El sábado pasado, en el Centro Municipal de Exposiciones de San Isidro, más de 15 mil personas coparon una nueva edición del Parador Konex, un festival gratuito al aire libre y a orillas del río, en donde hubo feria de vinilos y luthería, actividades para los más chicos, food trucks y mucha música.
El intendente Gustavo Posse participó de la propuesta, que contó con los espectaculares shows en vivo de dos de los grupos musicales del momento: Conociendo Rusia y Perotá Chingó.
Una infraestructura impecable, un parque hermoso y un Parador Konex que hoy marcó un hito en cuanto a público. Todo en un marco de seguridad, disfrute, shows musicales de gran calidad, que suenan y se ven muy bien, y con algunas bandas que nacieron en San Isidro, expresó Posse.
A su lado, y a metros del escenario principal, la subsecretaria de Cultura de San Isidro, Eleonora Jaureguiberry, agregó: Junto al río, pic nic, mate, lona, bicicletas, muchísimas familias con niños en los talleres y la música en vivo dirigida a los jóvenes. De eso trata esta alianza con el Konex, que es una manera de estar en el mundo, una instancia de educación en las artes y una idea clara sobre qué es ser joven y cómo se transita esa edad en la ciudad y con otros.
Los más chicos se divirtieron con talleres de superhéroes, tatuajes temporales, serigrafía y seritattoo, brillomanía y un mural que creció con las horas. Además, un Planetario móvil ayudó a que conozcan el mundo de estrellas y planetas sentados o acostados en un gran domo.
Las cientos de familias que estuvieron presentes, también pudieron meterse de lleno en la última propuesta de Central de Procesos, la Fábrica de máquinas utópicas: un laboratorio de arte contemporáneo donde los artistas abrieron sus procesos a la comunidad.
Paralelamente, se llevó a cabo la IV Feria de Coleccionismo Discográfico, que incluyó CDs, cassettes, DVDs, Blu-rays, VHS, remeras y libros en sintonía con la movida.
Todo en un contexto rodeado de food trucks, con una carta variadísima y con la invitación de hacer un pic nic al aire libre.
A las 17:30, la música arrancó con DDM. Cuatro jóvenes de San Isidro, Arturo Federico (voz y guitarra), Ako Capralora (bajo), Juan Ignacio Otero (guitarra) y Miguel Torchio (batería), que hicieron un repertorio del grunge al rock alternativo, después de haber pasado su prueba de fuego al ganar San Isidro Te Escucha 2019, un concurso municipal que les permitió grabar, como parte del premio, su CD debut, Anarkoplant.
En el medio, a las 18:30, también dos de San Isidro al mundo, Dolores Aguirre y Julia Ortíz. Como Perotá Chingó, el dúo (con Martín Dacosta en percusión) suena hace rato y tuvo de trampolín a Ríe Chinito, un video con más de 20 millones de vistas en Youtube. Tres CDs, algo de folk, electrónica, trap y ritmos contemporáneos, giras por 20 países de la región y de Europa, escenario compartido con Djavan, Lenine, Joss Stone y Chambao, dan el aval de lo que fue una excelente performance.
Nos encantó tocar acá, en nuestro lugar, nuevamente. A metros de este Centro de Exposiciones, en el río, nos juntábamos a componer así que fue especial. Está muy bien organizado, comentaron las Perotá Chingo, minutos después de su actuación.
El evento cerró desde las 20:00 con Conociendo Rusia, liderado por Mateo Sujatovich, que hace rato dejó de ser el hijo del tecladista de Spinetta Jade. Con dos CDs (Conociendo Rusia y Cabildo y Juramento), esta banda es la revelación de la canción pop-rock, fue nominada a los Premios Gardel 2019 (Mejor nuevo artista y Mejor álbum pop alternativo), y lo demostró con una serie de canciones que hicieron vibrar y saltar a todos.
Vinimos al Parador hace dos años, nos encantó y acá estamos, dijo Luciano Pili, de Beccar, junto a su sobrino Nahuel, de nueve años, y a la mini escultura que ambos construyeron con papel aluminio cargado con estática.
Somos de zona oeste y estamos realmente sorprendidas. No todo pasa por la Capital. El aire libre, el río. Es una bocanada de aire fresco, coincidieron sobre la manta Valeria Lavecki y Andrea Rodrigo, que a sus treinta años vivieron toda la experiencia, y lucían brillos y tatuajes temporales en la cara.
Fiesta total, increíble, concluyó exultante Lucila Aselborn.
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