Un encuentro organizado por un bar temático con arcades clásicos y fichines nacionales cortó el tránsito vehicular este domingo sobre la calle Gascón entre Honduras y El Salvador, en el barrio porteño de Palermo, y «sacó los fichines a la calle» para que personas de todas las edades jugaran de forma gratuita bajo el lema «Fichín es cultura», en un contexto de «resurgimiento» de desarrollos nacionales de videojuegos en este formato, según los aficionados.
«El fichín es cultura porque excede el jugar, es una experiencia colectiva y hay muchas expresiones artísticas que lo atraviesan», comenzó contando a Télam Santiago Idelson (47), el cofundador del bar de tragos con arcades de los ’80 y ’90, El Destello, que organizó el encuentro.
«Se pueden apreciar los píxeles, la música, el diseño del mobiliario y la convergencia con el cine, es una pequeña película, en la que trabajan guionistas, dibujantes, programadores, carpinteros, músicos, narradores, diseñadores de juegos. Los videojuegos son una industria creativa que movilizan una comunidad muy activa y vibrante», completó.
Decenas de personas se acercaron al lugar para jugar en la calle en un día de sol pleno. Adultos y chicos jugaron a la par en 20 fichines dispuestos en dos islas diferenciadas: la de los arcades nacionales y los clásicos.
Mientras jugaban y prestaban absoluta atención a la pantalla o al flipper y apretaban con énfasis los botones y palancas, otras personas esperaban su turno para jugar y a la vez compartían la experiencia de quien estaba dejándolo todo por alcanzar el objetivo del juego.
«La diferencia de jugar en la compu y en los fichines para mi son los botones y las palancas. Y sí, le gané a mi papá», contó a Télam Joaquin Velazco (11) de Palermo, que se acercó al lugar junto a su padre Mariano (44) y muy compenetrados jugaron Street Fighter y Wonder Boy.
«Antes me decía ‘¿jugabas a esto?’ y ahora está fascinado con los juegos vintage, y en una plataforma que se llama Tolueno busca todos los juegos vintage, como el tetris», agregó el padre, quien recordó además que cuando era chico jugaba en los salones de videogames.
Mariela (42) de Villa Urquiza, también llevó a su hija de 6 y su hijo de 9 a que conozcan los fichines. «Está bueno que vengan a conocer nuestros juegos de la infancia, yo jugaba al Wonder Boy y al Tetris», dijo a Télam.
También estuvo un pequeño youtuber de videojuegos, Juan Ponce de León (9), que fue junto a su amigo Baltazar y su padre Charly (40). «Tenés que guardar tus iniciales cuando terminás, hijo, es lo más importante», le explicó el padre entre entusiasmado y orgulloso al verlo terminar de jugar «Juanito», un fichín nacional. «Me pareció sorprendente de qué se trataba y lo que había que hacer. Tenés que ir disparando a monstruos, tenés que aguantar el mayor tiempo que puedas«, dijo a Télam el niño que graba juegos de PlayStation en su canal y le fascina el tetris.
Los juegos fijos en El Destello, inaugurado en el 2018, son los clásicos internacionales como Pac-Man, Wonder Boy, Tetris, Street Fighter, Mortal Kombat.
«Muchos de los juegos que nosotros fuimos comprando vienen de la Costa atlántica argentina» -donde quedan gran parte de los fichines clásicos, explicó el dueño. Pero, en este encuentro, además sumaron otros juegos: los que conforman la escena nacional actual del fichín desde hace diez años.
«Los fichines nacionales comenzaron a ser impulsados por la comunidad de desarrolladores independientes que valora los arcades clásicos y crean juegos con características similares, pero hechos en Argentina. El fenómeno comenzó hace 10 años y cada año se agregan dos o tres juegos nuevos, todos con su mueble», agregó Idelson, quien también es director audiovisual.
Sobre el fenómeno, el youtuber especialista en la temática, Nicolás Olivieri (39), del canal «Las Retro Aventuras», explicó a Télam que «desde hace diez años empezó a haber un resurgimiento», no solamente nostálgico, sino también «una nueva ola indie independiente de creadores», conformada por «la generación que alguna vez en los años 80 y, sobre todo en los 90, se crió recorriendo las salas de arcade, videojuegos y fichines y, hoy, son personas que han estudiado carreras relacionadas a la tecnología, narrativa, o diseño audiovisual que tratan de canalizar todo eso y encontrar un espacio en una industria que parece inexistente para mucha gente, pero cada vez crece más y se pone más interesante».
Uno de los fichines nacionales que abrieron paso a este fenómeno fue «Nave», un videojuego desarrollado en 2012 por Hernán Sáez y Máximo Balestrini en el estudio Videogamo, que se dedica no solo a crear los videojuegos, sino también las máquinas para jugarlos.
«Una de las características de Nave es que existe uno solo en el mundo, está en un gabinete de los clásicos fichines, se juega solamente en esa máquina, algo que me parece muy interesante y distinto porque te invita a un desafío comunitario, a salir de casa y rodearse de más gente, una idea revolucionaria en este momento en que todo tiende a meternos en nuestras casas y consumir contenidos de forma individual», destacó Olivieri.
«El juego iba a ser web, pero en su momento nos invitaron a una muestra y decidimos ponerlo en una máquina con una palanca y un botón para mostrarlo, al mismo tiempo vimos el atractivo de la fantasía de tener un arcade, aunque hoy en día es algo más común, mucha gente tiene arcades en sus casas», contó a Télam Sáez, uno de los creadores, sobre Nave.
«Agarramos una máquina clásica de las que están en la costa -atlántica- para armarla», reconstruyó el desarrollador, que también es diseñador y cineasta, al contar también cómo fue que llegaron a hacer «giras» con la máquina.
En sus diez años de existencia, con Nave, fichín para el que hicieron fila para jugar en el encuentro de Palermo, realizaron 190 presentaciones y todos los años, a fin de año realizan un torneo mundial.
«El puntaje de cada jugador queda guardado en la máquina desde hace 10 años y ese puntaje es tiempo, lo que la máquina cuenta es tiempo, cuanto más tiempo resistís más puntaje tenés», explicó el desarrollador.
En ese sentido, contó que hay una comunidad de jugadores y jugadoras de Nave, y por otra parte una comunidad de desarrolladores que trasladan sus máquinas itinerantes a fiestas, espacios culturales y museos para que la gente pueda jugarlos.
Con respecto a las nuevas generaciones y el formato que presenta el fichín, para Sáez «cualquier pibe ve un videojuego, se acerca y juega, no importa si es viejo, nuevo, si lo conoce o no lo conoce. Al contrario, nos ha pasado que nenes de menos de diez años los juegan y dicen ‘esto parece del futuro’. No hay una noción del tiempo, es algo que te gusta o no».
Algunos de los fichines argentinos que conforman la escena nacional de desarrollos son Argentron, Dobotone, Fuga, Cacaborg, Fuga, Trucotron, Tunnnel, Truchogol, Mad Rollers, Chacal, The black Heart Arcade, entre otros.
Uno de los últimos lanzamientos, fue el de Thunderball, un juego de un deporte futurista que se juega de a cuatro, desarrollado por Nando Sarmiento, y presentado en 2023, que solo se encuentra sólo en El Destello.
Para Olivieri, a las nuevas generaciones les atrae «lo físico» del arcade: el mueble gigante con una luz frontal, un banner grandote con imágenes estridentes y, cuando tienen la oportunidad de ponerse a prueba, «los juegos que mantienen la atención son los juegos clásicos, como Pac Mac o Street Fighter. Un buen juego, como una buena canción o una buena película, resiste al paso del tiempo», concluyó el youtuber.
El encuentro fue realizado de 14 a 18 en el marco del programa «Calles Culturales» de la ciudad de Buenos Aires. Por la noche, el bar retomará su normal funcionamiento orientado a adultos que pueden jugar con la consumición.
Mar de Ajó, Mar del Plata y Santa Teresita, donde los fichines resisten
Los primeros fichines que entraron al país, a mediados de los años ’70, eran importados, fabricados en Japón o en Estados Unidos, comprados por los maquineros o dueños de los salones de videojuegos, explicó dijo a Télam el youtuber especialista en la temática, Nicolás Olivieri, del canal «Las Retro Aventuras»..
«Con el paso del tiempo, con los movimientos económicos más desfavorables, en Argentina, gracias a que todavía quedaba una mano de obra que venía de la industria fuerte de los años ’50 y ’60 fue recrear gabinetes», agregó. Entre los ’80 y ’90 «hubo gabinetes armados en Argentina con placas clonadas en Taiwán, algo que por ejemplo no pasó en Chile que siempre importó las máquinas», repuso el especialista.
Según aseguró, en Argentina lo de la importación «quedó reducida solamente a los Flippers o a máquinas más grandes como el Daytona», pero los que tienen que ver con el Pac Man, Space Invaders, el Street Fighter, «esos juegos habitaron en máquinas a las que se les llama ‘clon’, armadas en el país». Lo que se hacía en el país era el mueble de madera, los tubos, se conseguían las palancas, se armaba la botonera, las gráficas de los muebles y toda la estructura, y las placas se traían de Taiwán, precisó.
En cuanto a la ubicación de los fichines, el youtuber explicó que los negocios de fichines que siguen abiertos, actualmente, «en muchos casos tratan de recuperar esas máquinas que andan perdidas por el país» y «muchas -máquinas- duermen en invierno en la costa atlántica, y se despiertan en primavera para que la gente las vaya a disfrutar en verano».
Los videojuegos de arcade «explotan» en la costa argentina. En esa zona de la provincia de Buenos Aires, «sigue estando el grueso de las máquinas» y destacó que «Mar de Ajó, Santa Teresidta y Mar del Plata son los lugares que más y mejor conservan esas máquinas».
Algunos de los lugares donde encontrar fichines en la actualidad son el bar El Destello, Feliza, Acatraz, El Perro negro, Clarck Flipper y Arcades, Arcade Club Social, también las cadenas mainstream como Playland, Neverland, entre otros, según mencionaron los aficionados. Cada lugar cuenta con distintas modalidades de acceso.
Fuente: Télam
Déjanos tu Comentario!