Charles Darwin visitó Argentina en la segunda década del siglo XVIII y en medio de sus estudios tuvo un fugaz encuentro con Juan Manuel de Rosas, historia que retoma el filme «Dos manzanas», de estreno este jueves en salas, con el ficticio intento de asesinato del líder bonaerense y el protagónico de Martín Slipak en la piel de naturalista británico.
«Me llega una invitación del director Eduardo Raspo para leer el guion y formar parte del proyecto. Lo leí en el mismo día y sentí que no suelen llegar guiones de cine de ese estilo. Me pareció muy particular y arriesgado. Yo soy bastante fanático de sostener textualidades más complejas, intrincadas y filosóficas y el cine tiene tendencia al poco diálogo», comentó Slipak a Télam sobre los atractivos que para él tuvo del filme.
«Acá había grandes diálogos filosos, profundos y teóricos; también muy autóctonos, que resuenan en la historia del país. Siempre es divertido hacer una película porque tiene mucho que ver con reconocer el registro de lo que quiere contar el director y para mí ese es un trabajo muy divertido, con lo cual me entusiasmó enseguida el proyecto», agregó.
En el filme, Darwin se encuentra de expedición por los campos locales y un general opositor (Pepe Monje) le pide que se reúna con Rosas para asesinarlo. El personaje se sorprende por un doble motivo: por un lado, por el motivo que hay detrás del pedido; por el otro, porque, dice, él no es «ningún asesino».
«En principio, algo que yo sostengo, es que por algo nos llamamos intérpretes porque uno hace una interpretación del personaje. No sólo lo expresamos sino que tratamos de entenderlo. En mi caso, jamás de imitarlo. Esto era una teoría de cómo podía ser este personaje, sumado a la conversión del idioma, que está perfecto, porque es un cuento que contamos nosotros desde Argentina y en español», agregó el actor.
La película se apoya en los diálogos, varios de ellos existencialistas, y en los conflictos políticos de la época, muchos de los cuales, opinó Slipak, parecieran no haberse resuelto 200 años más tarde en el país.
«Es llamativa la vigencia de esta historia. Uno puede reflexionar en cómo este país sigue arrastrando imposibilidades y luchas desde hace siglos. La puja de poderes, intereses, sociedades divididas que siguen pensando en Argentinas muy distintas. El personaje de Pepe Monje dibuja una grieta en un cuero y se ve que esa grieta ya existía siglos atrás», señaló el actor.
El elenco lo completan Diego Cremonesi en la piel de Rosas; Luis Ziembrowski como el acompañante ilustrador de Darwin; Monje, el político que envía a matar a Rosas; Osqui Guzmán en el rol de un soldado y Pilar Boyle como la mujer cautiva.
– ¿Qué fue lo que más te llamó la atención de interpretar a Darwin?
– En principio, sobre muchos personajes que cambiaron la historia de nuestra humanidad uno creería que han tenido vidas extraordinarias. Y su historia demuestra lo contrario. Él hizo ese gran viaje que cambió su vida, pero luego nunca más salió de Inglaterra. Él un poco se retiró a escribir y pensar. Es muy interesante un dato de este viaje: él pudo haber contraído chagas y eso pudo haber sido causa de sus enfermedades y muerte. Era un naturalista y me parecía interesante mostrar la curiosidad de este personaje. Tiene tanta importancia lo que se dice como lo que se ve. Lo que ve en dos manzanas son estímulos, al igual que este campamento y el político. Creo que con Raspo coincidimos en ver lo que le pasaba al personaje, descubriendo este universo que le da tanta información para sus teorías posteriores.
Fuente: Télam
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