Noviembre comienza con una efeméride especial: el Día Mundial de la Ecología. Por eso, te contamos de qué se trata esta disciplina científica que se nombra mucho pero se conoce poco.
Por supuesto, también aprovechamos para saludar a ecólogos y ecólogas, quienes trabajan observando e interpretando la biodiversidad. Ellos y ellas saben más que nadie cómo es la trama de la vida en nuestro planeta y cómo protegerla.
¿Qué es la ecología y qué estudia?
La ecología es una rama crucial de la biología que estudia las relaciones que hay entre los seres vivos y su entorno. Su trabajo es de gran importancia por todos estos motivos:
- Ayuda a entender cómo funcionan los ecosistemas y cómo las diferentes especies interactúan entre sí y con su hábitat. Este punto es muy importante para proteger la biodiversidad y los recursos naturales. ✔️
- Genera conocimiento para diseñar áreas protegidas y estrategias de conservación efectivas. ✔️
- Permite identificar cómo los cambios en el ambiente afectan a las especies y ecosistemas. Por ejemplo, cómo el calentamiento global está impactando en la temperatura de los océanos o cómo la destrucción de los bosques nativos afecta la vida silvestre. ✔️
- Proporciona información clave para manejar de forma sostenible los recursos naturales. ✔️
- Ayuda a prevenir y mitigar problemas ambientales como la extinción de especies, la degradación de ecosistemas y la pérdida de biodiversidad. ✔️
En resumen, la ecología genera conocimientos para comprender más en profundidad cómo funciona nuestro planeta. Esta información valiosa habilita a que se pueda conservar la naturaleza, manejar los recursos de forma sostenible y hacer frente a los desafíos ambientales que enfrentamos en nuestra era.
Desde Greenpeace repasamos 3 ejes en los que trabajamos fuertemente y que son centrales si queremos crear un futuro verde, sostenible y justo para todos los seres del planeta.
Océanos: protegerlos para conocerlos
Sabemos que los océanos son hogar de una enorme biodiversidad y son claves en la regulación del clima del planeta (absorben dióxido de carbono y radiación solar, etc).
Ahora bien, para lograr conservarlos y entender su ecología, primero hay que frenar su destrucción. Debemos comenzar, de forma urgente, a proteger los mares y océanos de todo el mundo.
Decimos NO a la perforación petrolera en el Mar Argentino.
Decimos NO al avance de la salmonicultura en los mares patagónicos de Chile.
Exigimos que detengan la pesca intensiva sin control.
Bosques: un hogar de la biodiversidad que desaparece
Es imposible hablar de ecología sin hablar de bosques. Es que es en los bosques nativos donde se concentra más de la mitad de la biodiversidad terrestre del planeta.
Esto parece importar poco porque la deforestación avanza sobre ellos sin piedad. La frontera agropecuaria, empujada por la codicia desmedida de los intereses comerciales, se lleva puestas miles de hectáreas de bosques por día.
Nada de esto es gratis. La deforestación se paga con más crisis climática, más desaparición de especies en peligro de extinción, más desalojos de comunidades campesinas e indígenas y más pérdida de recursos claves como alimentos, medicinas y maderas.
Exigimos Deforestación Cero y pedimos que la destrucción de los bosques sea considerada un delito penal.
Estamos en emergencia climática
Aunque las voces negacionistas digan lo contrario, el cambio climático es una realidad. ¿Cómo no verlo? Sus consecuencias están ante nuestros ojos: ecosistemas de todo el planeta alterados para siempre, modificación de las temperaturas y patrones de precipitación, migraciones de especies, etc.
Un ejemplo más son las miles y miles de especies que deben variar su distribución y sus ciclos vitales ante este clima cambiante y extremo. Lamentablemente, aquellas que no pueden adaptarse con tanta rapidez, corren un riesgo de extinción más alto.
Desde Greenpeace repetimos, una vez más, que es crucial tomar medidas urgentes que permitan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para poner un freno al aumento de la temperatura.
Es urgente invertir en energías limpias y renovables y empezar a abandonar los combustibles fósiles -cuya quema es lo que más contribuye al aumento de la temperatura global-.
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Fuente: Greenpeace
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