El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) aprobó un crédito de US$ 50 millones para la Argentina para el desarrollo de un proyecto que comprende la construcción de 30 centros territoriales en todo el país para la asistencia a personas afectadas por violencias de género y para levantar la nueva sede del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación.
El préstamo, de características inéditas para la región, resulta de una importancia estratégica para Argentina en términos de políticas de género y contra las violencias.
El crédito se encuadra dentro del Programa de Fortalecimiento de las Acciones de Protección contra las Violencias por Motivos de Género, que persigue el objetivo de construir una respuesta integral que beneficiará de forma directa a 258.000 mujeres y personas del colectivo LGBTIQ+ de las 24 jurisdicciones del país, a los que se agregará otro millón de beneficiarios indirectos, detalló en diálogo con Télam el director del BCIE para Argentina y Colombia, Maximiliano Alonso.
Se trata de la primera vez en la historia de este banco multilateral, organismo del cual la Argentina participa como socio extra regional, en que se concede un crédito a un proyecto que no aborda la problemática de las violencias de forma subsidiaria, sino específicamente pensado con ese fin.
De acuerdo al organismo, «existen más de 150.000 denuncias anuales relacionadas con esta temática en Argentina, y de las cuales actualmente se asiste a unas 65 mil personas», además de representar una problemática experimentada por cerca del 30% de las mujeres a nivel global, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El crédito tiene diversos componentes y propone cubrir diferentes ejes: por un lado, financiamiento dirigido a la construcción, mejoramiento y equipamiento de 30 centros territoriales integrales para la atención de personas en riesgo de violencia.
A la vez, una parte del préstamo también se destinará a la puesta en funcionamiento de la sede central del nuevo Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación.
Por requerimiento del organismo, los centros deberán cumplir con requisitos de respeto medioambiental, y tendrán una dimensión de aproximadamente 700 metros cuadrados, sumado a que el programa involucra una visión sistémica del problema y de carácter federal, con «un trabajo mancomunado de todas las provincias, que si bien será coordinado por el ministerio y el Gobierno nacional, tendrá impacto en todo el país», dijo Alonso.
El programa fija que del monto total del préstamo, alrededor de US$11,5 millones -cifra que representa el 23% del mismo- deberán ser invertidos en tecnología, en la capacitación de cerca de 36.000 facilitadores en materia de prevención y atención integral y en el equipamiento de 12.000 promotoras sociales, de manera de contar de manera regular con un monitoreo y seguimiento de los casos, que no se agotará en la instancia de denuncia.
Además, una parte de ese monto también será empleado para el diseño de un sistema tecnológico de alerta temprana de emergencias por violencia de género.
La especialista en Desarrollo Humano e Infraestructura Social del BCIE, Verónica Ruiz Lagos, señaló a Télam que el número de denuncias por violencia de género verificadas en nuestro país fue posible de ser constatado «gracias al grado de institucionalidad que el tema tiene hoy en Argentina».
«Esto es muy importante, porque es lo que permite conocer el alcance de la problemática, algo que no ocurre en otros países en donde existen iguales o mayores cantidades de femicidios y casos de violencia contra la mujer», agregó Ruiz Lagos.
«Las funcionarias de Argentina tenían muy clara la visión para este préstamo, sabían lo que querían y cómo, y nosotros únicamente teníamos que hacerlo financiable por el banco», enfatizó la directiva del BCIE.
Ruiz dijo que la problemática de las violencias, históricamente arraigada a la temática de géneros, es aún más compleja en los países de la región en el caso del colectivo de mujeres y varones transgénero, travestis, lesbianas, gays, bisexuales, intersex, queer e identidades no binarias, donde las estadísticas disponibles son aún menores, de ahí que «hay un trabajo fundamental de visibilización y trabajo de conjunto para hacer en el que también Argentina se muestra pionera y por lo que creemos será la plataforma para la expansión de este tipo de programas en el conosur».
En el mismo sentido, Alonso señaló que un elemento clave para la elección de nuestro país para acceder al crédito fue que el Gobierno argentino presentó «un proyecto institucionalizado, y que si bien pertenece a un ministerio nuevo, el Estado nacional demostró una decisión política de realmente posicionar al género y a las violencias como una prioridad, no desde el marketing, sino con los recursos indicados, con la persona a cargo indicada en el lugar indicado, con una funcionaria que hace muchos años trabaja muy fuertemente este tema», en referencia a la ministra Elizabeth Gómez Alcorta.
Respecto de la dimensión territorial, las autoridades del BCIE detallaron que en una primera etapa los centros territoriales «funcionarán en áreas urbanas» y que el sistema de alerta temprana está pensado también para poder «alcanzar y formar redes en aquellos lugares en donde se dificulta el acceso a una institución física» o con menores posibilidades actuales de conectividad, «como por ejemplo en el caso de las mujeres en territorios rurales», como segmento específico.
Ruiz Lagos señaló que la entidad «tiene su propio instrumento de evaluación para otorgar un crédito (IBCIE), el cual implica una calificación», y destacó que el proyecto argentino «no solo obtuvo una de las calificaciones más altas, sino que además por tratarse de una operación totalmente nueva para el organismo, demandó la creación de indicadores ad hoc para poder analizarlo».
Por último, Alonso, tras subrayar que que el programa contempla la realización de un seguimiento sobre el cumplimiento de los objetivos de impacto social relacionados al desembolso de fondos realizados, detalló que «las condiciones del préstamo son favorables para nuestro país, con un crédito realmente blando, con una tasa del 2,6%, y con condiciones de financiamiento establecidas a veinte años y con cinco años de gracia para comenzar a ser pagado».
Fuente: Télam
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