La caída del apartheid en Sudáfrica implicó el inicio de un estado de derechos para la población negra, que impacta aún con sus vaivenes en las mujeres y en la población LGBTIQ+ convirtiendo a esa nación, en 1996, en la primera en reconocerles sus derechos en una Constitución, una sinopsis inicial del país que mañana enfrenta Argentina, en su segundo partido en el Mundial Femenino 2023.
En víspera del segundo encuentro del seleccionado femenino de fútbol, como Télam hizo en el proceso que consagró campeón mundial a Argentina en Qatar, el Mundial FIFA en Australia y Nueva Zelanda es una oportunidad para conocer la situación de los países con los que juegan las argentinas desde una mirada enfocada en derechos e igualdad de género, rescatando referentes artísticas, del fútbol y militantes sociales.
Desiree Ellis, entrenadora de la selección sudafricana, es una de las 12 DT que tiene esta Copa que disputan 32 equipos.
Dirige las Banyana Banyana (Las chicas, en zulu), nombre de la selección femenina sudafricana, y es una de las pioneras futbolistas que desafió las leyes del apartheid y superó su situación de pobreza y vulneraciones para convertirse en una de las mejores jugadoras de su país.
La caída del régimen segregacionista también trajo a las chicas a la cancha, y para 1993 se formó la selección nacional femenina, donde debutó Ellis, luego de viajar 15 horas en autobús.
Ese viaje no es un dato menor: muestra la realidad de hace 30 años de la mayoría de las futbolistas, pero en algunos casos también el presente.
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Las antecesoras fueron abriendo caminos, y uno de los hechos históricos ocurrió en 1956 cuando 20 mil mujeres participaron de la movilización impulsada por la Federación de Mujeres de Sudáfrica contra la ley de pases -tenían prohibido ingresar a determinados lugares- impuesta a las mujeres negras, una de las medidas del apartheid.
Otro hito fue en 1994, cuando suceden las primeras elecciones generales de Sudáfrica, donde las mujeres lograron el 27% de los escaños.
Discriminación y violencia de género
En la actualidad, si bien Sudáfrica cuenta con una Constitución «sólida», la mayoría de las mujeres negras «no han experimentado una mejora real en su vida cotidiana, especialmente en las zonas rurales», señala un informe de Human Rights Watch.
Los niveles de violencia de género extremadamente altos, el empobrecimiento de ellas si se separan del violento, y el difícil acceso a la tierra o la vivienda, son otros ejes que destaca la organización internacional.
«Es más probable que las mujeres se infecten y se vean gravemente afectadas por la pandemia del VIH/SIDA y tengan dificultades para obtener acceso a la atención médica básica. Los avances logrados en el área de los derechos reproductivos están constantemente bajo cuestionamiento», agrega.
El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw) informó en mayo de este año que los bajos niveles de enjuiciamiento y condena en Sudáfrica en casos de violencia de género y las frecuentes fallas de la policía para cumplir y hacer cumplir las órdenes de protección expusieron a las sobrevivientes a repetidos abusos.
Las estadísticas oficiales muestran que entre 2019 y 2020 hubo 116 denuncias por violación.
Las cifras tienen rostro, y uno de ellos es Eudy Simelane, talentosa futbolista sudafricana, una de las primeras personas que hizo público que era lesbiana: en 2008, la violaron y la asesinaron.
Activistas LGBTIQ+ denuncian que muchas lesbianas en Sudáfrica han sido blanco de la mal llamada «violación correctiva», un crimen en el que el violador se justifica diciendo que quiere «curar» a la víctima de su homosexualidad.
En el año 2000, se sancionó la Ley de Promoción de la Igualdad y Prevención de la Discriminación Injusta que incluye la orientación sexual, reforzando lo que ya estaba plasmado en la Constitución de Sudáfrica desde 1996.
El Plan Nacional de Acción para combatir el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, lanzado en 2019, reconoce a las personas LGBTIQ+ como un grupo prioritario dado los objetivos constitucionales de igualdad y no discriminación.
Human Rights Watch identifica que al menos 19 personas LGBTIQ+ fueron asesinadas en Sudáfrica en 2021.
Derecho al aborto
En relación al derecho al aborto, Amnistía Internacional reconoce que Sudáfrica «tiene uno de los marcos jurídicos más progresistas del mundo», pero que muchas mujeres y niñas «tienen dificultades» para acceder a la práctica sobre todo en las comunidades pobres y marginadas.
Una barrera clave es que «el gobierno no regula la objeción de conciencia» mediante la cual profesionales de la salud pueden negarse a prestar servicios de aborto.
La Ley de interrupción voluntaria y legal del embarazo es de 1996 y contempla la práctica hasta la semana 12 de gestación y, en determinadas circunstancias, hasta la semana 20.
Esta legislación «ha merecido elogios por el avance que ha supuesto para la salud y los derechos de las mujeres» y «se calcula que las muertes y lesiones asociadas al aborto se han reducido en más del 90% desde su entrada en vigor», valora la organización Safe Abortion Action Fund.
Las principales referentes del feminismo sudafricano
A nivel de políticas públicas cuenta con un Ministerio de la Mujer, la Juventud y las Personas con Discapacidad, encabezado por Nkosazana Clarice Dlamini Zuma, una política y activista anti-apartheid que fue ministra de Salud desde 1994 hasta 1999 bajo la presidencia de Nelson Mandela.
También fue vicepresidenta de Onusida, el organismo de Naciones Unidas contra el SIDA, presidenta de la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas contra el Racismo y co-coordinadora del Movimiento Nacional de Mujeres Progresistas de Sudáfrica desde 2006.
Otra referente es Phumzile Mlambo-Ngcuka, la primera mujer en ocupar el puesto de vicepresidenta de Sudáfrica de 2005 a 2008, quien además fue directora ejecutiva de ONU Mujeres desde 2013 hasta 2021.
Otra referente es Sophia Theresa Williams-de Bruyn, ex sindicalista y activista contra el apartheid, de 85 años, quien, en 2001, fue la primera en recibir el Premio de la Mujer y ese mismo año recibió el Premio Mahatma Gandhi. Hoy, es la última líder viva de la Marcha de Mujeres.
La presencia de mujeres en el arte
En la industria del cine, que aún padece enormes desigualdades en cuanto a la propiedad de los medios, el acceso a la financiación para proyectos y la poquísima presencia de personajes y protagonistas mujeres en películas, es el ámbito en el que las realizadoras sudafricanas luchan por cambiar el panorama.
En esa línea, las directoras Bonita Sithebe y Sithabile Mkhize, con sus filmes The Valley of a Thousand Hills y God’s Work, ya están entre las más conocidas de su generación luego de ser convocadas para participar en la última edición del Festival Internacional de Cine de Cannes.
En el ambiente musical, todavía dominado casi en su totalidad por artistas varones, hay algunos pequeños destellos en la inclusión de mujeres, especialmente en el género de la electrónica y el jazz, con cantantes como Gabi Motuba, Siya Makuzeni y Judith Sephuma.
Además, desde 2020 funciona en el país la organización Women in Music, dedicada a promover la igualdad de género en la industria.
Las futbolistas llegan a las canchas mundialistas con sus historias personales y colectivas. Este jueves es el turno de Argentina-Sudáfrica por el Grupo G del Mundial que se juega en Oceanía.
Fuente: Télam
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