20.9 C
Vicente López
miércoles 18 septiembre, 2024

Asesinaron a un policía y a un peón tras un tiroteo en una carbonera de Zárate

Novedades


Osvaldo Osmar Cantero muri tras un tiroteo con delincuentes
Osvaldo Osmar Cantero murió tras un tiroteo con delincuentes.

Un policía y un peón fueron asesinados el jueves por la noche tras un tiroteo con delincuentes que asaltaron una carbonera del partido bonaerense de Zárate, informaron fuentes judiciales y policiales.

El hecho se produjo alrededor de las 20 en una carbonería ubicada en el kilómetro 13 de la ruta provincial 193, en ese partido del norte de la provincia de Buenos Aires, adonde los agentes se dirigieron tras ser alertados por un vecino acerca de un robo en el lugar.

Un oficial del Grupo de Prevención Motorizada llamado Ezequiel Romello, resultó baleado en una pierna y fue llevado en una ambulancia a un centro de salud

Voceros judiciales y policiales informaron a Télam que, al llegar a la puerta del lugar, los policías fueron recibidos con disparos por los asaltantes, quienes mantenían reducida a una familia.

A raíz de ello se produjo un enfrentamiento armado en el cual un policía identificado como Osvaldo Osmar Cantero (25), oriundo de la localidad de Río Tala, al sur del partido de San Pedro, resultó herido de gravedad por al menos un impacto de bala en el abdomen.

Canteros fue trasladado de urgencia en un patrullero a un hospital cercano, donde finalmente falleció. En tanto, un peón identificado como Luciano Padrón, que trabajaba en la carbonera y vivía en la localidad de Lima, Zárate, también fue asesinado al recibir un disparo en la cabeza mientras forcejeaba con los ladrones, informaron fuentes judiciales y policiales.

Por otro lado, un oficial del Grupo de Prevención Motorizada llamado Ezequiel Romello, resultó baleado en una pierna y fue llevado en una ambulancia a un centro de salud.

Mientras que los ladrones huyeron del lugar a bordo de un vehículo por la ruta provincial 6, en dirección hacia la localidad de Ingeniero Maschwitz, añadieron las fuentes consultadas.

Interviene en la causa la fiscal Andrea Palacios, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7 del Departamento Judicial de Zárate-Campana, quien dispuso una serie de medidas tendientes a localizar a los homicidas.

«Fue un golpe comando y se hizo inteligencia»

El hijo del propietario de la carbonera aseguró que se trató de un «golpe comando» y que los delincuentes debieron realizar «cierta inteligencia» para poder cometerlo.

«Fue un golpe comando», expresó Ramiro, quien trabaja también en la carbonera, y aunque no estaba presente al momento del asalto, aseguró que para poder llegar hasta allí e ingresar los delincuentes debieron hacer «cierta inteligencia».

«Los vecinos dicen que es impresionante la balacera que hubo, no podían creer la magnitud de los disparos», añadió el hombre en declaraciones realizadas esta mañana a la prensa desde la puerta de la casa de su padre, al referirse al tiroteo ente la banda y la policía en el que, según testigos, se realizaron unos 50 disparos.

Ramiro contó que entre cuatro y cinco delincuentes ingresaron al lugar y se repartieron: unos redujeron en una de las casas a tres empleados y otros entraron a la casa del dueño del lugar, quien se hallaba con su hermana, su hija y una sobrina.

«Redujeron a todos, también a la gente que estaba en la casa de los empleados y matan a uno de los empleados en un forcejeo. A mí me notifican esto cerca de las 20 y me vengo derecho, pero ya había pasado todo, un tiroteo con la policía», relató.

Según contó Ramiro, una vez que mataron de un tiro en la cabeza al empleado Luciano Padrón, cuando aparentemente forcejó con ellos, los asaltantes se llevaron al resto de los trabajadores de la carbonera a la casa del dueño, donde redujeron a la familia.

«Les decían que los vendieron, que querían plata. Estaban mi papá, mi sobrina, mi tía y mi hermana, a quienes amenazaron y tiraron al piso (…) los ataron con cables y cordones y a mi hermana la subían y bajaban por la escalera pidiéndole más cosas», añadió Ramiro, quien agregó que sus familiares escucharon a los delincuentes decirse entre ellos que se habían «mandado una cagada» en referencia al crimen del empleado Padrón.

Consultado sobre si su familia había realizado alguna operación comercial diferente por la que tuviera más dinero que el habitual en la casa, el hombre dijo que él es quien se dedica a repartir el carbón en la zona y que la actividad fue «la normal de siempre».


Fuente: Télam

Déjanos tu Comentario!

Lo Último