Tras darse a conocer en dos producciones anteriores con un exquisito neo soul y cautivantes sonoridades jazzy, Michelle Bliman se aventuró en despojadas canciones pop en su acústico tercer disco «Pluma», que además presagia un sucesor, que ya comienza a tomar forma, en el que la cantante, compositora y multinstrumentista incorporará por primera vez programaciones digitales.
«El año pasado estuve tocando saxo y haciendo coros con Bandalos Chinos. Lo mismo con Hilda Lizarazu. Y estuvimos tres meses en París con Fernando Samalea tocando, y pude ver otros proyectos. Yo venía muy del jazz y el soul y algo de esa canción pop con cuatro acordes cantables me atrapó más que nunca», señaló la artista a Télam al explicar esta mutación estilística.
Y amplió su justificación hacia el formato elegido: «Este disco es una transición a lo que viene, si bien tiene una identidad propia. Yo ya estoy grabando un cuarto disco con una identidad más pop y cantable. Aquí mi propuesta fue la síntesis, que las canciones funcionen con poco. Las canciones pueden o no ser tocadas en banda, pero ya funcionan en sí mismas».
Más allá del carácter transitorio que la artista le otorga a su flamante registro, y aunque ella misma se encarga de aclararlo, de ninguna manera se le debe dejar de prestar atención a «Pluma», un delicioso compendio de diez despojadas canciones que transitan entre el pop, el bolero y la bossa nova.
El enfoque acústico, en el que la voz y la guitarra de Michelle adquieren estelaridad, no implica que no haya músicos acompañantes; por el contrario, hay nombres de fuste en la escena rockera local, como los de Samalea y el bajista Paul Dourge, además de otros que suman profundidad y colorean el perfil intimista de las interpretaciones.
Allí se anotan los arreglos de cuerdas de Guido Martínez, materializados por Herman Ringer; los guitarristas Leo Andersen y Pato García Jr., y la pianista y cantante Agustina «China» Roldán.
Por supuesto que no es una novedad para esta artista el codearse con colegas de largo recorrido en la escena, a pesar de su juventud; pues en su primer disco contó con Javier Malosetti y Hernán Jacinto; además de su mencionada intervención en la banda de Hilda Lizarazu.
Pero su sociedad musical más fuerte la tiene con Fernando Samalea, no solo por contar con asistencia perfecta en toda su discografía, sino también por encarar juntos por localidades de todo el país el que han dado en llamar «Proyecto Triangular».
«Lo llamamos así porque yo doy un seminario con temáticas vinculadas a la música, por ejemplo, de ensamble vocal, o de interpretación. Luego, Fernando da charlas informales, en las que comparte historias sobre el rock que le tocó vivir, le preguntan cosas y se genera un intercambio. Y cerramos con un show con músicos locales», detalló.
Lo cierto es que esta joven cantante, compositora, guitarrista, pianista y saxofonista, acaso signada de nacimiento con un nombre que homenajea a la famosa canción que Paul McCartney escribió para Los Beatles, por el fanatismo de su padre por la banda de Liverpool, ratifica con «Pluma» sus muchas virtudes y amplía sus recursos con novedades sonoras que comentó en una charla con esta agencia.
Télam: ¿Por qué optaste por un formato acústico en este disco?
Michelle Bliman: Porque fueron canciones compuestas en la transición entre la pandemia y el momento que estamos ahora. Todas las canciones nacieron desde la guitarra y el piano, que son los instrumentos armónicos que me gustan tocar. El carácter acústico tiene que ver con esa intimidad que le quería dar. Algunas canciones tienen que ver con lo que atravesamos que, si bien ya pasó, algunas enseñanzas que nos dejó la pandemia estaría bueno que podamos sostener, como eso de cultivar la atención y la conexión con los demás, en una era de mucha saturación de información. Hay historias en distintos géneros y un aire acústico con cuerdas que le un aire más profundo que experimenté por primera vez y me encanta.
-¿Cómo aparece el nombre del disco?
-Pluma es una palabra cuya sonoridad me encanta y además es el nombre de la herramienta con la que escribimos, así que me pareció que tenía un vínculo muy fuerte con la composición de las canciones. A la vez, es fundamental para el vuelo de las aves que cantan, así como la piel es el órgano más grande del cuerpo, que nos conecta con el entorno; porque por un lado nos separa como individuos y, por otro lado, es un canal de conexión. Me encantó este doble sentido.
T- Tocás el saxo que es un instrumento relacionado a la melodía, y el piano y la guitarra, más ligados a lo armónico. ¿Cómo juega eso en vos a la hora de componer?
-Compongo desde el instrumento que agarre y eso influye directamente en la canción. Por ejemplo, mis herramientas con el piano son más limitadas porque no soy pianista, entonces las canciones en el disco que tienen piano son más simples. Ante diferentes herramientas, nacen cosas distintas, por eso quise estudiar saxofón, porque ya estudiaba desde los 12 la guitarra y quería tener el abordaje melódico y armónico, que es como entrar a una misma casa por diferentes puertas. Hay distintas miradas, uno se encuentra con distintas cosas en el piano, en el saxo y en la guitarra. Además, es un antídoto total contra el famoso bloqueo creativo, porque le das un «twist» a lo que estás acostumbrado a hacer y vas a otra cosa.
-También cantás en castellano, inglés y portugués. Imagino que la elección del idioma en cada canción está ligada a la sonoridad…
-Yo me crie con esta sonoridad anglo, me gusta mucho el rock inglés. A los 15 empecé a tocar el saxo y cursar la carrera de jazz, que también tiene la sonoridad del inglés porque son géneros que nacieron en esa región. Para mí, los idiomas, antes del texto, tienen que ver con la sonoridad. Voy tarareando la melodía mientras toco para componer y ya me aparece la sonoridad de una palabra y ahí sé en qué idioma va a ser. Compongo para publicidades que salen en toda Latinoamérica. Estoy en contacto con el inglés y la fonética del francés y el portugués. Me gustan muchos los idiomas porque enriquecen la estética sonora.
-Tus tres discos están tocados de manera orgánica, no hay sonidos digitales programados ni trucos desde la consola ¿Es una toma de postura o simplemente se dio así?
-Lo que viene es con programaciones digitales. Habrá músicos tocando porque para mí sí es una postura esa, pero se va a fusionar con programaciones digitales porque es una sonoridad que estoy buscando. Tengo tres discos tocados de una manera que me encanta pero siempre busco explorar algo nuevo, así que habrá humanos tocando pero la matriz será digital, con baterías programadas. Se irán lanzando simples por mes y estimo que para los primeros meses de 2024 se publicará el disco completo. Me gusta el disco como obra pero está buena la moda de los singles porque representa la inmediatez del estado creativo o emocional, se condice un poco más con el momento agudo a cuando se escribe una canción. Para el disco completo hay que esperar y, no digo que se pierda esto, pero se va resignificando.
Fuente: Télam
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