Con botellones vacíos y carteles pintados a mano, cientos de habitantes de las islas del Delta realizaron este mediodía un corte y movilización con botes y lanchas sobre el río Tigre y de a pie en la estación fluvial, en reclamo del restablecimiento del suministro eléctrico, que se encuentra cortado en muchos hogares de la primera, segunda y tercera sección desde hace 13 días, tras el temporal del pasado 17 de diciembre.
«Esto sí es necesidad y urgencia» y «sin luz no hay trabajo», rezaban los carteles que las y los isleños sostenían en alto, mientras algunos golpeaban botellones o botellas de agua y hacían sonar cornetas, otros aplaudían y cantaban «que vuelva la luz, que vuelva la luz», todo bajo la atenta mirada de los turistas que viajaban en la lancha colectivo interisleña.
«En el Delta viven unas 15 mil personas. No tenemos el dato exacto, pero un 60% aproximadamente debe estar afectado», contó a Télam el isleño Daniel Bracamonte, quien sostuvo que «la situación empeoró porque ayer hubo una sudestada y se volvió a cortar la luz en varios lugares».
Desde el último temporal del 17 de diciembre que afectó a todo el país, en el que fallecieron 13 personas en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, muchos barrios en diferentes provincias se vieron afectados con cortes de suministro eléctrico, al igual que las islas del Delta, pero en gran parte de esa zona no regresó la luz desde entonces.
La falta de electricidad afecta el cotidiano de las y los habitantes de la isla, quienes se sienten «desamparados» por lo que unas 200 personas de a pie y otras en unos 40 botes y lanchas se movilizaron hasta la Estación Fluvial.
«Nos afecta en todo sentido. En la isla somos electrodependientes. El único servicio público que llega al delta es la luz. Cuando no tenés luz, no tenés agua. Estamos de verdad atravesando una situación muy complicada, de emergencia. No hay acceso a nada», explicó a Télam Verónica Parada, una artesana de 45 años que vive hace dos décadas en la primera sección de la isla junto a su familia.
Además, resaltó cómo la falta de suministro afecta las labores del isleño: «Nosotros queremos laburar y poder progresar en la isla. Así perdés lo que tenés, no solamente la comida, sino la gente que labura, los que fabrican dulces, los artesanos. Hay muchos talleres, madereras, pequeñas industrias en el Delta y esto te parte al medio».
Uno de los ingresos económicos más importantes para esta zona es el turismo con el alquiler de casas y cabañas y tras el corte de energía, los vecinos reclamaron ante la cancelación de muchas de las reservas.
«El problema es también con los medicamentos. En el caso particular mío soy insulinodependiente, dependo de una bomba de insulina. Gracias a que tenemos un grupo electrógeno podemos mantenernos», compartió, por su parte, Liliana Minatta, quien vive hace 46 años en el Delta con su marido e hijos.
Estos días sin suministro, muchas de las y los isleños se sostienen gracias a la solidaridad de sus vecinos.
«Prendemos el grupo electrógeno tres horas a la mañana y tres horas a la noche. Con eso podemos ayudar a los vecinos a que carguen sus celulares, a que tengan algunos elementos fríos», contó Liliana, agregando que en el arroyo donde vive «cayeron dos árboles sobre la casa de una familia, que pudo salvarse por la solidaridad de los vecinos».
«Uno tenía un cricket y pudo sacar a la hija más grande que estaba sin respiración. La casa aún no tiene solución. Los vecinos ayudamos y un día duermen en una casa, otro día en otra», agregó.
El miércoles pasado se conformó una comité de crisis en la que participan el gerente técnico de Edenor, la dirección del Municipio de Tigre y vecinos de la isla.
«Edenor aceptó que se contratara gente extra de la isla y el municipio dijo que iba a colaborar con el personal de islas de la delegación para limpiar los arroyos», informó el isleño Diego Renicoli.
«Acordamos con el municipio tener un centro de evacuación, que ya está armado porque si esto continúa así hay gente que va a haber que evacuar de la isla. No sabemos si hoy van a trabajar las cuadrillas, estamos exigiendo que vuelvan a trabajar porque el agua ya bajó», agregó Bracamonte.
Si bien el corte de luz fue ocasionado por la tormenta del 17 de diciembre, las y los vecinos aseguran que se trata de «un problema estructural».
«Se debe a la falta de mantenimiento. En vez de cambiar, reparan. No puede haber árboles a los costados de los cables. Tiene que haber un espacio libre para que si cae no sea sobre el tendido eléctrico. Eso es falta de mantenimiento. Hace 4 o 5 años le reclamamos a Edenor y el lema era ‘Ni lluvia ni viento, falta de mantenimiento'», indicó Parada.
Martín Nunziata, quien vive hace 46 años en la isla, ahora sobre el Río Carapachay, agregó que «esto se repite una y otra vez» y advirtió: «Estamos a 30 kilómetros de Ciudad de Buenos Aires, del gobierno nacional, un poco más del gobierno provincial y a nada del gobierno municipal y estamos absolutamente en abandono de persona. ¿Qué pasa con nuestros representantes?».
Varios vecinos coincidieron en que «Edenor no quiere invertir en la isla» y en que hay un «plan para despoblar la isla y que sea solo turística»; mientras desde la empresa nadie respondió a las consultas de esta agencia sobre la situación.
En esta oportunidad, además, el corte coincidió con las fiestas de Navidad, la cual pasaron a la luz de velas, y no saben qué ocurrirá para Año Nuevo.
«Como todos sabemos son fechas donde la gente compra alimentos así que hubo muchas familias que tuvieron que tirar la heladera entera llena de alimentos», compartió «Vicky», una joven de 37 años que vive desde que nació en Tigre y hace seis en la isla.
Las y los isleños destacaron que no solo son «habitantes de este territorio», sino que están «en defensa de este territorio».
En este sentido, Nunziata resaltó que tienen «muchas propuestas» y han presentado «proyectos para mejorar la situación del delta que no fueron escuchados».
«Nosotros elegimos vivir en el humedal, porque es un lugar que es en la naturaleza, cerca de tierra, nos permite estar en contacto con otras cosas, a otro ritmo. Es una decisión de vivir más en vínculo con el entorno y es un entorno que nosotros cuidamos y que queremos que siga en buen estado», subrayó Victoria.
«El humedal donde está emplazada la isla es un tipo de ecosistema que nos permite limpiar el agua que es sumamente importante para la vida. No prestar atención a la comunidad que vive y resiste en este territorio es un error», concluyó.
Fuente: Télam
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