Pocos en el universo de las pantallas tienen la experiencia y los logros de Claudio Martínez, quien desde hace seis meses es el Director Ejecutivo de la Televisión Pública. A sus 58 años y con casi cuarenta en el periodismo, trabajó en todos los canales de aire porteños, además de fundar en 2002, su propia productora, El Oso Producciones.
Ganó 15 premios Martín Fierro, 14 Fund TV, 3 Tato y el Konex de Platino al Mejor Productor Periodístico de la década (2007/2017). Su extensa trayectoria incluye veinte años en la Televisión Pública, donde hoy encabeza la conmemoración de las siete décadas de la pantalla nacional.
En su despacho del edificio de Figueroa Alcorta y Tagle todo es vértigo ante la inminencia de la fecha. Cuatro enormes televisores sintonizan la programación de las emisoras públicas. Televisores que acompañan a Martínez desde la infancia.
“En términos televisivos no tuve la infancia de un chico común… -recuerda-. El día en que nací mi papá, que era camarógrafo, debutaba en uno de los noticieros más emblemáticos del Canal 11, ‘Reporter Esso’ . Vivíamos en el barrio, hice la primaria en una escuela que estaba a la vuelta de Canal 11, en Alberti y Garay. Al salir iba a ver a mi viejo y me metía en los estudios o me llevaba a alguna nota. Así desde muy chico conocí artistas, deportistas y políticos, gracias a mi viejo, Ángel ‘El Oso’ Martínez…”.
A horas de cumplirse los 70 años de la televisión argentina -la octava en el mundo, después de Estados Unidos, Cuba, Brasil, México, Alemania, Gran Bretaña y Francia-, Claudio Martínez responde a las preguntas de Télam.
-¿Cómo define la actualidad de la Televisión Pública?
-La televisión pública hoy está culminando su proceso de reconstrucción, que fue una condición necesaria después de las dos pandemias que sufrió el canal: la del macrismo y la del covid. La primera fue un proceso de destrucción humana, tecnológica y edilicia que tuvo consecuencias muy serias. Y a tres meses de iniciar la recuperación arreció el coronoavirus por lo que a partir de marzo del 2020 no hicimos la televisión que queríamos hacer, sino que hicimos la televisión que podíamos hacer y también la que debíamos hacer.
Eso significó que durante un año y medio estuviéramos muy enfocados en lo que tiene que ser un medio público: con 8 horas diarias de programas educativos; atendiendo las necesidades de las industrias culturales que estaban paradas por las restricciones sanitarias; programando cine y series nacionales para que al menos nuestros creadores y creadoras pudieran cobrar sus derechos de autor; programando música nacional; y armando programas casi de emergencia para que los artistas tuvieran su espacio.
Ahora, si bien la pandemia no terminó, estamos en otra instancia. La de salir adelante como el resto de la sociedad. El canal se ha puesto de pie. Está funcionando al 100% en términos, humanos y tecnológicos y asomándonos a la televisión que queremos.
-¿Cómo es esa televisión que anhela?
-Queremos volver a producir ficción y recuperar la impronta periodística. La televisión que queremos no se debe apartar de lo que es el objetivo principal de un canal público, que es ser generadores de ciudadanía. Este canal debe hablarle a ciudadanos, no a los consumidores, como lo hacen los medios privados, cuyo paradigma es reunir la mayor cantidad de audiencia para que los anunciantes aporten los recursos.
En la TV Pública no resignamos ni la masividad de nuestro mensaje ni la posibilidad de que ingresen recursos vía publicitaria, pero el objetivo principal es dialogar con la ciudadanía y construir ciudadanía. A ella no le hablamos solo a través de programas culturales o periodísticos. También lo hacemos con una ficción, un programa de entretenimiento, el humor, un musical. No se trata de hacer la “prensa” a un gobierno sino de incorporar las políticas públicas en ese diálogo.
La televisión pública es un faro cultural para la sociedad y no puede decir, “no hago más ficción porque la ficción vive en las plataformas”, lo cual es cierto la ficción vive en la plataformas, pero este es un canal con la obligación de construir un camino en la ficción. También debe ser abarcativo y entender qué es lo que pasa en todos los rincones del país y que el consumo a través de las plataformas todavía es algo muy de los sectores medio y medio alto.
Por ejemplo, en este momento estamos recorriendo el Museo de Ciencias Naturales (dice señalando la pantalla), una nota que tenemos que hacer. Seguramente el rating no será tan bueno como si pusiéramos un programa con gente que se insulta o una novela turca. Pero es más importante abrirle a los pibitos y pibitas del país la curiosidad por la ciencia.
-Recién decía que quiere poner más fuerza en lo periodístico…
-Este lunes 18 reestrenamos “Desiguales”, que con la conducción de Luli Trujillo y Pablo Caruso, va a emitirse de domingo a jueves a las 21. Estoy convencido de que necesitamos un dispositivo periodístico cotidiano para interpretar lo que pasa, más allá de las seis horas diarias de noticieros.
-¿Qué programa o tipo de programa que esté en otra emisora le gustaría tener en la Televisión Pública?
-Un formato que no tiene traducción al español, el late night show, en el camino que transita Jey Mammón. Es interesante ya que incorpora la cultura y la agenda diaria, sin ser un periodístico duro. El canal ya tiene magazines interesantes, programas de entretenimiento, noticieros con un tono sereno… En la Televisión Pública no necesitamos insultar ni gritar para convocar a la audiencia. Tampoco necesitamos hacer periodismo del periodistas. Hay mucha angustia en la sociedad por todo lo que vivimos durante la pandemia y no es necesario agregar más tensión.
-Hagamos un repaso de su vasta trayectoria. ¿Cuál considera su mayor logro como productor?
-Es difícil elegir uno… Reivindico fuertemente los programas periodísticos que hice con Zloto (Marcelo Zlotogwiazda), Ernesto Tenembaum y Adrián Paenza… Precisamente de la mano de Adrián descubrí otra vertiente, la de la ciencia, que se plasmó en 14 años consecutivos de “Científicos Industria Argentina”.
-¿Cuál fue el primer programa que lo marcó?
-No tengo dudas, “El show del Topo Gigio”, conducido por Juan Carlos Mareco, a fines de los 60. Yo era muy chiquito pero no me lo perdía.
-¿Y la primera vez que lloró ante la pantalla?
-Cuando el Topo Gigio se despidió. “¿Por qué se tiene que ir?”, preguntaba en mi casa… ¡No lo podía entender!
Fuente: Télam
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