El colectivo de cine político Silbando Bembas estrenará mañana de manera virtual su tercer largometraje, «La Sesenta – Crónicas de una lucha obrera», que retrata cómo trabajadores de esa línea de ómnibus pide justicia para David Ramallo, muerto en un accidente laboral, y mejores condiciones de trabajo, y señala a través de Lucía Casado, una de sus integrantes, que su «objetivo es que la película sea un disparador para debatir cómo nos organizamos».
«Queremos que esta película sirva a otros trabajadores y trabajadoras para dar las peleas en sus gremios y que sirva también para dar a conocer la lucha contra los asesinatos laborales como el de David Ramallo», subraya Casado, de Silbando Bembas, durante una entrevista con Télam.
El documental recoge el trayecto de organización y lucha de choferes y demás trabajadores de la emblemática línea de colectivos que surca el AMBA, siguiendo el relato de uno de ellos, Santiago Menconi, a partir de las crónicas propias luego compiladas en el libro «Sesentazo; crónicas de un lockout».
La realizadora resalta que decidieron «que la película esté narrada por Santiago porque eso tiene que ver con quién escribe la Historia»: «Tomamos una cita de Rodolfo Walsh que justamente plantea eso, que la clase obrera es despojada de la Historia porque es la burguesía quien la escribe. Y creemos que el acto de que sea un propio trabajador quien cuente su historia es un acto de disputa política por el balance de la lucha, que es en definitiva una disputa por la Historia».
«La Sesenta – Crónicas de una lucha obrera» estará desde este jueves en la plataforma pública de streaming Cine.ar y aunque esa visibilización podría multiplicar su llegada, Lucía apunta que no abandonan «la idea de la proyección presencial en salas, algo que para el cine independiente y sobre todo documental ya era difícil antes de la pandemia y ahora mucho más».
«La instancia de exhibición presencial es muy importante para nosotres porque permite un debate colectivo posterior», puntualiza quien forma parte de Silbando Bembas, colectivo de cine militante nacido a finales de 2007 en la carrera de Comunicación Social de la UBA y, desde entonces, compañía audiovisual en diversas luchas populares de carácter sindical, socioambiental, de género, de derechos humanos y contra el gatillo fácil, entre otras.
«Es importante que haya más cine de este tipo, cine político, militante, que busque contribuir con la lucha de la clase, de las mujeres.»”
Lucía Casado
En el caso puntual de este filme, parte en septiembre de 2016 cuando Ramallo muere aplastado por un colectivo que estaba reparando a causa de las precarias condiciones de seguridad laboral y esa pelea por justicia coloca a trabajadores de la 60 ante un monopolio empresarial que los obligará a reponer sus propias memorias de otras luchas.
Télam: ¿Por qué eligieron acompañar esta lucha puntual y continuar junto a ellos varios años?
Lucía Casado: Comenzamos acercándonos a la cabecera de la línea 60 cuando en 2015 comenzó la lucha contra los despidos. Los trabajadores estaban implementando la medida de no cobro de boletos en reclamo por el despido de un compañero. La patronal de Dota, el grupo monopólico dueño de la 60, respondió con 49 telegramas de despidos y luego un lock out patronal y los trabajadores de la 60 dieron batalla durante 42 días y nosotres nos acercamos a casi todos. Cuando el conflicto culminó en un triunfo enorme porque se consiguió la reincorporación de los despedidos, y varias reivindicaciones más (luego de sufrir una represión muy fuerte por parte de Sergio Berni, entonces Secretario de Seguridad de la Nación), pensamos que todo ese material tenía que servir para contar la experiencia, para que sirva de lección para futuras luchas. Pero mientras estábamos haciendo ese proceso de adaptación y montaje, David Ramallo muere aplastado por un colectivo, lo que inició otro proceso de lucha, se creó el espacio Basta de Asesinatos Laborales, que denuncia la complicidad de las burocracias sindicales y del Estado, y ahí supimos que debíamos reformular la película.
Télam: ¿De qué manera buscan conectar con los espectadores e incidir en una mirada más comprometida con la realidad social y política?
LC: Esperamos que con más películas y medios de comunicación que pongan su mirada del lado del pueblo que sale a luchar contra este sistema que nos explota y nos lleva al hambre y la miseria. Es importante que haya más cine de este tipo, cine político, militante, que busque contribuir con la lucha de la clase, de las mujeres. Un cine que no tenga una orientación comercial, si no cultural, política, artística, que le permita al público de la clase trabajadora verse representado, con sus intereses históricos, algo que no va a ser nunca el cine que produzcan Netflix, Amazon, Disney…
T: ¿Cómo sostienen a largo plazo el proyecto colectivo de Silbando Bembas?
LC: Principalmente a partir de una serie de acuerdos políticos, como el clasismo, el feminismo y el internacionalismo. Y sobre esos acuerdos, la profunda convicción de entender al cine como una herramienta que puede ser útil a las diferentes luchas del pueblo trabajador. Esas premisas se complementan con un método de construcción democrático, con reuniones periódicas donde debatimos plenariamente cada proyecto y los objetivos que nos trazamos. Desde que arrancamos venimos afianzando y mejorando esta manera de organizarnos, con la independencia política como eje central.
Fuente: Télam
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