Gran parte del territorio sudamericano está ocupado por árboles. Esto debería ser una buena noticia pero no lo es 😐. A continuación te explicamos por qué.
Brasil, Argentina, Chile y Uruguay ostentan el título de conformar la segunda región con más plantación de árboles a nivel global (en el primer puesto está Asia.) Sin embargo, como estas extensas áreas se utilizan para fines productivos y, en la mayoría de los casos, sólo se plantan pinos y eucaliptos, lejos estamos de gozar beneficios ambientales sino todo lo contrario.
Plantaciones de eucaliptos y pinos: pocos beneficios y mucho costo ambiental
Hay que aclarar que aunque estamos hablando de miles de árboles, no podemos considerarlos bosques. Primero, porque no hay diversidad y, entonces, la vida silvestre no encuentra allí sustento. Segundo, porque ni siquiera estamos hablando de especies de árboles nativos sino exóticos.
Se trata de monocultivos -como los de soja o trigo- y como tales utilizan fertilizantes y pesticidas, para que los ejemplares crezcan más rápido y con menos riesgos de plagas. Con estas prácticas, lo único que se consigue es más degradación del suelo y la destrucción de la vegetación autóctona natural.
Se da así algo similar a una la invasión de plantaciones de pinos y eucaliptos que puede poner en peligro zonas de gran biodiversidad. Esto se debe a que aceleran el estrés hídrico local y modifican los suelos mediante, por ejemplo, la salinización y la acidificación, informan desde la Universidad Politécnica Salesiana de Ecuador.
Después de años de este modelo, Sudamérica tiene 15% de los aproximadamente 131 millones de hectáreas de plantaciones de árboles del mundo, pero esto no se tradujo en un freno a la deforestación ni en avances para compensar las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Estos monocultivos no recuperan el carbono de la misma manera que los bosques naturales secundarios. Se puede eliminar un poco [de carbono], pero no fomentan la biodiversidad porque son especies exóticas”
Explica Carlos Nobre, científico del sistema terrestre en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo y destacado investigador en temas forestales en Brasil, consultado por Diálogo Chino.
En definitiva, la producción forestal no ha traído más que grandes sumas de dinero para las empresas. Y para el resto de los seres, ¿qué queda?
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Industria forestal en Sudamérica: cómo y por qué surge
Esta actividad comenzó en el siglo XX. Fue entonces cuando Brasil, Argentina, Uruguay y Chile trajeron estas especies de árboles para hacer crecer las industrias papelera y maderera. Los gobiernos hacen su parte, dando subvenciones y creando iniciativas para promover su uso.
La elección no fue al azar: “El pino y el eucalipto, en sus lugares de origen, pueden tardar en crecer hasta 28 años porque son sitios más áridos o de latitudes más cercanas a los polos. En cambio, en la mayor parte de Sudamérica se demora cuatro veces menos y por eso también plantar aquí se vuelve tan atractivo”, asegura Mónica Bedoya, administradora ambiental en la Universidad Tecnológica de Pereira, en Colombia.
Hoy en día, entre los cuatro países suman alrededor de 16,8 millones de hectáreas de plantaciones forestales totales. La mayoría se concentra en Brasil (67%), luego en Chile (19%), Argentina (7,1%) y Uruguay (7,1%). El Eucalyptus globulus, de rápido crecimiento, ha proliferado en la región y en sus sectores forestales: las plantaciones de eucalipto para la producción de pasta de papel predominan en todos estos países excepto en Chile, donde predomina el pino.
En Chile en particular, las plantaciones surgieron para combatir la erosión causada por la agricultura y quema de vegetación nativa antes de 1950, apunta Mauricio Aguilera, ingeniero forestal. Después de este proceso se comenzó a plantar especialmente pino y eucalipto y se industrializó su producción.
Las plantaciones chilenas se sitúan entre cordilleras, constituyendo una quinta parte de la cubierta forestal. “Si no fuera por estas plantaciones con especies exóticas, nosotros tendríamos muchos menos bosques originales”, asegura el ingeniero forestal chileno Edison Garcia Rivas.
Cada país tiene sus particularidades, pero lo cierto es que una vez más nuestro ambiente -tan rico y biodiverso- se continúa sacrificando para producir un insumo básico para economías centrales.
Es que la mitad de las exportaciones forestales se enviaron a Estados Unidos (28.6%) y China (23.2%) y el resto se distribuyó entre 204 países, según datos de 2021 del Banco Mundial, en 2021.
Pagamos con nuestra agua, suelo y con la vida de los seres que dependen de nuestros ecosistemas la producción de más papel y más madera. ¿Es esto un buen negocio para Sudamérica?
Mirá la última protesta que realizaron en Misiones activistas de Greenpeace e integrantes de las comunidades mbya guaraníes Guazurarí y Puente Quemado II contra la empresa forestal chilena Arauco, que desde hace décadas avanza sobre sus territorios reemplazando la Selva Paranaense por plantaciones de pino.
Fuente: Diálogo Chino https://dialogochino.net/es/climate-energy/379847-sudamerica-planta-arboles-dos-especies/
Fuente: Greenpeace
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