Traemos novedades sobre cómo el plástico incide en la salud de las personas y no son alentadoras. Desde la Universidad de Viena una nueva investigación se centra en cómo las partículas plásticas más pequeñas que viajan desde el torrente sanguínea al cerebro pueden causar mayor inflamación y hasta enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o Parkinson.
Los científicos hicieron las pruebas en ratones, a quienes se les dio agua potable que contenía plástico. En apenas dos horas, estas partículas habían llegado al cerebro de los animales. Si bien uno de los investigadores, Lukas Kenner, remarcó que “se necesita más investigación para determinar la relación entre los plásticos y estos trastornos cerebrales”, los resultados activan una señal de alarma que debería oírse de una vez por todas.
El cuerpo humano es 90% agua y el resto ¿microplásticos?
Hace poco otro equipo científico confirmó que cada uno de nosotros come, bebe y respira entre 78.000 y 211.000 partículas de microplásticos al año. Es un hecho que se los detectó en sangre, órganos, placentas, leche materna y sistemas gastrointestinales.
Ahora, vuelve a comprobarse que estamos “continuamente expuestos a materiales poliméricos, como los textiles, los neumáticos de automóviles y los envases” que lleva a una contaminación generalizada con micro y nanoplásticos (MNP)”.
Además, en este estudio se hace otro aporte importante. Se habla de cómo las nanopartículas traspasan la barrera biológica que protege el cerebro de sustancias nocivas -la hematoencefálica (BBB)- en sólo dos horas de ingresar al cuerpo.
A su vez, se precisa que las consecuencias de la contaminación por microplásticos en el cerebro se dividen en dos grupos, según los autores del trabajo. Por un lado, las ya mencionadas enfermedades degenerativas potencialmente graves. Por el otro, no se descarta que genere efectos en la salud a corto plazo, como deterioro cognitivo, neurotoxicidad y niveles alterados de neurotransmisores, lo que puede contribuir a cambios de comportamiento.
A lo que hay que añadir que estos componentes nocivos también transgreden la barrera gastrointestinal, generando reacciones inflamatorias e inmunitarias en el intestino, y hasta la muerte celular.
Si bien todavía falta que la ciencia determine cómo afectan los microplásticos las diferentes partes del cuerpo, sabemos que muchas sustancias químicas que se encuentran en varios tipos de este material son carcinógenos y disruptores hormonales conocidos. Y esto no es un dato menor.
En conclusión, la salud de todos los seres (humanos, animales y vegetales) y del planeta ya está siendo afectada. Es evidente que los patrones actuales de producción, uso y eliminación de plásticos no son sostenibles.
¿Cuánta más evidencia debe tenerse para que empresas y gobiernos lo entiendan que y decidan cambiar el modelo que lo incentiva?
Fuente: Greenpeace
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