La murga uruguaya Falta y Resto iniciará el jueves en Rosario una serie de siete presentaciones del espectáculo «Tintabrava y el bandón murguero» en Argentina, una propuesta que para su líder y letrista, Raúl Castro, sienta las bases de un nuevo género popular al que denomina «murgotán».
«Esto viene a ser un nuevo lanzamiento y un reiventarse como aporte a la murga y al tango que atrevidamente llamamos ‘murgotán'», anuncia Castro durante una entrevista telefónica con Télam.
«Son las letras más importantes de mi carrera, esta vez cantadas por mí, acompañadas por un cuarteto típico, una batería de murga y un coro de tres cantantes», cuenta el compositor y murguista sobre ese aporte sonoro.
Aunque las vertientes estéticas y territoriales del tango y la murga se tutean en el tiempo, en los sonidos y en los arrabales, lo que Castro y su grupo plantean en esta retrospectiva es un cruce musical que las fusione y dé nacimiento a una tercera expresión que su mentor gusta en denominar «murgotán» y que se expresa como una suerte de música de cámara.
Sobre ese nuevo andamiaje que comparte con Andrés Lazaroff en piano y arreglos orquestales y corales, Sebastián Rey en guitarra, Diego Rodríguez en contrabajo, Verónica Rumbo en bandoneón, Gastón Angiolini en bombo y coros, Bruno Bukoviner en platillos, Lucía Hazi en redoblante, Leandro Castro en coros y arreglos corales, Johanna Duarte en coros y voz solista y Orlando Mono Da Costa como comediante y en coros, en la puesta se reponen canciones emblema como «Brindis por Pierrot», «Cuando juega Uruguay» y «Las luces del estadio», entre más.
Para el creador, el encuentro de ambos géneros urbanos, populares y de fuerte tradición incluye una toma de posición política: «La murga es una comedia musical-política y el tango es una tragedia musical-política», asevera.
«Hay cosas que el tiempo mejora pero los dolores no resueltos los empeora y duelen cada vez más, y eso es lo que tiene que entender el 80 por ciento de la población: que la verdad es un tema humano y no político. Por eso incluyo historias no saldadas sobre derechos humanos»
Alter ego del protagonista de la puesta, Castro/Tintabrava, de 72 años, escribió para grandes músicos uruguayos como Jaime Roos, Jorge Lazaroff, Felipe Castro y Zurdo Bessio y en 1980 impulsó el nacimiento de Falta y Resto, una de las principales responsables de que la murga oriental atravesara fronteras e impregne con su estética otras músicas populares iberoamericanas.
Cargando con esos sellos y herencias, la agrupación se presentará el jueves 16 en Sala Lavardén de Rosario, a la noche siguientes estará en el Teatro Real de Córdoba y el domingo 19 llegará al Gran Plaza de Mendoza.
Para el lunes 20 la gira llegará al Anfiteatro de Río Cuarto, el jueves 23 al Teatro Metro de La Plata, el 24 al porteño Auditorio de Belgrano y el sábado 25 se despedirá en el Espacio Roberto De Vicenzo de la localidad bonaerense de Berazategui.
«En este espectáculo puedo cantar contando o contar cantando la historia de un murguista devenido en poeta al que durante la dictadura le prohibieron unas letras que aún sirven para emocionar y reír porque mantuvieron su brillantez», detalló Castro.
– ¿Conectar con ese pasado también permite visitar deudas pendientes de la democracia?
– Sin dudas. Hay cosas que el tiempo mejora pero los dolores no resueltos los empeora y duelen cada vez más, y eso es lo que tiene que entender el 80 por ciento de la población: que la verdad es un tema humano y no político. Por eso incluyo historias no saldadas sobre derechos humanos, como la de Elena Quinteros (maestra y militante anarquista detenida-desaparecida en 1976) o Mariana Zaffaroni (niña apropiada en la Argentina y llevada al Uruguay junto a sus padres desaparecidos). Pero también hay comedia, momentos donde la gente se va a reír mucho y vamos a hablar del último Mundial.
– ¿Cómo definirías el lazo entre la Falta y el público argentino?
– La Falta y la Argentina son un amor indestructible y eso hasta me provocó tener hijos con una argentina y poder vivir lo que yo llamo la década ganada de mi vida. Pero fue en la Argentina el lugar donde maduramos, pisamos los grandes escenarios y siempre fuimos algo realmente popular y nunca una moda. Con todo el amor que le tengo a mi patria, tengo que decir que al llegar y trascender del otro lado del Río de la Plata atravesamos una prueba en la universidad de los públicos.
«Nos entusiasmamos con la posibilidad de darle una vuelta de tuerca a la murga y que la letra tome otro sentido, y a eso vamos a desarrollarlo hasta donde dé»
– ¿Y en algún punto pesa haber sido responsable de importar la murga uruguaya hacia la Argentina?
– Me genera un orgullo muy grande pero tengo claro que soy un enanito parado en el hombro de un gigante. Me acuerdo de que en nuestra primera actuación en la vieja Trastienda entró Alfredo Zitarrosa y él le marcó a la gente que nos escuchara y esa fue la señal que mostró el camino. Yo vine a hacer mi parte en el guion de esta vida y la vida es como un diamante al que hay que lustrarle todos los días todas las caras.
– ¿Es esa la razón que te motiva a seguir creando?
– Yo diría más bien que es el sabor de la manzana, amamos lo que hacemos, no nos podemos divorciar y por eso vamo’ arriba. Siempre.
– T: Puede decirse que sos un optimista todoterreno…
– Hay una revolución cultural de comunicación entre nuestros pueblos que ya está sucediendo y provocó la explosión subterránea en toda Latinoamérica. Las pibas y los pibes están conspirando aunque ni ellos lo saben. Y sí, soy visceralmente optimista porque la vida lo es, porque la vida puede más. Por eso creo que vamos hacia buenos lugares pese a los futuros distópicos y esos buenos lugares nos van a demostrar que no fue en vano la lucha de nadie.
– ¿Hasta cuándo tienen idea de sostener «Tintabrava y el bandón murguero»?
– Durante todo el tiempo que sea necesario. De hecho, de regreso a Uruguay encararemos una gira larga por el interior del país porque nos entusiasmamos con la posibilidad de darle una vuelta de tuerca a la murga y que la letra tome otro sentido. Y a eso vamos a desarrollarlo hasta donde dé.
Fuente: Télam
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