«A buen puerto vas por leña»
Cuentan que este refrán tiene su origen en los barcos que antiguamente hacían escala en los puertos, para proveerse de madera o leña… Otros lo remontan a la época de la conquista española del Alto Perú, donde encuentran esta crónica: “Declárase la navegación hasta llegar al Callao de Lima, que es el Puerto de la Ciudad de los Reyes, a la parte del sur, que ha por nombre Ferrol, puerto muy seguro más no tiene agua ni leña…”
¡Porque no todos los puertos tienen agua y leña!… ¡Debemos buscarlos en los que sí los tienen! Muchas veces olvidamos, les humanes, que es en vano acudir a solicitar ayuda a la persona equivocada, o instalarse en el lugar menos correspondido… ¡Y sí!… ¡Era en otro puerto, no en ése!…
“Yo te avisé: Cacho es la persona menos indicada para ir a pedirle plata prestada, ¿te lo dije o no te lo dije?”… ¡Y bueno! ¿Entonces por qué pensaste que a vos te la prestaría, si sabés que Cacho tiene cocodrilos en el bolsillo?”…
A mi abuela Isabel, dulce gallega, le encantaba coser; en sus últimos años, cuando estaba perdiendo la vista, le pedía a quien fuera que le enhebrara la aguja, “porque si pretendes que la enhebre yo, ja, a buen puerto vas por leña”… ¡Pero para coser se las arreglaba sola, y muy bien!…
Dicen los emprendeduristas que teniendo ideas, disposición y un claro sentido empresarial, las oportunidades están disponibles; vale decir: siempre va a haber un puerto donde encontrar leña… En otra época y contexto, pero girando sobre lo mismo, en la Biblia, “el libro de los libros”, se leía: “Hay peces, hay redes, faltan pescadores”… ¿El resto? ¡El resto es hacerse querer por Dios! “Porque a quien Dios quiere bien, el viento le junta la leña”…
En el buen puerto de Santa Cruz, el potro Horacio Guarany encontró la leña de un amor que ardió en llamas, y después, con el tiempo, lo de siempre…
«Puerto de Santa Cruz» (Horacio Guarany)
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Fuente: Télam
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