«Grandes mentiras de la computación»
La computación, como solía conocerse en los comienzos, llegó a nosotros con distintas promesas de mejora para nuestra vida. ¿Se cumplió esa promesa? En muchísimos casos, no.
“Con la computación se va a ahorrar papel”. Esta es una falsedad más grande que la chatura de la Tierra (aunque no tan grande como la chatura mental de quienes lo sostienen). En mi experiencia, no solo no se redujo la cantidad de papel, sino que aumentó. Porque todo hay que imprimirlo: la boleta para pagar en el Lenti Pago, la receta para los remedios en la farmacia, los libros que te bajás en pdf de algún sitio gratarola, las recetas de cocina, porque no podés tenér la pc al lado de la hornalla, el resumen de la tarjeta para pagar en el banco y hasta los análisis clínicos de laboratorio que te manda a hacer el médico, los tenés que llevar impresos cuando vas a ver al doctor, y todo para que te diga algo que ya sabías antes de hacerte los análisis: que tenés que bajar el colesterol. La gran diferencia: Es que ahora el que tenés que imprimir SOS VOS. Tu tinta, tu papel, tu plata.
De hecho, me encantan esas comunicaciones de los bancos y las tarjetas de crédito que te invitan a suscribirte al resumen de cuenta electrónico, es decir, que no te lo mandan más en un sobre y por correo terrestre, con la excusa de “ayudar a reducir el costo ambiental”. Y si vos les decís que si, dejan de mandarte el sobre con el resumen, pero el costo que te cobran…¡es el mismo! Ellos se están ahorrando el costo real, la estampilla y el papel, y vos lo seguís pagando como si estuvieran talando el Amazonas.
En lo que si se ahorró mucho papel es en las fotos. Porque ahora con los celulares podés tener fotos de tus hijos, tus amantes, tus partes íntimas, todo a disposición de un hacker que si las encuentra te hará recordar que era más segura la foto que había que mandar a revelar y que podías guardar en una caja de seguridad.
Ahora también ha surgido una gran novedad en cuanto al ahorro de papel: las monedas virtuales, las cryptomonedas y las estafas piramidales, en la que el ahorro de papel es total: no hay billetes, no hay contratos que imprimir o firmar… eso si: cuando empiezan los juicios por estafa, todo el papel ahorrado empieza a utilizarse para presentar las denuncias, las cartas documento y los millones de folios que un acto judicial requiere. Todo se transforma. Nada se pierde. O si. Se pierde.
Hay países en los que, efectivamente, no se usa más el efectivo. Y todo se hace a través del celular y plataformas o billeteras virtuales. Aquí dentro de poco, también es muy posible que no utilicemos más el efectivo, pero no por haber sido reemplazado por las plataformas virtuales, sino porque podrían dejarnos sin la chance siquiera de tener un billete.
Hay rubros en los que la tecnología si que ahorra papel. En Japón, todos lo sabemos, tienen inodoros que no requieren del uso de papel higiénico. (En realidad, ningún inodoro, per se, requiere del papel higiénico. Los que requerimos del papel, somos los seres humanos). Pero a mi me queda la duda: Dicen que te limpia, te lava, te seca, te pone el agüita a la temperatura correcta para tu pielcita del tujes, pero el costo del aparato, ¿a cuántos millones de rollos de papel higiénico equivale?
Paradójicamente, aquí, a precios de la semana pasada, para tener un inodoro inteligente tenés que tener una pila asiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii de billetes de mil… ¿cuántos? Calculale un bosque de arrayanes entero, a menos que consigas un descuento, en cuyo caso te ahorrás un bonsái de arrayán.
También nos prometió la computación que nos iba a ahorrar tiempo. Eso es porque cuando lo prometieron no tuvieron en cuenta “las actualizaciones de Windows”, que te toman de sorpresa, te secuestran la compu, y podés hacer un viaje relámpago a Japón a probar un inodoro inteligente y volver, que todavía va a estar la ruedita dando vueltas.
Y para ir terminando, ni hablar de las redes sociales. Que no estarían logrando unirnos para hacer un mundo mejor. Ni siquiera estarían logrando unirnos. Y el mundo mejor, esa te lo debo.
Porque finalmente mucha inteligencia artificial, muchas apps, muchos recursos, home-office, jueguitos, plataformas de series, películas, música, software, hardware, productividad, correo electrónico, Whatsapp, Tinder, páginas porno, portales de noticias, videítos de Tik Tok, insultos de Twitter, recetas de cocina de Instagram… y nada de eso evita que algunos seres humanos tomen sus decisiones a la antigua: algunos deciden consultando con la almohada, otros con su terapeuta y algunos otros a través de una médium y con su perro muerto.
Fuente: Télam
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