El seleccionado argentino no pasó de un empate sin goles en su visita a Paraguay en el estadio Defensores del Chaco, pero su marcha en las Eliminatorias Sudamericanas al cabo de esta undécima fecha lo mantiene como firme escolta de Brasil, a la espera del juego del próximo domingo en el estadio Monumental ante Uruguay, que hoy igualó por el mismo marcador en Montevideo frente a Colombia.
La línea de cinco que plantó el cuestionado Eduardo Berizzo y la presión alta de los paraguayos fue un simulacro de complicación para el seleccionado argentino, porque no pasó de eso, ya que solamente dos disparos desde afuera del área del misionero de Wanda, Santiago Arzamendia, que supo estar en el radar de Lionel Scaloni, el primero de ellos bien desviado por Emiliano Martínez, fueron los que lo representaron.
Pero en cuanto Argentina logró salir de esa presión y empezó a manejar la pelota del medio hacia delante, las filtraciones entre los tres centrales locales, Robert Rojas, Gustavo Gómez y Omar Alderete, se hicieron evidentes y por allí se coló en tres ocasiones Joaquín Correa para disponer de inmejorables ocasiones para abrir el marcador.
Y todo eso sucedió en apenas los 10 minutos iniciales, cuando cada vez que tomaba la pelota Lionel Messi y metía pases filtrados para el reemplazante de su compañero en Inter, Lautaro Martínez, que no fue ni al banco por una fatiga muscular, la última línea paraguaya se convirtió en un tembladeral.
Pero está claro que el tucumano Correa no tiene los genes goleadores del bahiense Martínez, y por ello fue dilapidando una a una esas ocasiones que se le fueron presentando, o mejor dicho que le fue presentando Messi.
Sin embargo muy lejos estuvo Argentina de desesperarse, ni tampoco perdió los estribos ante algunas piernas fuertes de los futbolistas locales, sino que fue manejando los tiempos con criterio, mostrando su categoría individual y consecuentemente su superioridad colectiva, que si no se plasmó en la red fue pura y exclusivamente por la impericia del único Correa que hoy estuvo en cancha (él otro, Ángel, no fue ni al banco).
Y ello generó un dato estadístico que se rompió para el conjunto albiceleste, ya que hacía dos años, en su transcurso 15 partidos, que Argentina terminaba sin convertir tantos en un primer tiempo.
La ausencia de Martínez hizo que Scaloni realizara otra variante, ya que colocó en el lateral derecho al más ofensivo Nahuel Molina por Gonzalo Montiel, lo que derivó en un 4-3-3 bastante anárquico arriba, donde Correa no tenía una posición fija, Ángel Di María arrancó por derecha y en el complemento pasó a la izquierda, y el tercero, Messi, se sabe que no es esclavo de ningún lugar en la cancha.
La apuesta de Paraguay entonces, en lo que correspondía a su ataque, pasaba fundamentalmente por la inspirada velocidad del ex-Lanús, Miguel Almirón, hoy en el Newcastle inglés, y algunas pinceladas de Ángel Romero, sin club donde jugar desde que se marchó de San Lorenzo dos meses atrás.
Pero conforme fue transcurriendo el segundo período los paraguayos se animaron un poco más y hasta llegaron con chances en un par de oportunidades bien obturadas por el eficiente «Dibu» Martínez.
Y simultáneamente con ello Argentina también pareció regular energías, seguramente poniendo el foco en el cercano y exigente compromiso del próximo domingo en el estadio Monumental ante Uruguay (cuatro días después, el jueves, recibirá a Perú en el mismo escenario).
Ese cambio de intenciones de ambos lados, ya que para Paraguay el punto frente al campeón de América no era para nada despreciable, volvió a modificarse en el cuarto de hora final, al influjo de algunas modificaciones que practicó Scaloni como por ejemplo los ingresos de Alejandro Gómez, Guido Rodríguez, Nicolás González y Julián Álvarez (por Correa).
Esas tres incorporaciones al partido le dieron frescura ofensiva al equipo argentino, que fue nuevamente de cara a la victoria y estuvo cerca en un cabezazo de Guido Rodríguez y un disparo al ángulo izquierdo del «Papu» Gómez bien desviado por el exarquero de Huracán, Antony Silva.
Pero a los «ponchazos» Paraguay también intentó quedarse con todo y estuvo merodeando con relativas posibilidades de éxito el arco argentino, cuando el partido tenía ya un irremediable destino de cero para ambos.
De esta manera pasó una jornada más para Argentina, con un rendimiento que solamente estuvo a la altura de sus antecedentes inmediatos en algunos fugaces pasajes del primer tiempo, pero que le sirve para continuar su marcha hacia Qatar con muchas menos presiones que las Eliminatorias anteriores para Rusia 2018. Y además nadie recibió tarjetas amarillas (tiene 10 con una y a la próxima serán suspendidos).
Fuente: Télam
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