Un jurado popular juzgará desde mañana a tres policías chaqueños acusados por la muerte de un joven de 25 años, quien en febrero de 2020 fue golpeado y asfixiado tras caer desde un primer piso luego de sufrir un «episodio psicótico», informaron hoy fuentes judiciales.
Se trata del subcomisario Armando Diego Barbona (44), el agente Esteban Francisco Campos (29 y el oficial ayudante Gastón Iván Delfino (35), imputados por el delito de «homicidio preterintencional» de Diego Emanuel Barreto, que prevé una pena de entre 3 y 6 años de prisión.
Fuentes judiciales informaron que los tres acusados, integrantes de la comisaría séptima de Resistencia, llegan al juicio en libertad.
El juez técnico que dirigirá el debate será Ernesto Azcona, de la Cámara Tercera en lo Criminal, y el fiscal encargado de llevar adelante la acusación será Francisco Turraca, mientras que la familia de la víctima estará representada por la abogada Daniela Calvo y por el Comité Provincial de Prevención de la Tortura (CNPT), que también se constituyó como querellante.
«De los exámenes médicos e interdisciplinarios realizados, se ha podido establecer que el personal policial que intervino en la reducción y aprehensión de Diego Emanuel Barreto, ejerció un exceso de fuerza sobre el cuerpo del nombrado, comprimiendo así el lado izquierdo del cuello de éste, lo que le provocó la muerte por asfixia mecánica por compresión extrínseca del cuello», aseguró el fiscal en el requerimiento de elevación a juicio -al que Télam tuvo acceso-.
El funcionario judicial indicó que la autopsia fue realizada «aplicando el Protocolo de Minnessota, el cual es un modelo para la investigación legal de ejecuciones extralegales, arbitrarias y sumarias es un procedimiento modelo recomendado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos para investigar crímenes de lesa humanidad en los que se hubieran cometido ejecuciones ilegales».
«El patrón de lesiones externas corporales que fueron halladas en Barreto es compatible con agresión, lucha, defensa y sujeción manual, así como de caída de altura, arrastres e impacto directo de objetos, contra objetos y superficies, observándose equimosis, excoriaciones, abrasiones, lesiones cortantes y combinadas en todos los segmentos corporales, lesiones compresivas en cuello, miembros superiores y genitales, impactos localizados sobre el tórax y signos claros de intervención médica para reanimación inicial y avanzada», señaló.
Además, Turraca explicó que «la ausencia de lesiones externas en el cuello con infiltraciones y hemorragias en sus tejidos profundos, base de la boca, laringe, esófago, tráquea y elementos vasculares y nerviosos, indica que existió maniobra compresiva con energía y duración suficiente para lesionar e interrumpir la circulación aérea y sanguínea».
«Habitualmente se encuentra el mismo patrón de lesiones y efectos durante la aplicación de la estrangulación antebraquial o armada para contención y reducción de individuos no cooperativos, violentos y/o agitados, lo cual se condice con los relatos obrantes en autos respecto a cómo se encontraba Barreto al momento de su aprehensión», dijo.
Para la fiscalía, «de los hallazgos se infiere que la sujeción pudo ocurrir con la persona inmovilizada boca abajo y la cabeza volteada a la derecha, con el reducidor pasando su antebrazo derecho o arma (tonfa o similar) por el cuello con bloqueo a la izquierda a nivel de la base del cuello; o pudo haber ocurrido con la persona inmovilizada boca arriba, con el reductor presionando su codo o extremo del elemento en la base izquierda del cuello y el resto del antebrazo o arma continuando la presión sobre la región central».
«Esto se condice con los relatos de testigos que aseguran que Diego Barrero, luego de ser extraído de la parte inferior del automóvil del que se encontraba sujetado, fue colocado en la vereda, en el césped, boca abajo y esposado. Además, la probable compresión del tórax contra el piso, ejercida por el peso corporal del reducidor u otras personas, pudo coadyuvar como mecanismo asfíctico, empeorando la injuria anóxica de los pulmones por sofocación», sostuvo.
Según el fiscal, «dados los diversos puntos de presión que revelan las hemorragias y lesiones, también se considera posible que más de una persona realizara maniobras de reducción y contención sobre el fallecido».
«Esto se ratifica con el relato de testigos que detallaron como el personal policial redujo a Barreto, siendo que uno de ellos apoyó su rodilla en la espalda del reducido para sostenerlo, mientras que otros lo sostenían de pies y manos», expresó Turraca en el escrito.
En tanto, el representante del Ministerio Público dijo que «respecto a la causa de la excitación psicomotora que presentaba antes de morir, no se debió a intoxicación, pero tampoco a efectos del trauma cráneo-encefálico detectado, ya que consta que fue una conducta percibida en el fallecido con anterioridad a la caída».
«Tampoco se hallaron otras condiciones patológicas durante la autopsia y microscopía que pudieran generarla, y, conforme la toxicología, no se habría tratado de síndrome de abstinencia», confirmó el fiscal, quien añadió que, teniendo en cuenta la opinión médica, «es probable que se debiera a alguna clase de episodio psicótico».
El hecho
El hecho ocurrió el 13 de febrero de 2020, alrededor de las 7.50 de la mañana, en avenida Edison al 1300, casi esquina Ernesto Duvivier, donde el joven cayó de un primer piso.
Tras ello, los policías de la comisaría séptima fueron alertados por lo ocurrido y al llegar al lugar redujeron a Barreto, quien tenía algunas lesiones por la caída.
Para la acusación, «Delfino le propinó golpes con su rodilla en las costillas a Barreto, doblándole los brazos, Campos lo agarró fuertemente del cabello y Barbona lo tomó fuertemente de los genitales y de las piernas para que éste soltara el automóvil estacionado en el mismo lugar».
«Una vez cumplida dicha finalidad lo colocaron boca abajo esposándolo, manteniéndolo sostenido en el suelo para inmovilizarlo, provocándole con tales actos de sujeción y compresión la muerte por asfixia mecánica», concluyeron los investigadores.
El reclamo de la madre
La madre de Diego Emanuel Barreto, quien en 2020 murió tras ser asfixiado presuntamente por policías que lo redujeron tras caer de un primer piso, pidió que «el caso no quede impune» y que condenen a los acusados que lo «torturaron y lo maltrataron por nada».
«Espero justicia para que la sociedad quede limpia de personas así que obran de mala manera porque yo no creo en la policía, no siento que estoy cuidada, al contrario, siento miedo», dijo a Télam Analía Ojeda, madre del joven.
La mujer aseguró que necesita «cerrar este ciclo de duelo de todos los días, más sabiendo que esta gente está en la calle».
«Pido que el caso de Ema no quede impune y que se tome conciencia para ver quiénes son las personas que tenemos en las calles y quiénes nos cuidan», expresó la madre de Barreto, quien tenía un hijo de cuatro años y trabajaba en un supermercado.
Por último, Analía afirmó que «nadie está exento de que te arrebaten un hijo de un día para el otro y con tantos sueños como él tenía».
«Estos policías lo torturaron y lo maltrataron por nada porque él no agredió a nadie. Cuesta verlos sueltos porque es como que te están matando en vida», concluyó.
Fuente: Télam
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