La tripulación del barco Arctic Sunrise, perteneciente a nuestra agrupación, rescató a una ballena jorobada que había quedado enroscada con equipamiento de pesca. Este salvataje ocurrido el 21 de octubre vuelve a poner en relieve la situación precaria que los mamíferos marinos enfrentan.
Cada año, 300.000 delfines y ballenas mueren al quedar atascados en residuos de la industria pesquera. Ésta es la principal causa de mortalidad de estos majestuosos animales. Le siguen los choques con embarcaciones y la contaminación plástica, hechos que sólo agravan la crisis.
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¿Cómo se realizó el rescate de la ballena jorobada?
La ballena jorobada estaba atrapada en una red perteneciente a la embarcación de pesca de cangrejos de la firma Dungeness, registrada en Oregon, Estados Unidos. La firma ha estado implicada en la muerte de otros ejemplares desde hace tiempo, al punto que ya tiene una demanda judicial hecha por el Centro de Diversidad Biológica.
Ante estos casos se suele dar aviso a las autoridades correspondientes para que actúen cuanto antes. Sin embargo, por la locación alejada en la que se encontraba y el peligro inminente que corría la vida del animal, el equipo del Arctic Sunrise decidió buscar una solución con rapidez. A la brevedad, Greenpeace International reportó el incidente a la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera.
Ignacio Soaje, Primer Oficial del Arctic Sunrise, contó: “Lo que hicimos fue una de esas ocasiones extrañas en que la intervención humana es para hacer el bien. La enorme cifra de cientos de miles de ballenas y delfines que mueren cada año debido a la industria pesquera es inaceptable. Mientras nosotros logramos salvar a una ballena, cerca de mil morirán atrapadas y ahogadas por sogas y redes el mismo día. No deberíamos aceptar que esto sea sólo un costo más del negocio.”
Soaje también añadió: “La totalidad de la vida en el planeta depende de océanos saludables, y las ballenas son seres fundamentales para mantener esos ecosistemas vitales. Este incidente debería servir como un recordatorio de la necesidad urgente de que haya acción internacional para proteger nuestros océanos y a las criaturas que los habitan”.
Al mismo tiempo, los santuarios oceánicos juegan un rol central para proteger la vida marina, incluyendo las ballenas, de caer en estas trampas mortales. La aplicación de zonas seguras implica restringir las actividades de pesca en donde nacen y se alimentan la fauna.
El reciente Tratado Mundial de los Océanos ofrece una oportunidad sin precedentes para crear santuarios en alta mar. Desde Greenpeace instamos a que los gobiernos de todo el mundo firmen cuanto antes este Tratado y se sumen a nombrar santuarios marinos. Sólo si actúan con premura se podrá lograr proteger el 30% de los mares para 2030.
Fuente: Greenpeace
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