A partir de un taller de actuación en donde los participantes deben fingir ser otras personas y llevar su personaje sin fisuras durante la estadía en la casona en donde conviven, “Los inventados”, la opera prima de Leo Basilico, Pablo R. Pandolfi y Nicolás Longinotti que se estrena el jueves 2 de marzo, aborda el género fantástico con elementos de la comedia absurda.
Protagonizada por Juan Grandinetti en el rol de Lucas, un actor que por recomendación de una tal Verónica (Verónica Gerez), también actriz, ingresa a un retiro de actuación dictado por Raúl Zimmermann (Iván Moschner), un prestigioso maestro que insta a los participantes a que inventen un personaje y se transformen en esa persona ficticia mientras dure el taller; pero luego, los estudiantes van desapareciendo misteriosamente.
La experiencia colectiva del terceto que dirigió la película tiene una especie de método que surgió cuando se conocieron en la universidad, que combina “irnos de viaje para estar 100 por ciento dedicados al proyecto, trabajar con amigos, tener mucho diálogo con los actores y generar un ambiente íntimo y de mucha confianza en el rodaje”, cuenta Leo Basilico en comunicación con Télam.
Y en cuanto al relato, Pablo Rodríguez Pandolfi explica que les interesaba “poner en duda, de forma lúdica, eso que en el día a día es considerado lo real o lo normal –cuenta- y en esta búsqueda terminamos desembocando en un extrañamiento que es propio del género fantástico”.
“Los inventados” se podrá ver desde el próximo jueves en el Gaumont (Rivadavia 1635), al igual que en el Cine Cosmos (Corrientes 2046); mientras que los viernes 3, 10 y 14 de marzo se proyectará en El Cultural San Martín (Sarmiento 1551).
– ¿Cómo fue armar una película de a tres?
Leo Basilico: Nos conocimos estudiando Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires. Cuando llegó el momento de pensar nuestra tesis, decidimos arriesgarnos y dirigir juntos un largometraje. Este proyecto se llamó ‘Las bestias’ y se puede ver completo en YouTube. Fue una experiencia fundacional en la que descubrimos que nos complementábamos y que definió mucho de lo que quisimos repetir, como irnos de viaje para estar 100 por ciento dedicados al proyecto, trabajar con amigos, tener mucho diálogo con los actores y generar un ambiente íntimo y de mucha confianza en el rodaje. Cuando la terminamos estábamos seguros de que queríamos seguir juntos para hacer nuestra primera película profesional. Nicolás (Longinotti), el tercer director, escribió la primera versión del guion de «Los inventados» y a Pablo (Rodríguez Pandolfi) y a mí nos fascinó. Armamos una carpeta que presentamos al Incaa y terminamos ganando el concurso “Ópera Prima”.
– ¿Cómo llegaron a esta construcción dentro de lo fantástico, en donde se pone en duda la propia existencia del protagonista y de su entorno?
Pablo Rodríguez Pandolfi: Lo que estuvo desde el comienzo fue la pregunta por «la verdad», con la salvedad de decir que este concepto, de tan complejo, mejor ponerlo siempre entre comillas. Nos interesaba poner en duda, de forma lúdica, eso que en el día a día es considerado lo real o lo normal. Y en esta búsqueda terminamos desembocando en un extrañamiento que es propio del género fantástico. Lo demás fue llevar la premisa del retiro de actores, donde cada uno debe inventarse un personaje y no parar nunca de actuar, a la estructura misma de la película: que la narración también se permita transformarse, variar de género, poner en duda lo que vimos antes.
«Los Inventados contiene varias historias dentro de la historia y es ahí que aparece un diálogo con “Nazareno Cruz y el Lobo” de Leonardo Favio. Pero este homenaje interno es por absoluta admiración»Leo Basilico
– Si se quiere, “Los inventados” transita la comedia absurda. ¿Ese género fue el núcleo de la propuesta de lo que querían contar?
PRP: Me gusta esta definición de comedia absurda, porque deriva de lo mismo que comentábamos antes. La película tiene humor, pero no está filmada como una comedia de gags. Eso no le quita la potencialidad de poder percibirse como comedia y al mismo tiempo, le permite llegar a otros lugares, como a la pregunta por el absurdo de nuestros propios roles. La comedia en sí misma puede ser muy seria. Y quizás la risa que despierte una historia como esta no sea una carcajada, sino más bien una sonrisa incómoda. O como una piedrita en el zapato, algo que nos podamos llevar después de salir de la sala y que genere ciertas resonancias. Nos gusta pensar que abrazar la ambigüedad puede permitir que la charla después de ver la película sea más rica, que haya lugar a que las cosas tengan más de una explicación.
– ¿Con qué películas dialoga “Los inventados”? ¿cuáles son sus referentes en el cine?
LB: Los Inventados contiene varias historias dentro de la historia y es ahí que aparece un diálogo con “Nazareno Cruz y el Lobo” de Leonardo Favio. Pero este homenaje interno es por absoluta admiración. Porque no hay ninguna pretensión ni posibilidad de referenciar al cine de Favio porque es un caso atípico, único e inigualable. Pero más allá de esto y desde el guion mismo, lo que buscamos fue que la película tuviera una impronta distinta a lo que se suele ver o esperar dentro del cine nacional. Hay películas argentinas que nos gustan mucho por el hecho de ser poco comunes, más sueltas y desfachatadas, como “Historia de lo oculto” de Cristian Ponce, “Los paranoicos” de Gabriel Medina, “El prófugo” de Natalia Meta, o todo lo hermoso que hace Ana Katz. Intentamos ver mucho y aprender de todos lados. Nos gusta mucho el llamado cine “mumblecore” (subgénero nacido en el cine independiente estadounidense, con filmes de bajo presupuesto y personajes jóvenes que tiene dificultades para expresar sus emociones), pero también, desde ya, el cine norteamericano más clásico que nos formó la mirada desde chicos. Y con respecto a Latinoamérica, se están haciendo muy buenas películas, solo que es difícil encontrarlas por fuera de los festivales. Aprovechando que somos tres, elegimos traer elementos dispares y dejar que se mezclen entre sí y por eso «Los Inventados» tiene un poco de todo lo que nos gusta.
Fuente: Télam
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