su bloc de hojas y dibuja».
«Es mucho lo que aprenden y lo que les deja este tipo de actividades», concluyó.
Dentro del Eje Azar, se abrió el interrogante sobre si se puede predecir qué número de un dado va a salir y, con la mirada expectante de familias, niños, jóvenes y adultos de todas las edades participaron de un juego didáctico en donde simulaban ser un casino, con fichas y dados intentaban explicar acerca de probabilidades y casualidades.
Cecilia, mamá de Lorenzo (5) y Constanza (3), se encontraba con sus hijos manipulando un taumatropo, un juguete que reproduce el movimiento mediante dos imágenes, en este caso, se podía observar una flor dentro de un jarrón.
En diálogo con Télam, manifestó que «estos espacios de ciencia y cultura son fundamentales para el desarrollo de nuestros conocimientos y experiencias. Traerlos a ellos es poder experimentar desde temprana edad de qué se trata el mundo, poder entenderlo, razonarlo y vivenciarlo para tener un conocimiento más vívido».
«Estábamos muy contentos de poder venir, no somos de Buenos Aires, venimos desde Montevideo, Uruguay», expresó a esta agencia y agregó que «desde que estaba embarazada me anotaba a qué lugares los iba a traer».
Otro de los espacios era el Galton, la incógnita central se centraba en cuánto pesa el Obelisco en la avenida 9 de Julio, y proponía construir un consenso para tratar de acercarse al valor real, además de variados juegos de mesa.
Por su parte, en el stand de Información, los interesados podían jugar a encriptar la información de un mensaje secreto a través de códigos.
Ese fue el caso de María, una enfermera que se acercó con sus hijos de 7 y 11 y aseguró que «desde chica siempre me encantó la ciencia y desde chiquitos les intenté inculcar un montón de cosas, que lo puedan experimentar acá es lo más».
«Creo que lo más lindo para ellos es que descubran este tipo de actividades sobre qué es la física y la química. Hoy nos encontramos con que el museo estaba cerrado, pero las actividades que están haciendo afuera están muy buenas», agregó.
«Venimos de la sección de Azar, mi hija pintó una manito y mi hijo más grande a través de distintos parámetros descifró un mensaje», concluyó entusiasmada mientras su hija insistía con visitar el stand Zoom para «hacer arcoíris» en los tubos de ensayo.
La situación en el C3
La suspensión del programa de verano del C3 derivó en la presentación de la renuncia, el pasado 5 de enero, de la titular de Museos, Exposiciones y Ferias del ex Ministerio de Ciencia y Tecnología, Guadalupe Díaz Costanzo.
El centro de divulgación quedó, desde el cambio de gobierno, bajo la órbita de la subsecretaría de Ciencia y Tecnología, a cargo de Paula Nahirñak, quien depende de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología que integra la estructura de la Jefatura de Gabinetes de Ministros.
En los últimos cuatro años, el C3 recibió a casi 40.000 estudiantes de más de mil escuelas primarias y secundarias de todo el país, según informaron los propios guías del centro en una petición en contra del cese de actividades difundida por redes sociales.
Además, durante 2023, más de 250.000 personas, entre residentes y turistas, visitaron el lugar, siendo «el único espacio de gestión nacional de estas características, con un funcionamiento reconocido a nivel internacional».
Fuente: Télam
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