La cantante, compositora y rapera española Sara Socas señaló que “se ha ido perdiendo bastante la musicalidad” en las competencias de freestyle y que es haciendo canciones donde mejor siente que puede “brillar” con su talento y sin cargar con “tanta presión”, en conversación con Télam sobre su actualidad musical y su flamante colaboración con la artista argentina Marilina Bertoldi.
En el marco del estreno de la canción “Fockit”, que cruza géneros como el rock, rap, funk y hasta electrónica, Socas entregó algunos detalles inéditos de la alianza gestada en el estudio doméstico de Bertoldi y del video rodado en Villa Lugano durante su última visita a la Argentina, ocasión en la que también brindó una exhibición de freestyle en FMS Argentina junto al rapero local G Sony: “Tengo muchos amigos en España y también dentro de mi equipo de trabajo que son argentinos y me habían comentado de su existencia y recorrido. Me habían contado cómo ella lo petaba en el rock, y me interesé bastante por su perfil, también porque su historia como activista es bastante similar a la mía”.
“Armamos el encuentro y fue puro rock and roll. Lo grabamos en su casa, en su departamento, con sus gatos ahí de público, y salió genial. Marilina es lo más. Si bien no teníamos todo el tiempo del mundo para hacer la canción, algo que podía suponer una contra, al final nos ayudó a encontrar el punto medio para bancárnosla y trabajar duro”, comentó la artista de 27 años nacida en Tenerife.
Al otro día de la grabación, improvisaron un rodaje en Villa Lugano en plan “turismo underground” nocturno para registrar una pieza audiovisual que sintonizara con el espíritu “un poco loco” de la creación musical: “Fue muy surrealista todo. Había alguien ahí como del barrio que nos acompañó para que estuviéramos tranqui. Fue todo muy de película la situación. Súper buena onda el tipo. Me gustó mucho hacer el video también porque bebimos fernet durante todo el rodaje, algo que nunca había probado. Ahora me declaro fan de ese ’70/30′ que está muy bien y es hermoso”, comentó.
“Lo grabamos un poco de prisa pero queríamos que fuera algo así como un poco loco en el sentido de que la canción también es así, entonces la imagen tenía que ser también dinámica. Al final algo más fijo o aburrido no tenía mucho sentido con ‘Fockit’. Fueron días de mucha adrenalina, pero estoy muy contenta de que después de tantos meses al fin fuera a salir”, añadió Socas sobre el video filmado en una madrugada de marzo por la realizadora Juli Grass.
En el medio de su gira, que comenzó en Estados Unidos con recientes presentaciones en Los Ángeles y Miami y que cerrará de aquí hasta fin de año en España con funciones en Zaragoza, Tenerife, Madrid, Granada, Sevilla, Barcelona y Pamplona, Sara llegará otra vez a Buenos Aires para presentar el 14 de septiembre en La Trastienda el repertorio de su próximo álbum, titulado “Tenerife Norte-Madrid” (“el viaje que más hecho en mi vida, los dos lugares de los que soy”), del que ya se conocen adelantos como “All Star” y “Siente” junto a los sevillanos SFDK.
“Pueden esperar unos visuales ‘piolas’, como dicen ustedes, y una banda genial de chicas argentinas que conocí durante aquella visita. También vamos a contar con algunos invitados especiales. No sé si puedo develar mucho, pero hay uno que es obvio: alguien que cantó conmigo muy bonito en FMS (risas). Va a ser una buena oportunidad para volver a hacer algo juntos, ya no con un instrumental como tal sino con música en directo para probar otra cosa”, reveló.
Sara estudió música desde pequeña en una escuela municipal de su pueblo natal, Tegueste, donde aprendió las primeras nociones básicas de guitarra y lenguaje musical, pero fue al final de su adolescencia, ya radicada en Madrid para cursar Periodismo y Comunicación Audiovisual, que se cruzó con el mundo de las rimas improvisadas gracias a otros estudiantes que hacían freestyle y componían rap.
A partir de ahí, comenzó un camino en el circuito de las batallas que la tuvo tanto en Red Bull Batalla como en FMS España, donde fue la primera mujer en conseguir clasificar, pero decidió alejarse para concentrar su creatividad en la composición musical.
“Tenía ganas de seguir haciendo música; las batallas estaban suponiendo mucha presión y también pasó que se ha ido perdiendo bastante la musicalidad en la competencia. Ahora va todo más a una frase concreta y cuanto más violento o conceptual sea todo, casi como matemático, mejor. Es por eso que la gente que tiene un lado más artístico en la improvisación, ya sea en el flow, las métricas o lo que sea, con el tiempo se ha ido desvinculando. Al final no se siente como un espacio donde tú puedas brillar del todo como tú quieres o que no siempre se va a reflejar en los resultados”, reflexionó.
-¿Qué tendría que cambiar para sentirte cómoda de vuelta en un formato de batalla de freestyle? ¿Es una etapa cerrada?
-Nunca digas nunca, porque uno nunca sabes de qué le van a volver a dar ganas, pero yo ahora mismo estoy cien por ciento con la música. Creo, además, que la música es un proceso y una construcción entre lo que uno quiere decir y sonar, que también puede ir cambiando con el paso del tiempo. Se trata de la construcción de un personaje artístico, por así decirlo, y eso implica tiempo. Para mí es como una transición: no alcanza con petarlo en las batallas para que eso se vaya a traducir automáticamente en música. Hay bastante trabajo ahí y yo estoy dispuesta a hacerlo. En cuanto a qué tendría que cambiar, quizás sea yo la que tenga que cambiar cosas, pero no lo sé. Sí veo que de un tiempo hasta acá se me estaba haciendo un poco repetitivo, en el sentido de que la mayor parte de las voces nuevas que surgen son como versiones beta de algo que ya existe, según mi opinión. Al final, creo que la gente no tiene ganas de ver un “mini Chuty” o un “mini Gazir”, sino más bien algo completamente nuevo. Ya existen los perfiles que existen que son buenísimos en lo suyo pero la gente espera algo nuevo y un Bnet es algo que pasa cada treinta años, supongo.
-¿Cuál es la relación entre las Islas Canarias y la música latina? ¿Por qué es que géneros como el reggaetón han prendido mucho en esas tierras?
-Mucha gente no lo sabe o no llega a esa conclusión, pero es tal cual. Para ponerte en contexto, por ejemplo, mientras que en el resto de España escuchaban otro tipo de música como rock en español, nosotros en nuestra adolescencia escuchábamos a artistas como Grupo Orilla o Juan Luis Guerra. Para todos los canarios, Guerra es algo así como un Dios, entonces hay como ciertas influencias musicales y sonidos que traemos por nuestros padres. Nos criamos con eso desde pequeños. No es algo que esté tan naturalizado en el resto de España: nosotros tenemos un acento y una cultura diferente en ciertas cosas, pero sobre todo en lo musical. En mi caso, es algo que agradezco muchísimo. Y por eso es que de aquí salen artistas como Quevedo, Ptazeta o Cruz Cafuné, y podría seguir con una lista infinita.
-¿Y esta impronta que traes de querer romper un poco los moldes viene también por haber nacido en Tenerife?
-Al final es como que venimos de un sitio con la mente bastante abierta con respecto a los temas sociales, entre ellos el de la gente LGBTI, y entonces es como algo que viene tan intrínseco que no creo que lo hagamos en plan modo consciente como una súper protesta o tal. Siento que es algo que viene muy interiorizado, que entonces cómo no lo vas a incluir de manera natural en tus proyectos. De Ptazeta, por ejemplo, me encanta eso. La mina no tuvo que decir ‘hola, soy lesbiana’ sino que se puso a escribir canciones y se hizo evidente por el modo en que le escribe a una chica. Y, bueno, Santas Pascuas, al que le guste bien y al que no, bueno, que no lo perree. En mi caso, tengo una banda donde son todas chicas porque creo que quizás es una manera de seguir revindicando lo que reivindico sin que mis letras tengan un mensaje implícitamente activista. Ya con la presencia de estas músicas haciendo su trabajo espectacular en el escenario estamos mandando un mensaje de por sí.
Fuente: Télam
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