A 70 años de su primera transmisión en el país, la televisión atraviesa la metamorfosis más profunda de su historia empujada por la revolución del streaming y el auge de las redes sociales, y enfrenta un futuro -si bien no necesariamente terminal- de consecuencias inciertas, según el doctor en comunicación Julio Moyano, el semiólogo Mario Carlón y la especialista en transformaciones culturales y medios de comunicación, Natalia Notar.
Tras aquel 17 de octubre de 1951 en el que se emitió el acto por el Día de la Lealtad Peronista para 2.500 aparatos receptores, la TV se expandió, paulatinamente al inicio y con ritmo exponencial con el paso de los años, hasta ocupar la centralidad de la arena pública.
El televisor como dispositivo gozó durante décadas de un lugar de privilegio en el hogar de las familias, y hasta se multiplicó por las habitaciones. La sociedad iba al compás de sus contenidos, ya sean los informativos, de entretenimientos, deportivos, de servicios o de debate, entre más. Lo que no pasaba por la TV, «no existía».
Ese panorama, muy claro hace apenas 10 años, experimenta en la actualidad mutaciones con una cadencia de vértigo, casi violentas, y de alcances aún insospechados. Sin embargo, para Julio Moyano, titular de la cátedra de Historia de los Medios de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, estos cambios no corren a la TV de su sitio de privilegio en la cultura.
«La revolución digital puso a la TV en una profunda crisis, pero aun así, es una institución clave»”
Julio Moyano
«Es cierto -admite en entrevista con Télam- que hoy día la revolución digital puso a la TV en una profunda crisis, pero aun así, es una institución clave. No podríamos imaginar la memoria individual o colectiva de las últimas generaciones sin las imágenes de la televisión, ya sean eventos históricos, de la ficción artística o del entretenimiento popular. Tampoco es imaginable el campo profesional o el negocio publicitario del espectáculo y la comunicación sin el peso de la TV».
Comparte la postura sobre la trascendencia de la TV Natalia Notar, directora de la licenciatura en Producción y Realización Audiovisual de la UAI y autora del libro «La televisión del futuro» (2017), quien dijo a esta agencia que la televisión «sigue siendo un medio relevante, que marca la agenda, y uno de los principales constructores de sentido».
La TV no es la misma que la del pasado: «Se mudó a un montón de otras pantallas»”
Natalia Notar
Pero aclara pronto que esta TV no es la misma que la del pasado: «Se mudó a un montón de otras pantallas, como en el teléfono, la computadora y otros dispositivos, y en esas también hacemos algo muy parecido al acto de ver televisión».
«Eso que durante 60 años entendimos que era la televisión ya no existe más», dice en un extremo más terminante Mario Carlón, doctor en Ciencias Sociales por la UBA, profesor, investigador y titular de Semiótica de Redes de la carrera de la Comunicación en la misma universidad.
«Era un medio o una institución que tenía grillas, la gente veía los programas en los momentos en los que se emitían, no estaba digitalizada, y se la veía en unos aparatos que no tienen nada que ver con los que vemos hoy», explica el también autor de numerosos libros y artículos sobre la TV de consulta obligada en el ámbito académico.
«Hay una televisión social, que está articulada con las redes, o una televisión transmedia»”
Mario Carlón
Si en la actualidad se debate, como antes ocurriera con la radio, la pertinencia de augurar «la muerte de la TV», para el semiólogo es una incógnita que no tiene sentido, porque de alguna manera ya ocurrió: «De repente empezó a haber programación las 24 horas, sobreabundancia de oferta, y a eso se sumó la posibilidad de una institución muy importante que fueron los videoclubs, que permitieron programar el consumo en un tiempo distinto al que ofrecía la televisión».
«Están quienes piensan que hay una televisión social, que está articulada con las redes, o una televisión transmedia. En mi opinión, ya son cosas diferentes», propone.
Por su parte, para Notar la TV está más viva que nunca: «Es un error pensar a las redes, a las plataformas y a la televisión como distintas cuestiones. Es un mismo ecosistema en el que aunque muchas veces creamos que lo que es propio de un medio solo es de ese medio, la realidad es que las audiencias van circulando».
Es justamente en ese diálogo entre las nuevas-no-tan-nuevas herramientas de comunicación y la televisión que pisa con una potencia inusitada el streaming, un fenómeno que a pesar de su juventud se convirtió en un jugador central en el terreno del audiovisual. Pero además -para no relegar la importancia de la recepción en el asunto-, en la forma en que los públicos se aproximan a los contenidos.
«Las plataformas tienen una oferta totalmente distinta, porque está adaptada, sin grillas, a una lógica ‘on demand’ del consumo, que es la lógica de época. Obviamente cambiaron los contenidos, y una parte de esos cambios ha tenido que ver con lo que se llama ‘Edad de oro de las series'», explica Carlón.
De esa manera, el concepto de narrativas aparece con fuerza a la hora de contemplar el vínculo entre los productos de entretenimiento que poblaban la televisión tradicional y los que hoy emergen con una asiduidad a veces abrumadora: «Series que antes tenían bajísima calidad empezaron a convertirse en un formato de calidad ofrecido para el atracón en los portales, que hoy están en guerra entre sí», agrega.
En este caso, la mirada de Notar sobre el tema lo sigue de cerca, al sostener que el de las formas de contar es el principal cambio que se observa en la actualidad. La posibilidad de elegir y la prevalencia del interés personal son parte de «un montón de recursos constantes vivos, vivaces, que nos atrapan, contra un formato un poco más lento».
Y en ese intercambio, la especialista destaca también el rol de lo generacional y las redes sociales como Twitch: «La tele empieza a contar como cuentan aquellos visitantes más jóvenes dentro del mismo ecosistema en el que convive, así como esos ecosistemas también toman cosas de la tele para poder traducir lo que hacen de forma masiva», reflexiona.
«Los sistemas de streaming tienen una capacidad de competencia creciente, y solo está limitada, hasta ahora, por la mayor cantidad de transmisión que conserva el cable. Cuando esta capacidad se emparde -y va a suceder-, la tecnología que le suceda va a dominar el sistema y lo va a transformar en una escala que todavía no percibimos», dice Moyano.
«Creo que hubo una televisión que se llamó televisión, que era histórica y que ya está, se acabó»”
Julio Moyano
Dentro de ese paisaje de avances galopantes, la pregunta por el futuro de la televisión retrata un panorama en el que el medio tradicional persiste en modo de supervivencia.
Al respecto, la mirada de Carlón es firme sobre el modelo que comienza a imponerse: «Creo que hubo una televisión que se llamó televisión, que era histórica y que ya está, se acabó», ratifica.
«La crisis de la televisión es un tema muy importante, porque es el portal de ingreso a la contemporaneidad. Cuando la crisis de la televisión se manifiesta, es porque ya se ha impuesto una lógica diferente por parte de los espectadores», postula.
En cambio, tanto Notar como Moyano ubican ese porvenir en un estado más maleable en su relación con los consumidores, que le permitiría sostenerse como un espacio de recurrencia.
«La tele se dirige a un nuevo contrato de lectura, a un lugar en el que va a quedar muy claro qué canales, qué grupos y qué contenidos van a sobrevivir si entienden qué es lo que las audiencias van a buscar ahora a ese lugar. Aquellos que lo puedan hacer son los que van a sobrevivir mejor y los que van a marcar el ritmo», subraya la especialista.
En la misma línea, Moyano sostiene que «ningún gran medio desaparece, ni tampoco permanece para siempre; se transforma, se ve afectado por los nuevos que irrumpen y se recicla».
Pero esas reformas «no implican que vaya a desaparecer»: «Puede preservar un núcleo ‘tradicional’ de espectadores, como lo hicieron en su momento ciertos géneros de la radio AM más clásica, puede adaptarse con nuevas formas de segmentación, combinando emisiones de amplio alcance con otras locales», añade.
«En semejante contexto -concluye-, es difícil responder hacia dónde se dirige la TV o si las condiciones globales o locales prevalecerán en su identidad. Lo que sí es claro es que los grandes cambios recién están empezando».
Fuente: Télam
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