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Flashes con el prócer

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"Una de las últimas fotos que le tomé, diciembre de 2018. Brindamos en la limousine de Johnny Limo, rumbo a una fiesta en el hipódromo de San Isidro", recuerda Maxi Vernazza, autor de esta imagen.

«Una de las últimas fotos que le tomé, diciembre de 2018. Brindamos en la limousine de Johnny Limo, rumbo a una fiesta en el hipódromo de San Isidro», recuerda Maxi Vernazza, autor de esta imagen.

Quien toma una foto compone un cuadro donde vive una historia. En el caso de García, quienes aquí brindaron generosamente su obra, su testimonio, su recuerdo, nos llevan con voz e imagen a hilvanar parte de un laberinto bordado de sorpresas, como el músico en cuya vida caben mil vidas.

Los incontables rostros de Charly, su personalidad y su estampa quedaron retratadas desde relámpagos que eternizan el tiempo en una instancia, una luz, una expresión, un gesto, un encuentro.

Aquí, profesionales y amigos del maestro nos abren las puertas a un García único en cada caso.

Gabriel Rocca y los raros peinados nuevos

 
Esta la saqué en mi primer estudio, en el barrio de Congreso, para la revista Canta Rock de Pipo Lernoud. La idea era producir a los músicos de lo opuesto a lo que se suponía de cada uno, en este caso Charly García tomando la comunión. Es el Charly de principios de los años 80, en su total esplendor, aún no había agarrado los aerosoles de pintura y se dejaba producir con el vestuario, peinado y maquillaje.

  
En su casa de Palermo, previo a su viaje a NY, a grabar Clics Modernos. La revista PELO, en la cual yo trabajaba, me había pedido hacer la nota de tapa de ese mes, Charly se iba, y era una noticia fuerte. La producción fue muy simple; abrimos juntos su placard para ver qué ropa podía llegar a usar y elegimos entre los dos en qué lugares de la casa haríamos las tomas. Lo curioso de esta foto es que hoy muchos de los elementos que vemos ahí, ya son vintage, y las nuevas generaciones los desconocen… un teléfono a cable; una agenda con los números anotados; un equipo de audio con pasacassette y bandeja de vinilos.

   
Placa también de los ochenta, es un anticipo del futuro, en aquellos años nadie imaginaria la pandemia actual y vemos a Charly con una especie de barbijo improvisado. Esto era algo que sucedía con los músicos en esos tiempos, ayudaban a improvisar la foto, y era muy común fotografiarlos en sus casas, en su intimidad, Charly siempre tuvo ese sentido estético que iba más allá de su música y lo hacía siempre tan interesante al fotografiarlo”.

Andy Cherniavsky: un fogón de a dos y otros recuerdos

Esta foto es del año 1979 y con esta imagen quiero festejar el cumpleaños de Charly, porque refleja cómo era nuestra amistad en aquellos años… relajados, en casa, escuchando música, comiendo ensalada de fruta y dulce de leche, los dos vestidos igual, con los enteritos de la época.

Arranqué con Charly cuando empecé a sacar mis primeras fotos y ya son 40 años de laburo. Lo conocí desde muy chica apenas me convertí en fotógrafa. Y es un personaje un poco temerario por lo cambiante que es. No se queda quieto, y tenés que estar preparado con tres cámaras porque no sabes por dónde va a salir. Es una de las personas que más fotografié.

Mis fotos muestran las diferentes caras y diferentes épocas de Charly, por haberlo seguido durante toda su carrera. Homenajearlo es hermoso. En las fotografías está la historia de su vida, pero también de la mía y la del rock en Argentina. 

Para mí, Charly es como un libro de historia. Y me acompaña en mi memoria cada cosa que hice, donde estuve, a donde fui. Es como una playlist de la vida.

Charly, en los ojos de tres fotógrafas (Realización: Federico Ochoa y Natalia Calvieri)
Guido Adler: Camarines y monarcas

 
Me tocó ir a cubrir a Queen + Adam Lambert a GEBA. 25 de septiembre de 2015. Cuando estaba esperándolos para hacer el meet and greet, me encuentro con Charly en la puerta de los camarines, hacía frío y le dejé puesta la bufanda que yo llevaba porque estaba un poco desabrigado, charlamos un ratito y me fui para adentro. Llegó la banda, entró Lambert y Taylor también, pero Brian no aparecía, y me parecía extraño, entonces asumí que estaba sucediendo ese big bang de encuentro entre Charly y Brian. Salí corriendo y ahí estaban charlando ¡Brian May inclinado charlando con Charly García! Me quedé duro, con la cámara en mano mirando a Charly como diciéndole con la mirada que me habilitara a sacar esa foto, y ahí me miró y con una sonrisa lo miró a Brian de nuevo; le había pasado el mensaje. Esa es la foto, después Brian se puso a su lado y me pidió que les sacara otra.

 
Esta la tomé desde la bandeja de arriba del Gran Rex, en diciembre de 2019. Quería que se vieran los teclados, y me pareció buena idea mostrarlo desde arriba para lograr eso, una imagen que nunca tenemos de Charly, que siempre está arriba de todos nosotros. La foto tiene un tiempo de exposición largo, lo que me permitió hacer un zoom out y dejar ver el tiempo en la foto, la energía, y ese es el punto de unión con el concepto del concierto inspirado por Charly que era ¨la Torre de Tesla¨

 
Acá, desde muy cerca, se lo ve muy pulcro y enmarañado a la vez, los micrófonos rodeándole la cabeza, los auriculares atrapados con la vincha, todo caótico, pero en su perfecto lugar, y atrás, la antena, esa pobre antena que le transmite lo que decir.

 
En un estudio de grabación. Charly había ido a ensayar con Fito, una noche de no recuerdo que mes ni qué año, pero sí que fue hermosa y eterna.

Aquí él y yo, en una situación insólita y privilegiada. Tocaba Ringo Starr, y a Charly lo habían invitado a tocar unos temas con una banda que teloneaba el acto principal. Llegamos y nos dieron un camarín, del que todos se fueron rápidamente, me quedé solo con Charly y me preguntó si quería escuchar Random que aún era una maqueta, y obviamente le dije que sí. Me dio unos auriculares inalámbricos y me puse a escuchar, ahí mismo entró David Lebón al camarín y le dio unos auriculares a él. Mientras escuchábamos con un oído, el que quedaba libre era para escuchar a Charly que nos cantaba las voces que todavía no estaban grabadas. 

Hilda Lizarazu y aguas curativas para Los Enfermeros

 
Mayo de 1989; la foto fue tomada durante una gira en Costa Rica y nos fuimos con toda la banda, que en esa época era Los enfermeros, a unas aguas termales. La foto la tomó o el negro García López o Lucía Gómez: estábamos todos relajados en esas maravillosas aguas, así se nos ve ¡claramente!

 
Mi título elegido para esta foto que hicimos en el año 1986 es «Quiero ser, quiero ver, quiero entrar» (título de uno de los diez temas que integraron el disco lanzado en 1976 por la efímera superformación “PorSuiGieco y su Banda de Avestruces Domadas” que incluía a Nito Mestre, Raúl Porcheto, y León Gieco) La foto fu tomada apenas meses antes de que Charly sacara al ruedo Parte de la Religión: un de sus discos más transformadores de la escena argentina.

Maxi Vernazza: Demoliendo hoteles

Enero 2008. Charly había tenido que dejar el hotel donde se alojaba en Pinamar debido a algunos «inconvenientes» (hubo daños materiales en la habitación) y fue a parar a un hotel en Villa Gesell. En compensación por las dos habitaciones que le facilitaron, Charly dio un mini recital en el lobby, en el que tomé la foto de la mano pintada.

También en enero de 2008 y en Villa Gesell. En la playa quiso posar como un talibán, aunque más se parecía a Olmedo en el Manosanta. Pidió permiso en la recepción del hotel para llevar a la playa una colcha.

En Ostende, balneario Robinson Crusoe. Enero de 2006. Fue unos minutos después de «recrear» el famoso salto del hotel de Mendoza.

El salto desde la escalera, enero de 2006. Charly contó que cuando era chico en el campo de su tío le gustaba tirarse desde un molino de viento hacia un tanque australiano. Cuando esta vez se tiró en Ostende, Charly se golpeó un poco la espalda, de todos modos, se puso a nadar.

Fines de 2007, en su departamento de Santa Fe y Coronel Díaz. Se había puesto a jugar con un cúter y se cortó el brazo izquierdo. Entonces se puso a chupar su sangre frente a la cámara.

Fumando en la limousine de Johnny Limo, donde se trasladaba siempre que tenía una fiesta. Año 2015, rumbo al hotel Alvear.

En la casa de Charly, año 2000. Poco después del salto del hotel mendocino. Como era habitual, en su pared había muchas cartas pegadas, con anotaciones y dibujos, también una camiseta de River y, antes de irme, me dijo que le di la idea para el final del tema «Me tiré por vos».

 
Septiembre de 2012. Con brazalete en uno de los 9 shows que ofreció en el Luna Park. Un Charly más gordito, en recuperación.

 
También en diciembre de 2007, cocinando en su departamento de Coronel Díaz. En realidad, posó «haciendo» que cocinaba. Ese día se había pintado de verde.

El mismo día del salto de la escalera. Después de su hazaña, se dio un chapuzón con su costumbre de dar lo que llamaba un «pique francés»: corría hacia el mar, daba una vuelta carnero en el aire y se zambullía.

 

Año 1997, probablemente la primera que le tomé a Charly, en su departamento. Se movía sin parar y cada vez que se detenía, tenía que sacarle una foto, una especie de maratón fotográfica. Pegamos tan buena onda que a partir de esa nota, pedía que fuera siempre yo a retratarlo: «que venga el de rulos», decía.

 

Juntos, él y yo, de cuando le hice una de las últimas tandas de fotos, un muy lindo recuerdo personal. 

Parte de la religión

Hay fotos “caseras” que irradian el espíritu de un momento, de una comunidad, de una relación. Esas placas imprevistas también tienen un valor emotivo que quisimos sumar a partir de dos personas cercanas a García por muy distintos motivos.

María Rosa Yorio, su compañera en los años de Sui Grneris, la madre de su hijo Migue, y el gran Mario Breuer, el ingeniero de sonido que más y mejor rock grabó aquí en la historia del género. Desde sus cajones y recuerdos, estas dos caras de otros dos Charlys, tan distintos, tan idénticos a sí mismo en su multifacética naturaleza.

María Rosa Yorio: De Johnny Mitchell a la limusina

Para un show mío, pasé a buscarlo con una limo. Cuando escuchó los primeros acordes de la canción ‘For Free’ subió al escenario, corrió al tecladista de mi banda y cantó conmigo esa canción de Joni Mitchell que tanto amábamos. Al terminar el show no lo vi más, después me enteré de que se había ido con la limo a pasear.

Mario Breuer: «El futuro es tan brillante…»

Sesión de mezcla de Parte de la Religión en Electric Lady Studios, en Nueva York; el mismo y mítico estudio que fundó Jimmy Hendrix. Estábamos haciendo un disco increíble y lo sabíamos muy bien. Fernando Samalea, con gafas, atrás,  y a tono con la frase que repetíamos esos días y todavía recuerdo: “El futuro es tan brillante que vamos a tener que usar anteojos de sol, incluso de noche”.

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Fuente: Télam

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