María Bethânia, la diva de la música popular brasileña y de la vanguardia tropicalista de los 60, acaba de lanzar Noturno, un nuevo álbum de estudio que incluye canciones de su sobrino Zeca Veloso, Adriana Calcanhotto y de Chico Cesar, entre otros, y será entrevistada este miércoles en Radio Nacional Folklórica a las 23 en Panamericana, conducido por Nicolás Pichersky.
El “Diamante verdadeiro”, como la canción que ella misma interpreta de (¿habrá que aclararlo aún?) su hermano Caetano Veloso, nos vuelve a asombrar con, otra vez, una gema maestra. Este “otra vez”, tiene dos motivos: la discografía de Bethania misma y los últimos discos de las grandes mujeres del Brasil de lo años recientes: el So de Adriana Calcanhotto, el hiper-bailable A pele do futuro de Gal Costa y por supuesto el reciente Portas de Marisa Monte, también celebrado en esta sección de FM Folklórica.
Noturno porta ese nivel perfección clásica de sus discos de los 70 que se nos quedaron impregnados en la piel (Álibi, Mel, Talismá), los discos en dueto como Chico Buarque & Maria Bethania, o aquellos en vivo de las últimas décadas, dedicados al mar, al amor, a la poesía de Pessoa como Mar de Sophia o Pirata.
El álbun impacta. Tanto por su comienzo, en que la diva, Ava Gardner del Brasil, llama al mozo para ordenar ese trago de nocturnidad del título del álbum (Garçom, apague essa luz / Que eu quero ficar sozinha) donde podemos imaginarla en ese bar bebiendo tristezas; como por todo el sonido que construye el productor Jorge Helder (uno de los más importantes de Brasil, colaborador de Chico y del hermano Caetano).
No es que sea un disco que carezca de puntos flojos, sino uno en el que es imposible hacer un recorte de nuestras canciones favoritas. “O sopre do fole” con su acordeón nordestino, y a la vez un poco chamamecero y con ese título tan tanguero (“el soplo del fuelle) junto a “Vidalita”, entre el flamenco y la música del NOA, imposiblemente argentinas.
Noturno, es un título pizarnikiano. A la belleza del bolero “Prudencia” la remata con la filosa “Dois de junho”, una de las dos maravillas que Adriana Calcanhotto aportó para este disco. La letra detiene el mundo, para la respiración: “En un país negro y racista / en el corazón de Latinoamérica / en la ciudad de Recife / Martes 2 de junio de dos mil veinte / Veintinueve grados centígrados / …cielo limpio”.
Y al final también se puede danzar con electricidad de cuerpo y con guitarra eléctrica (ella sigue siendo una tropicalista) con “Cria da comuinidade” o suspirar enamorados (no importa de quién, no importa si de nadie) con la poesía de “Luminosidades” y “Uma pequenina luz.”
Fuente: Télam
Déjanos tu Comentario!