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Inédita cirugía de alta complejidad en un recién nacido

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Kimey Milagros Pérez nació en un hospital de Capilla del Señor con una malformación congénita del esófago. No podía comer y había fallas en la respiración. Su vida dependía de un tipo de cirugía que pocos hospitales realizan. Recién nacida, Kimey llegó al Hospital Municipal Materno Infantil de San Isidro, el de mayor complejidad médica del Gran Buenos Aires. El equipo de cirugía pediátrica utilizó una novedosa técnica mínimamente invasiva por vía toracoscópica para que el esófago funcione correctamente.

Se trata de una operación que en el ámbito de la salud pública solo se realiza en el Hospital Garrahan y el Materno Infantil de San Isidro. Desde 2010, también en el Hospital Italiano y en 2018 se hizo la primera cirugía de este tipo en el Gutiérrez.

“El esófago (tubo que une la boca con el estómago) debe ser uno, pero ella lo tenía divido a causa de una atresia esofágica. Al tener este defecto el bebé no puede pasar alimentos. También, producto de esta malformación la parte inferior del esófago se conectó a la tráquea. Entonces, cuando Kimey respiraba el aire que debería ir al pulmón terminaba en el estómago. Esto provoca que el estómago como si fuera un globo se infle hasta explotar (estallido gástrico). Fue operada a las 36 horas de vida, porque el riesgo crecía”, explicó Santiago Calello, instructor de Residentes de Cirugía Pediátrica del Materno Infantil.

“La cirugía –precis󖠠fue vía toracoscópica, que es una técnica mínimamente invasiva que consiste en tres incisiones de cinco y tres milímetros para logar unir el esófago inferior al superior y devolverle la anatomía. Esto antes se hacía por vía abierta, lo que en postoperatorio provocaba dolor, muchos analgésicos y una internación más prolongada del paciente”, contó el especialista.

 El Hospital Materno Infantil de San Isidro cuenta con una torre de laparoscopia de primer nivel con materiales de tres milímetros de última generación para este tipo de operaciones.

A tres meses de la cirugía, la mamá de Kimey, Beatriz Blanco, recordó cómo vivió aquellos días duros. “Cuando nació al momento de la lactancia materna nos dimos cuenta que no podía digerir nada y empezó a tener reflujos. Los estudios mostraron que había una atresia de esófago, por lo que inmediatamente nos trasladaron desde Exaltación de la Cruz al Materno Infantil de San Isidro. Tuve mucho miedo al principio pero todo salió perfecto”, contó Beatriz.

Y, muy emocionada, agregó: “No me alcanzan las palabras para agradecer lo que este hospital y su equipo médico hicieron por mi hija. Me dieron una gran contención y hasta hospedaje, porque me resultaba imposible viajar desde Exaltación de la Cruz a San Isidro. Ya pasaron tres meses de la operación; Kimey puede digerir los alimentos sin problemas y su evolución es exitosa”.

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