Con una ovación y el público de pie, José Sacristán cerró la noche de este sábado la primera representación en la Argentina de «Señora de rojo sobre fondo gris», adaptación teatral de la novela homónima de Miguel Delibes que el actor español trajo a Buenos Aires a cinco años de su estreno en Madrid y luego de haber girado por toda España.
El estreno argentino de la obra que Sacristán dijo es «su proyecto más personal» en 70 años de trayectoria se desarrolló en la sala Casacuberta del Teatro San Martín, donde ofrecerá funciones hasta el próximo 30 de julio, para partir luego rumbo a San Juan, Mendoza y Montevideo, y llegar el 1 de septiembre al porteño teatro Astros.
«Señora de rojo sobre fondo gris» es la adaptación teatral de José Sámano (también director), Sacristán e Inés Camiña de la novela de Delibes (1920-2010) publicada en 1991 y donde bajo el velo de la ficción y resguardando su intimidad en la figura de un pintor de nombre Nicolás, el autor de «Los santos inocentes» describe la enfermedad y el proceso que lleva a la muerte a su esposa Ángeles de Castro en 1975.
Ubicada el año de la muerte del dictador Francisco Franco y en circunstancias particulares en que una de las hijas y el yerno de Delibes y su esposa habían caído en la prisión por sus actividades políticas, «Señora de rojo sobre fondo gris» es un extenso elogio a la figura de Ángeles de Castro y, a la vez, un testimonio preciso y elocuente de las circunstancias sentimentales de la enfermedad que padeció y la llevó a la muerte.
En lo que sería el atelier de un pintor que no ha vuelto a pintar desde la enfermedad de su esposa, forrado de gris y con unas telas que miran hacia la pared, Sacristán despliega un extenso monólogo que corre sin tropiezos por cerca de 80 minutos, matizado por sus desplazamientos y una iluminación tenue y sosegada que acompaña las atmósferas del relato.
La orfebrería interpretativa de Sacristán nunca carga el texto sino que lo deja fluir estableciendo una fuerte cercanía y complicidad con la audiencia que sigue el relato paso a paso y es llevado por los climas creados desde el escenario.
En esta tarea, el actor afina al máximo las posibilidades expresivas y a veces parece quedar en blanco ante el dolor que provoca la evocación, en otros impone ciertos vértigos o, en cambio, se frena, se demora, se repite, emergiendo entonces la consistencia sonora del silencio en una dimensión inaudita.
Nada hay en el escenario más que la figura de Sacristán que evoca, revive, reactualiza la de su amigo Miguel Delibes rindiendo tributo a quien fue el amor de su vida y partió para siempre, acaso demasiado pronto.
En la calibración perfecta del relato que realiza Sacristán reside gran parte de la magia que se desprende de «Señora de rojo sobre fondo gris», que no es una exploración dramática de la tragedia, sino acaso el ejercicio anterior de la evocación oral de cosas que le sucedieron a alguien en el mundo que todos conocemos y de cómo tocaron su corazón y de cómo lo dejaron perplejo y partido.
Esta textura del desgarramiento, que nunca se rebaja a la lástima o la pena, sino que prefiere la agudeza y el ingenio, el cariño y el dolor, es la que da a la interpretación la posibilidad de estar cerca de la audiencia y crear un intimidad sorprendente con el público.
Luego de los aplausos, que se prolongaron varios minutos y fueron silenciados a pedidos del actor, Sacristán agradeció «la confianza y la inquebrantable fidelidad» del público argentino con el teatro, a la vez que pidió dedicarlos a la memoria de los personajes que la historia evoca.
«Señora de rojo sobre fondo gris» se puede ver de miércoles a domingos a las 20.30 en la sala Casacuberta del Teatro San Martín (avenida Corrientes 1530).
Fuente: Télam
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