Desde muy chico, el autor de esta nota fue asiduo concurrente al Club Argentino de Ajedrez, la meca para los amantes de los tableros. Hoy recuerda las huellas que quedaron allí del enfrentamiento entre el ruso Alexander Alekhine y el cubano José Raúl Capablanca, el duelo entre Bobby Fischer y Tigran Petrosian y, en especial, el final sangriento de un amor no correspondido.
Fuente: Télam
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