En medio del renovado furor mundial por Los Rolling Stones a partir del lanzamiento de «Hackney Diamonds», su primer trabajo con canciones originales en 18 años; y de Los Beatles por la edición de «Now and Then», una canción perdida de John Lennon, Andrew Loog Oldham, el productor y mánager que moldeó al grupo comandado por Mick Jagger y Keith Richards en sus años iniciáticos, luego de trabajar codo a codo con Brian Epstein, histórico representante de los Fabulosos Cuatro, pasea su leyenda por Buenos Aires.
«Básicamente vine por el aniversario 40 de Los Ratones Paranoicos en el Luna Park. Fue increíble y ahora estoy trabajando con ellos en un nuevo disco», reveló a Télam esta mítica figura, que pisa suelo local por tercera vez para reencontrarse con la banda con la que tomó contacto por primera vez en 1991, cuando produjo el recordado disco «Fieras lunáticas».
En la que fue su primera intervención en una serie de trabajos junto al grupo liderado por Juanse, Oldham también puso su voz en un pasaje del tema «Cowboy», y aunque en el reciente show en el reducto de Corrientes y Bouchard subió al escenario para saludar, eludió hacer su parte vocal en el momento que sonó esta canción.
«No canté porque estoy limpio. Estoy sin drogas en este momento y cuando no estoy en drogas es imposible cantar para mí. Así de simple», se sinceró en un extenso diálogo que mantuvo con esta agencia en el hotel ubicado en Barrio Norte en donde se hospedó.
Con esa misma honestidad, recordó su accidentada colaboración con Charly García en «Kill Gil», el disco «maldito» del gran astro del rock argentino, a quien reivindica como «un genio» y lo compara con Frank Sinatra, aunque también lo califica como «un demonio».
Pero la comparación entre Charly y «La Voz» no es azarosa, pues el nombre del icónico cantante es uno de los tantos que aparecen en la suculenta historia de Oldham, ya que si bien es mundialmente reconocido como el «descubridor» de Los Rolling Stones, por su determinante labor durante gran parte de los `60, también se destaca por haber sido publicista de Los Beatles en sus años iniciales, y por haber trabajado con Mary Quant, nada menos que la diseñadora que inventó la minifalda, entre otros.
Todos estos nombres e historias desfilaron en la entrevista que Andrew Loog Oldham ofreció a Télam, poco antes de regresar a Bogotá, en donde reside desde hace varios años, en una charla en la que se encargó de destruir varios mitos, por ejemplo, aquel que sostiene que fue el creador de la imagen de «chicos malos» de Los Stones, en contraposición a Los Beatles.
– Además de tus trabajos con Ratones Paranoicos, tu conexión con la Argentina se extiende a Charly García. ¿Qué recordás de tu experiencia con él?
– Probablemente, más que él. Era imposible para mí resistir la invitación porque Charly es increíble, es muy talentoso y quería trabajar con él, pero es fatal. Fui tentado por el demonio. Trabajamos en mi estudio de Nueva York, pero quería matarlo. Así de simple. Cuando terminamos el trabajo con el «demonio» en Nueva York, vinimos y él me dijo que solo daría las cintas si se cancelaba su contrato con Sony. Eso fue todo. Pero Charly es la única persona de las que trabajé que tiene los cinco sentidos en el arte. Él no necesita escuchar nada, sabe lo que necesita. Solo Frank Sinatra, de las personas que conocí, era igual a Charly en ese sentido. Lo conocí en un estudio con Keith Richards en 1965. Era una sesión de grabación, hizo tres canciones, dos veces cada una. Luego puso sus manos en el hombro del ingeniero y le dijo: «Ya sabés cuál hay que elegir». Otro artista diría: «¿Puedo oírla de nuevo? ¿Te gusta? ¿Vos qué opinás?». Él no, sabía lo que estaba haciendo. En eso se parecen Sinatra y Charly, en que no necesitan tu opinión, saben lo que hacen y qué es bueno.
– ¿Qué importancia le das en tu historia a tu trabajo junto a Brian Epstein?
– Fue un gran hombre. Dio su vida entera a Los Beatles y les dio vida a ellos. Estaba «enamorado» de ellos, estaba casado con ellos, porque era como un matrimonio. Sin Brian Epstein no estaríamos hablando nosotros ahora porque sin él no hubiera habido Beatles ni Rolling Stones, ni nada de esto hubiera pasado. Los Beatles eran más salvajes que Los Rolling Stones pero él tenía que hacer lo que hizo con su imagen porque si no se veían como hombres del negocio del espectáculo no podrían haber hecho shows en televisión, ni las marcas de amplificadores e instrumentos hubieran puesto dinero en ellos. Con sus trajes y su imagen, Los Beatles lograron todo eso.
– ¿Y por qué se te ocurrió que había que crear una imagen de Los Stones como contrapartida de Los Beatles?
– Eso no es verdad. ¿Cómo alguien puede imaginar que en el comienzo les dije que podían ser grandiosos si eran lo opuesto a Los Beatles? Eso hubiera sido un insulto. Es solo algo que está en el imaginario colectivo pero no es verdad.
– Algunos creen que la verdadera figura central de Los Stones era Brian Jones; otros, señalan a Ian Stewart, y otros, a la dupla compositiva Jagger-Richards. ¿Cuál es la realidad?
– Los hechos son hechos. Brian Jones y Ian Stewart empezaron Los Rolling Stones. Brian tenía problemas y a Ian no le importaba mucho, si tenía que manejar la camioneta, lo hacía. Es cierto que yo lo corrí a él, pero no le importó. En definitiva, estuvo en la banda antes que yo y por más tiempo. Está todo bien, todavía hablo con su esposa todos los días. Brian Jones era como un gato con nueve vidas y cuando las rompió todas, pensó que podía tener la vida número diez, pero ya no se pudo arreglar. Fue su gran error. Fue el primero del «club de los 27». Brian menospreciaba el éxito comercial pero de algún modo también lo quería. Quería el éxito a la manera de Los Beatles, el dinero y la fama, pero decía que quería quedarse haciendo blues; y cuando escribís canciones tenés que respetar al público porque cuando algo es falso, pueden olfatearlo. Jagger y Richards escribían las canciones necesarias para el éxito de la banda, no solo blues, y siempre buscaban ir para adelante. Al principio, yo vivía en el mismo departamento que Mick y Keith, entonces era fácil para mí incentivarlos.
– ¿Cómo se dio esa reunión en la que John Lennon y Paul McCartney le entregaron su canción «I Wanna Be Your Man» a Jagger y Richards para que obtengan su primer éxito?
– Los Rolling Stones estaban en la sala de ensayo tocando y tocando, pero no estaba funcionando. Les llevé la canción «If Gotta Make a Fool of Somebody» de James Ray, que es buena, pero alguien vino y me dijo que ya la había grabado Freddie and The Dreamers. Así que me fui del ensayo, doblé hacia la derecha y veo que bajan de un taxi, levemente borrachos, Lennon y McCartney, que venían de recibir su primer premio. Cuando me ven, me preguntan: «¿Qué anda mal?» y les conté que no tenía nada para grabar. Ellos siempre tenían algo porque su idea era tener canciones para dar a todos. Entonces fuimos a la sala, tocaron esa canción y cuando escuché la guitarra de Brian pensé: «Listo, está OK». Hace unos años tuve unas charlas en una universidad y cuando conté esta historia, un muchacho me preguntó que enseñanza me había dejado esa anécdota y contesté: «Lo que aprendí es que siempre hay que ir a la derecha, porque si ese día hubiese ido a la izquierda, no me habría encontrado con Los Beatles».
– ¿Hay alguna conexión entre tu experiencia con Mary Quant y tu trabajo en el rock?
– Sí, porque antes del rock and roll, el negocio era la moda. Los artistas de esa época no eran originales, imitaban los americanos; pero Mary Quant era original. La moda vino primero. Mary Quant cortaba y diseñaba, su marido se encargaba de las relaciones públicas y tenían un amigo abogado que se encargaba del dinero. Yo aprendí que esa era la combinación perfecta para cualquier empresa.
– ¿Preferís esta nueva época en donde hay muchas herramientas cuando trabajás en una producción o tenés una visión más romántica ligada a cuando todo era más artesanal?
– Yo creo que para hacer un gran disco solo hace falta una buena canción, no más que eso. Vos servís a la canción y la canción es siempre un maravilloso misterio. No importa qué clase de productor sos si tenés la canción correcta. ¿Cuál fue mi principal contribución a Los Rolling Stones? ¿Mi fe? ¿Mi entusiasmo? Ciertamente, pero especialmente mis conocimientos. Es la suerte de con quién estás en esa habitación, estar en el momento en que aparece la canción y saber cómo darle el sonido.
– Se habla de los `60 como una época artística dorada. ¿Es así? ¿No pueden ahora aparecer artistas de esa magnitud?
– Son tiempos diferentes, la vida cambió mucho. Antes había que buscar la música, descubrirla. Ahora, estoy en el supermercado y escucho en los parlantes «Paint It Black» o estoy comiendo en el restaurant y pasan a Frank Sinatra. Hay música por todos lados. ¡No quiero escuchar a Frank Sinatra en el comedor, quiero escuchar el ruido de los cubiertos!
Fuente: Télam
Déjanos tu Comentario!