El proyecto “Deus ex machina”, generado en Mar Azul, partido de Villa Gesell, por el director Ezequiel de Almeida sobre un texto de Santiago Gobernori, será el último estreno de 2023 del ciclo “El Teatro Nacional Cervantes produce en el país” y se conocerá este viernes en la Casa de la Cultura de la ciudad geselina, en Avenida 3 entre paseos 140 y 141.
Con coproducción del municipio local, se trata de una ficción en forma de “biodrama” a partir de la vida de Carlos Otto Nagel (Bubi) y su familia, cuya primera versión se estrenó en 2008 en el teatro Sarmiento de Buenos Aires. Los nuevos intérpretes serán el propio de Almeida, Mariana Mac Allister, Daniel Fernández Gómez, Pablo Nasti y Rocío Maldonado.
El deseo de su protagonista es terminar una máquina especial de tirafondos –un tornillo especial que asegura piezas de hierro en una madera-, pero poco antes de terminarla el hombre sufre un accidente cerebrovascular y queda hemipléjico, aunque su voluntad y los suyos es la de seguir con el asunto contra todo impedimento.
Según el director de Almeida, en Mar Azul y en Gesell hay “una comunidad teatral muy chica y cuesta generar espectadores nuevos”: “Como militante del teatro, la mejor manera de aportar lo mío era tratar de hacer un teatro de calidad y profundo pero que convoque, que interpele a la comunidad; un teatro que le guste a los que no les gusta el teatro, pero sobre todo tratar de hacer un teatro que contagie, que dé ganas de hacer teatro”.
“Lo primero que tenía claro era que quería hacer una obra que hable de mi comunidad y de mi pueblo -añadió de Almeida en diálogo con Télam-, eso me llevó a investigar sobre la historia de Mar Azul, lo poco que hay sobre ella en internet, sumándole algunos testimonios de vecinos y vecinas y algunas leyendas urbanas; más la historia de Villa Gesell y nuestro fundador”.
– ¿Cómo fuiste a dar con el biodrama de Gobernori?
– En medio de esa búsqueda aparece este texto que como estructura dramática me cerraba por todos lados y además tenía un montón de similitudes con los temas que quería tocar con respecto a Mar Azul. Es una obra desopilante y a la vez muy sensible, una maquinita llena de detalles que no da tiempo ni para pestañear.
– ¿El grupo tiene su historia o se formó para esta obra?
– El grupo se formó para esta obra pero varios ya nos conocíamos de trabajar juntos en otros proyectos e incluso algunos habían participado de un laboratorio teatral que di en plena pandemia en una casa prestada en Mar Azul. Hemos formado un grupo hermoso en el que pudimos conjugar profesionalismo y disfrute de una manera mágica. Por supuesto, ya estamos pensando nuevos proyectos, especialmente uno que también está vinculado a la historia de la localidad.
– ¿La obra se hubiera podido estrenar sin el apoyo del TNC?
– Se hubiera podido estrenar seguramente porque al arte no lo detiene nada, pero hubiera sido muy diferente, sin ninguna duda. Las condiciones laborales de los y las artistas independientes son muy precarias y es muy difícil que puedan desarrollarse en plenitud sin algún tipo de ayuda estatal. Tanto el gobierno nacional como el municipal están haciendo un muy buen trabajo al respecto, pero aún falta mucho. Hoy más que nunca, cuando vemos por la tele candidatos a presidente que proponen cerrar el Ministerio de Cultura, debemos profundizar la presencia del Estado en las diferentes áreas para garantizar el normal desarrollo humano de todas y todos.
– ¿Cómo es hacer teatro en Mar Azul, con una pequeña población estable a la que en verano se le suma un público de turistas?
– Justamente esa es la dualidad que nos atraviesa a los y las artistas de la zona, que para subsistir económicamente tendemos a generar espectáculos para el turismo, con pocos integrantes o directamente unipersonales, para que “las gorras” rindan más. La producción teatral local deviene en shows de clown, café-concert, stand up, magia, títeres y demás variedades, teniendo en cuenta que el grado de atención del turista es muy volátil y suele preferir espectáculos cortos, de impacto visual y mucho ritmo, a los que pueda destinar una atención parcial mientras hace otras cosas. Lo contrario al teatro que me gusta hacer a mí, que tiene más que ver con historias intimistas, sensibles y llenas de detalles. Por eso se me hace muy difícil convocar elencos grandes en proyectos a largo plazo.
– ¿Cuál es la formación de los intérpretes? ¿Existen maestros locales que formen a intérpretes y directores/as?
– Si bien tenemos un puñado de profes de actuación que dan clases particulares, carecemos de un centro de formación integral; la más cercana es la Escuela de Arte de Madariaga, donde han estudiado algunos. Yo particularmente soy egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático, que hoy es el departamento de Dramáticas de la UNA, pero la gran mayoría viene del teatro callejero.
– ¿Qué se siente que “Deus ex machina” cierre el ciclo “El Teatro Nacional Cervantes produce en el país” en una ciudad balnearia?
– Para nosotros es un orgullo tremendo y una oportunidad inédita para la región, que queremos aprovechar al máximo y esperamos estar a la altura de las circunstancias. No podemos dejar de mencionar la enorme importancia que tienen, para comunidades teatrales incipientes como la nuestra, estos programas de producción de carácter federal impulsados por el Ministerio de Cultura de la Nación a través del TNC. Creemos firmemente en la importancia de un Estado presente para potenciar el desarrollo artístico y cultural de un país. Particularmente en Mar Azul, al igual que en todas las ciudades turísticas, son especialmente importantes para no depender exclusivamente del público estacional y poder pensar espectáculos con más riesgo y experimentación.
“Deus ex machina” se presentará desde el 3 de noviembre hasta el 10 de diciembre, los viernes a las 21 y los domingos a las 20, con localidades gratuitas, disponibles en la boletería de la Casa de la Cultura de Villa Gesell.
Fuente: Télam
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