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Vicente López
miércoles 15 mayo, 2024

Cuando el teatro refleja el paso de la niñez a la adolescencia y al mundo adulto

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Foto Renata Marano
Foto: Renata Marano

En la obra “El bosque de mi casa”, escrita y protagonizada por Micaela Viviani y dirigida por Daniela Godoy y que tiene funciones los domingos a las 18 horas en el teatro El grito, Costa Rica 5459 de la ciudad de Buenos Aires, se aborda la etapa entre la niñez y la adolescencia de una nena que va descubriendo el mundo adulto.

Julieta está por cumplir 12 años y juega en el patio de su casa. Es una nena con una familia normal (padre, madre y hermanos) pero que no le prestan mucha atención. Entonces ella juega con Teresa, que también es su confidente, y a quien le cuenta sobre Santiago, el vecino que le gusta. Es el verano de los últimos días de 1998 y Julieta escribe un diario íntimo.

“La pandemia del 2020 me encontró viviendo nuevamente en la casa donde me crié, jugué y viví toda mi niñez junto a mi mamá.  Ese retorno fue un tobogán de sensaciones y en el contexto de un taller de dramaturgia comencé a escribir fragmentos que luego se hicieron obra. Estar en esa casa, en el patio, en los rincones de toda mi infancia hizo que se despliegue un imaginario y un vínculo muy directo con todos los años 90”, cuenta Viviani en entrevista con Télam.

“Las vivencias alrededor de la pileta, y el verano finalmente aparecieron fuertemente, así como también esos 11/12 años cuando crecer es una erupción de sentimientos, donde se identifica el dolor y el vínculo con los otros”, describe la actriz y dramaturga, que está acompañada por Sofía Anderman, quien interpreta la música en vivo y también canta.

Así, Viviani construye sólidamente una Julieta con toda la energía, vitalidad, dudas y fragilidad de una nena a la que se le va desplegando el mundo y las vivencias de la adolescencia, donde los cambios en el cuerpo, la mirada de los otros va cobrando cada vez más peso e importancia. Como en todo momento de cambios, hay situaciones que despiertan risa y alegría y otras, angustia.

Foto Renata Marano
Foto: Renata Marano

En un momento de la trama y durante un típico juego infantil, Julieta vive una situación con Santiago que no esperaba y para la que no estaba preparada. Aparece la angustia y dice “quiero que se muera lo que tengo adentro mío. Quiero que se muera», en un momento en el que aparece la fragilidad típica de la edad y que tanto Viviani como actriz y dramaturga y Godoy como directora logran mostrar a la perfección.

“Eso lo dice porque quiere que desaparezca ese desamor. Julieta, en ese patio donde juega, se enamora por primera vez y no es correspondida, además de que ese rechazo está enmarcado en un montón de acontecimientos que la llevan a ese momento donde descubre que quiere soltar eso que siente porque le duele”, cuenta Viviani.

Ambientarlo al filo de 1998 le sirve a Viviani para manifestar al abuso como un tema central de las infancias. “Yo nací alrededor de micro-abusos todo el tiempo. No había límites, al menos como se intentan establecer ahora, sobre el cuerpo y los derechos que hay en relación a una. Esos micromachismos, fueron y son el eje de sostener, permitir y dejar que sean posibles los abusos”.

Los niños fueron criados (y aún algunos siguen siendo) con determinadas pautas o acciones que no tienen en cuenta los derechos sobre el cuerpo, el respeto y las decisiones ajenas. Ahí transcurren los abusos. En la obra hay un contraste entre un chiste y una situación en la que estaba en juego algo que Julieta no quería (o al menos no de la manera en la que estaba sucediendo) y Santiago sí”, explica la actriz y autora.

Así, “El bosque de mi casa” es, entonces, no solo un reflejo de cómo una nena atraviesa el paso de la niñez a la adolescencia, sino que también es una advertencia sobre cómo viven las infancias las situaciones de abuso y de qué forma los adultos deben trabajar y protegerlas de esos momentos. 


Fuente: Télam

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